sábado, 30 de marzo de 2013

groucho y yo, similitudes

Del diario de Riforfo Rex

"Es una fatalidad que, supongo, le pasará a muchos además de a mí mismo: inevitablemente las mujeres que más me interesan son precisamente aquellas que nunca tendrían como amante a un tipejo como yo. Si una mujer se interesase por mí, sería un signo de debilidad insuperable que me impediría enamorarme de ella, no sé si llegar a amarla."

Aquiles y la tortuga II La lata

Recreación de la última escena de la película. (Me lo invento todo menos la situación, que está en la película)

Lata o arte



Está sentado en medio de los puestos del mercadillo. Junto a uno de artesanía del cuero y otro de pintura sobre telas. Está sentado en el suelo con las piernas cruzadas y ante él un cajón de frutas, como los que se encuentran en los contenedores de basura del mercado cercano, cubierto con un  paño blanco y sobre el paño una lata de refresco muy deteriorada por la herrumbre. Delante de la lata hay un papelito que se sostiene en pie por un doblez y que pone:
20€
La gente pasa por delante y lo mira extrañado. Algunos se burlan. El tipo no mira a nadie. Sentado detrás de su caja con la mirada perdida.  Una pareja se detiene y ella mira interesada. Medio en broma medio en serio suplica al muchacho que compren la lata.
 -¡Es una lata vieja!
-Pero tiene… algo, no sé.
-Yo te busco una lata vieja por ahí, allí mismo tenemos una papelera, seguro que hay.
-Pero no como esa, seguro que no.
Entonces el chico le habla al hombre sentado.
 -¿Veinte euros por una lata oxidada?
-No es una lata oxidada, es una obra de arte.
-No es una obra de arte, es una lata oxidada y bastante vieja a juzgar por el aspecto.
-No sea idiota. No vaya a pagar veinte euros por una lata vieja.
-No pensaba hacerlo.
-Si no es capaz de ver nada más que una lata vieja, será mejor que se gaste su dinero en otra cosa.
-¡Vamos a comprarla! –dice ella–, me gusta cada vez más, la quiero. Si no la compras tú, la compro yo.
-Yo no compro una lata oxidada a veinte euros. Si este hombre quiere que le regale veinte euros se los doy. No me importa darle veinte euros. Pero no pienso “comprar” una lata oxidada por veinte euros.
-No estoy pidiendo limosna. Vendo mi arte. Si no está comprando mi arte no quiero su dinero –replicó el hombre, en un tono molesto.
La chica y el muchacho se enzarzaron en una discusión en un tono discreto, apartándose un poco.  El chico se acerca sacando la cartera.
-Está bien, le doy cinco euros por la lata.
-No vale cinco euros, vale veinte euros. Lo dice bien claro en el cartel.
El joven se vuelve hacia la chica, su gesto es de impotencia-rabia. Ella insiste, él no acaba de decidirse.
Unas señoras pasan y se ponen a observar. Una de ellas, escandalizada, dice en voz alta “¿Veinte euros por una lata oxidada? ¡Ese hombre está loco!”. El chico mira a la chica con cara de “¿lo ves?”, pero ella insiste.
-Me niego, no pienso comprar una lata rumbrienta por veinte euros –Ella hace un mohín de enfado. Él tira de ella apartándola del lugar, ella se deshace de su mano en un gesto brusco. Las viejitas miran un rato y siguen de largo. Algunos curiosos que también se han parado en la distancia miran al vendedor y su lata y hablan entre sí.

Aquiles y la tortuga - Takeshi Kitano



En la película Aquiles y la tortuga, hay un grupo de jóvenes que buscan el arte. Es decir, intentan crear una obra de arte y lo hacen de muchísimas y alocadas maneras, pero nunca quedan satisfechos. En uno de esos intentos uno de ellos muere al estrellar un coche, con cubos de pintura dispuestos en el techo, contra un gran lienzo.  Tras eso abandonan.  Están, desalentados, sentados en el mostrador de un chiringuito donde el dependiente, un vejete con pinta de sabio, expresa su opinión acerca del arte.
-Ser famoso nada tiene que ver con el talento. Toda esta conversación acerca del arte… Ve a África y muéstrales una obra de arte y un plato de arroz. Escogerán el arroz y despreciarán el arte. El arte no es nada para un hambriento. Tú no eres diferente.
-Yo elegiría el arte
-No seas ingenuo. El arte no es más que una gran estafa.
Entonces, de regreso a casa, al pasar por un puente elevado, uno de ellos se lanza al vacío.
A pesar de que la película es, para mi gusto, una burla, ese acto me parece lo más admirable –más que la persistencia del personaje que hasta el final insiste en su intento de conseguir  crear una obra de arte–.
El suicida, ante esa  constatación de que el arte no es nada, una estafa, y la frustración de no haber alcanzado a crear una obra de arte con verdadero talento, decide que su vida no vale la pena, que seguir viviendo sí sería una estafa –todo este pensamiento, claro, es mío–  contra sí mismo cuyo principal propósito había sido ese. Seguir viviendo tras haberse convencido de la imposibilidad de llegar a ser un creador, un artista, hubiera sido una traición, una resignación a la vida solo por vida. Las personas civilizadas, la gente seria, dirían que el tipo es un idiota, que se ha matado por locura. Pero para mi gusto ese es el acto poético por excelencia y que demuestra definitivamente que ese tipo era un artista, un artista que, ante la imposibilidad de crear prefirió dar por terminada una vida carente de sentido o peor aún, antes de domesticarse, y llegar a pensar, sólo por seguir viviendo con un poco de coherencia, que en el fondo todo aquello en lo que creyó alguna vez, no fueron más que tonterías.

Aquiles y la tortuga - Takeshi Kitano en youtube



António Lobo Antunes

Porque, déjeme confesárselo, soy tierno, soy tierno incluso antes del sexto JB sin agua o del octavo drambuie, soy estupida y sumisamente tierno como un perro enfermo, uno de esos perros implorantes de órbitas demasiado humanas, que de cuando en cuando, en la calle, y sin motivo, nos cuelan el hocico entre los pies gimiendo torturadas pasiones de esclavo, que acabamos por sacudir a puntapiés y se apartan a sollozar interiormente sonetos de almanaque, llorando lágrimas de violetas  marchitas.

Porque, deixe-me confidenciar-lho, sou terno, sou terno mesmo antes do sexto JB sem água ou do oitavo drambuie,  sou estupidamente ou submissamente terno como un cão doente, um desses cães implorativos de órbitas demasiado humanas que de quando en quando, na rua, sem motivo, nos colan o focinho aos calcañares gemendo torturadas paixões de escravo, que acabamos por sacudir a pontapé e se afastan a soluçar decerto interiormente sonetos de almanaque, llorando lágrimas de violetas murchas.

de Os Cus de Judas

Texto leído.

jueves, 28 de marzo de 2013

Arno Schmidt

De Los hijos de Nobodaddy - Espejos Negros



Porque los hombres habitualmente no razonan obedeciendo a las leyes de la razón. Al contrario: su manera innata y general de ser razonables es la siguiente: ir de lo particular a lo general, sacar conclusiones erróneas de acontecimientos percibidos de forma fugaz y unilateral, y confundir constantemente las palabras con los conceptos, y los conceptos con las cosas.  En los acontecimientos más frecuentes y más importantes de la vida, la gran mayoría –digamos el 999 por 1000– basa sus juicios en las primeras impresiones sensoriales, en los prejuicios, pasiones, caprichos, fantasías, humores, combinaciones fortuitas de palabras y representaciones en sus cerebros, aparentes similitudes y sugestiones secretas procedentes de la toma de partido por ellos mismos, todo lo cual hace que a cada rato tomen por caballo el propio asno y por asno el caballo de otro hombre. De los mencionados 999 hay por lo menos 900 que para todo ello ni siquiera necesitan sus propios órganos, sino que, a causa de una inercia inconcebible, prefieren ver erróneamente a través de ojos ajenos, oír mal por medio de oídos ajenos,  ponerse en ridículo sirviéndose de la ignorancia ajena, en vez de, a falta de algo mejor,  hacer todo esto por sus propios medios.  Para no hablar de ese porcentaje  considerable de los 900 que se habituaron a hablar de mil cosas importantes en un tono importante sin tener siquiera noción de lo que dicen y sin preocuparles ni un segundo si lo que dicen tiene o no sentido.

martes, 26 de marzo de 2013

Un salto con gran ímpetu o caída hacia arriba

Un adicto.

Un adicto al LSD, un sábado por la tarde que se aburría porque sus amigos estaban de viaje y su novia tenía jornada familiar y no la vería hasta las nueve aproximadamente en que su familia acabaría peleándose porque el cuñado, que se habría emborrachado como siempre, le habría metido mano a la madre de su mujer, y esta, argumentando que ella lo iba provocando por vestir falditas tan cortas que ya tenía edad de vestir con más decencia, se empeñaría en defenderlo contra el padre que querría matarlo, y antes de que él efectivamente lo matara, lo sacarían de allí, y ella, la novia, aprovecharía para marcharse también antes de que él, el adicto, se pasara con las pastillas pero ya sería tarde, tomó más pastillas de las que solía.

sábado, 23 de marzo de 2013

Sion Sono - Noriko's Dinner Table



Es obvio que Sion Sono tiene algo contra la familia. Vamos a poner que, en particular contra la familia japonesa, en la que el padre es el pilar fundamental. Todo está orientado hacia el padre y es él el que marca el ritmo de la familia, así que las mujeres –en las familias de Guilty of Romance, Cold Fish, y Noriko’s dinner table, las familias están compuestas por un hombre, el padre, y una o varias mujeres– se ven constreñidas, limitadas, prácticamente suprimidas.  La representación simbólica de la familia es el momento de la comida, donde están todos alrededor de la mesa. Una comida animada donde todos hablan y bromean, se piden los platos o se instan a que coman es una familia feliz; cuando comen en silencio es que algo va mal. Si alguno de los hijos –la esposa nunca– se levanta de la mesa antes de recibir el permiso explícito del padre es que ya no es prácticamente una familia, no hay autoridad –Como ocurre en Cold Fish. El tema de esta película difiere de las otras dos en esto, es el padre el que sufre una transformación que lo lleva a adquirir la autoridad perdida.
Otro aspecto común de las películas de Sion Sono, centrándonos en estas tres, es que la mujer necesita salir de la casa para desarrollarse, para liberarse de las constricciones que el ámbito familiar le impone y esta liberación termina deshaciendo esa fantasía de la felicidad familiar. Cuando la mujer sale y evoluciona más allá de la influencia del padre, este sufre una terrible ofensa y trata de imponerse, de recuperar el estado inicial, pero todo resulta en tragedia porque la mujer ya ha tomado una determinación y ha aprendido a sostenerla.
La mujer sale a explorar sus capacidades en el mundo buscando una manera de aliviar esa insatisfacción que siente dentro de las constricciones que le impone la familia, y encuentra a un instructor –También en Cold Fish, el padre encuentra un instructor que le ayuda a convertirse en la autoridad, adquirir el carácter, la fuerza que le falta para mantener unida la familia.
Las enseñanzas del instructor son el verdadero meollo de las películas. Consisten prácticamente en derribar la hipocresía de las convenciones y los prejuicios sociales, por muy doloroso que esto sea, consisten, como se dice explícitamente en Noriko’s dinner, en hacer pasar al individuo por el desierto, vaciarlo de todas las rígidas estructuras mentales que lo limitan.
Sin embargo las tres películas son trágicas, los personajes luchan y sufren esa transformación, se “liberan”, pero esa liberación al final es muerte –en Noriko’s dinner es algo diferente, aunque también hay muerte y tragedia, pero igualmente hay algo enfermizo en los personajes, algo anómalo, que yo, personalmente, desde mi occidentalidad relaciono con la locura con el extravío mental. Los instructores, por ejemplo siempre tienen un pasado conflictivo relacionado con sus padres, es decir, aunque están liberados y perciben la falsedad de esas estructuras tradicionales de convivencia, sienten culpa y no están en absoluto satisfechos con su existencia, por lo que ansían la muerte. En Guilty y en Cold Fish, los personajes que alcanzan ese estado que llamo de liberación, mueren tras haberlo conseguido con duros sacrificios. Es decir, no se convierten en SuperHombre/Mujer y siguen viviendo y disfrutando de su nueva condición, sino que son castigados –literalmente, su muerte es violenta. Esto no ocurre en Noriko’s dinner, que me resulta un poco más desconcertante que las otras, aunque se corresponde con todo lo que expongo aquí.
En Noriko… se parte de una familia aparentemente feliz, de las de fotografías en grupo y animadas comidas. Pero una de las chicas siente insatisfacción, necesita –se repite varias veces– “ver nuevos lugares”, hacer cosas distintas, conocer otra gente. Entonces se fuga de casa. Más tarde es su hermana, que le sigue los pasos. A los padres se les desmorona toda la construcción idílica que tenían en la cabeza y la madre acaba suicidándose, entonces el padre comienza la búsqueda de las hijas para tratar de comprender lo que ha ocurrido. Encuentra a las hijas unidas a una organización que se dedica a ofrecer servicios de “familia”, -recuerda Familia de Fernando de León Aranoa- y trata de recuperarlas.

jueves, 21 de marzo de 2013

Faulkner/Faulkner

Había decidido poner gasolina y estaba aminorando la marcha al llegar al surtidor, cuando advertí a aquella muchacha, que parecía muy joven y de buen ver y que estaba de pie en una esquina como si esperase que se detuviera alguien que se ofreciera a llevarla. Tenía algo en los brazos. En principio no pude ver lo que era y hasta que se me acercó para hablarme no me di cuenta de que un hombre estaba con ella. Comencé a pensar que, si no lo había visto antes, era porque no estaba junto a ella. Y luego me di cuenta de que era de esa clase de individuos a los que no se les ve a primera vista, aunque estén solos en el fondo de una piscina de cemento vacía.

Este tipo de sutilidades es más propio de Faulkner. Una clase de individuos a los que no se les ve a primera vista ni aunque estén solos en el fondo de una piscina de cemento vacía.

Las de Onetti son siempre más descriptivas de estados de ánimo, pero Faulkner también clava con chincheta estas mariposas y uno sabe exactamente de qué clase de hombres estamos hablando.

¿Qué miran? ¡No me miren así! 


PD. Me duele no haber sido señalado por los dioses.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La indiferencia




Te las prometías muy felices al aterrizar en aquel paradisíaco planeta. Redescubriendo enterradas emociones que en tu planeta de origen, ya en decadencia, se habían casi olvidado.
Luego llegaron los momentos confusos, incompresibles, al percibir que algo raro ocurría allí.
Te rebelaste contra ellos, pero en tu mente estaba la constante pregunta: cómo y por qué pudo haber ocurrido esto.
Primero te culpaste a ti y los tuyos, algo tuvisteis que haber hecho mal para que esto acabara así. Después culpaste al destino, las cosas simplemente se dieron de esa manera. Y más tarde los culpaste a ellos, a su naturaleza malvada frente a la inocencia de los tuyos, a tu inocencia.
Muchas respuestas se barajaron en tu cabeza, en todas había un actor, una acción o una dejación, y tú, el hombre, eras siempre la víctima, el objetivo, omnipresente en tu importancia.
No estabas preparado para lo que encontraste en aquella playa.

domingo, 17 de marzo de 2013

Riforfo Rex asesinado

Todo comenzó porque una novia que no llegué a tener me había dejado sin la posibilidad. Me afectó mucho lo que derivó en que escribiera como un loco arrebatado.

Primero le escribí a ella, luego me escribí a mí mismo, luego escribí al público en general con la no muy consciente intención de que le hicieran llegar a ella mis mensajes. Luego volví a escribirme a mí. La conclusión que obtuve de todo ello es que absolutamente nadie me leía, ni yo mismo, que tiraba los papelitos en que me escribía a la basura una vez que los había cubierto de letritas por delante y por detrás.

Ella nunca me respondió a ningún mensaje y en cuanto a los post del blog, ni un solo comentario, lo cual es lógico porque el número de visitas era bajísimo y mis cuatro amigos ya están un poco hartos de mis tonterías. Así que decidí dejar de escribir. Y lo simbolicé en un post en blanco en el que solo podía leerse:

 SIN COMENTARIOS y la fecha.

Pues ese post tuvo un comentario. Así es la vida de absurda. Así es la literatura de absurda y por esa razón se fue a comer peces en su propio hábitat el amigo Martin. El tío se declaraba mi ferviente admirador y en su comentario alababa de una manera tan retorcida mi post en blanco –sin título– que obviamente pensé que me estaba mandando a tomar por culo.

El tío venía a decir que mi post en blanco era la mejor obra que había escrito y que podía quemar todo lo anterior. Visto desde un evidente cinismo, la crítica no resultaba muy halagadora para el resto de lo que podríamos llamar Mi Obra.

No perdí el humor y le contesté, medio en broma medio en serio,  con un resumen de las circunstancias que habían llevado a mi novia a abandonarme, pues lo cierto es que ella decía que no podía soportar que yo la quisiera tanto.

Pues mi ferviente admirador no se tomó tan a broma la historia como yo esperaba, e insistió en que mi deber, después de haber alcanzado, según él, el culmen de la Literatura Universal, era acabar con mi vida para no correr el riesgo de echarlo todo a perder. Exactamente lo que mi novia esperaba que hiciese para demostrarle mi amor en toda su medida.

Y, lo mismo que reaccionó ella, reaccionó mi ferviente admirador,  cuando claramente manifesté mi parecer acerca de lo excesivo de sus pretensiones: se comprometieron a matarme. Ella enviándome a unos amigos del gimnasio que por un polvo con ella harían lo que fuera –supongo que no le dio tiempo de cumplir su amenaza, lo siento por ellos–, y mi ferviente admirador, no disponiendo de un cuerpo tan apetecible quizá, comprometiéndose a realizarlo por sí mismo.

No me lo tomé en serio, a decir verdad, y tal vez cometí una imprudencia con el desconocido al sugerirle que, si planeaba asesinarme, que, por favor no fuera delante de la puerta de mi casa; no por los vecinos que apenas prestan atención a nada de lo que ocurre en la calle, sino por la falta de glamour del entorno. Mi propuesta incluía la inversión a fama futura de que alquilaría una habitación en el Hotel Madrid, uno de los hoteles con más solera de que disponemos actualmente en la ciudad –me gustaría cobrar esta publicidad en negro, si no les importa– para que pudiera cometer el magnicidio ante su puerta.

Al cada vez más ferviente pero menos admirador le pareció un exceso de megalomanía que yo me atribuyera el sujeto de un magnicidio, y su amenaza se volvió realmente insultante –mearse en mi retrato es realmente ofensivo.

Y así fue como llegué aquí. Todos los jueves me reunía con unos amigos a tomarnos unas copas, comer excesivamente y hablar de literatura, mujeres, política, y cualquier otro tema que no rozara lo sentimental, como solemos hacer los auténticos hombres.

Yo solía llegar el primero porque tengo la sumisa costumbre, herencia de una educación muy pobre y una timidez muy rica, de llegar puntual a las citas. Me tomaba una cerveza en lo que los amigos decidían que era conveniente comparecer y luego salíamos juntos en busca de algún local que ofreciera una carta interesante, lo cual cada vez costaba más debido a las modas.

Pues no acabábamos de salir por la puerta cuando se me acerca un tipo gordo con cara de zangolotino que me entregó un libro sin mediar palabra –El guardián entre el centeno, ¿cuál otro?– y luego me apuñaló con un enorme cuchillo de cocina en el cuello, lo que hizo que me desangrara casi en el momento.

El resto, supongo que lo contarían en los periódicos.
                                                               Lugar de los hechos.

viernes, 15 de marzo de 2013

Me amáis

1.-

Eh. Soy un auténtico hombre: salvaje y egoísta; duro y orgulloso. 
Mis mujeres son mías. Y ninguna me posee. 
Eh. Aquí estoy. El auténtico hombre, una buena tunda no te hará daño. 
No creas que soy un cabrón cualquiera. 
He leído a Rilke y a Shopenhauer, a Baudelaire y Kierkeegard. 
Pero tengo una polla dura como el granito. 
Y follo como Dios. 
No. Mejor que Dios que no ha follado nunca porque no tiene con quién. 
Aquí estoy. El auténtico hombre que esperan todas. 
Protector y tierno una mierda. Yo he venido a follarte. 
A verter sobre tu cuerpo el ron y a beberlo a lametazos. 
El AUTÉNTICO HOMBRE está aquí y tengo carne para todas. 
Os recitaré mis poemas a gritos y luego os daré por culo. 
No me pidan más porque esto es todo.
Mi poesía y mi polla. 
Beberé hasta matarme y comeré pastillitas azules hasta que me estalle. 
Estoy aquí para vivir y para follar y para recitar poesía. 
Y luego voy a morir como un cabrón.
No me importa el dinero. No me importa la vida,
 solo me importa someteros, follaros y largaros mientras recito mis poemas.

¿Me amáis? ¡A la mierda! 

2.- 

  "Salvaje y egoísta; duro y orgulloso". 

Así dijiste una vez que tenían que ser los hombres. 
No me explico cómo viniste a dar conmigo. 
Y no hace falta que me expliques 
cómo te perdí. 

3.-
"Iacub, columnista de Libération, demuestra en los fragmentos publicados por el Nouvel Obs su talento literario. “Eras viejo, eras gordo, era pequeño y feo. Eras machista, vulgar insensible y mezquino. Eras egoísta, brutal y no tenías ninguna cultura. Y yo estaba loca por ti”, escribe Iacub."
 

jueves, 14 de marzo de 2013

Faulkner/Oneti

Otra de esas citas de Faulkner (Luz de Agosto) en las que me recuerda a Oneti.

"Ahora parece meditar sobre la infalibilidad perfecta, infinita, de sus imprevisibles fracasos. Como si el mismo hecho de ser una víctima tan constante de ellos lo elevase, en cierto modo, por encima de las mezquindades, de las esperanzas y de los deseos humanos que esos fracasos ahogan y anulan. "

Declaración de Düring

Me reservo expresamente el derecho de emprender cualquier acción contra el Estado:  esto es absolutamente necesario para mi dignidad como ser humano. En efecto, el Estado puede imponerme por la fuerza todo lo que se le pase por la cabeza a cualquiera de sus irresponsables representantes; yo, en cambio, no tengo poder para obligar al Estado a que de pruebas de sentido común o a que sea justo o a que cumpla sus deberes. De manera que permanentemente debo hacer frente a la arbitrariedad del Estado, sin perjuicio de ejercer el derecho de abandonar su territorio con todos mis bienes si se presentara el caso.


Momentos de la vida de un fauno. Arno Schmidt

miércoles, 13 de marzo de 2013

Intercambio de parejas frente al mar (1978)

1978. Yo tenía quince años. Estaba con mi hermana en el cine, probablemente en una sesión infantil, mi hermana tiene ocho años menos que yo. Comienza la proyección y ponen los trailer de los próximos estrenos. De pronto largan en toda la pantalla a una pareja follando.

Esa fue la primera escena de sexo "seria" que vi en mi vida. Naturalmente habría visto innumerables películas del destape, tetas y culos y simulación del acto sexual convenientemente oculto bajo una sábana. Esta fue la primera vez que tuve la sensación de estar asistiendo al hecho real tal y como se practicaba. Y desde luego me impactó. Nunca olvidé el título de la película ni la escena en concreto con la mujer tumbada de espaldas en la cama, el hombre encima y la pierna izquierda de ella doblada en ángulo recto. La película nunca la vi.

Nada, que ayer la pillé en youtube.



Se trata de una película con pretensiones de vanguardia, para la época. Actores que simulan, o no, no ser profesionales. Filmación con apariencia de documental para darle aspecto muy real. Diálogos en directo. Escenas de sexo filmadas con gran realismo, aunque sin llegar al detalle ginecológico del porno. Tratando un tema presuntamente serio como es el de la liberación de las represiones sexuales en la pareja y fuera de ella. (En realidad todavía no la he visto).

Esto, obviamente, es lo que se describe pomposamente como : un ejercicio de nostalgia. -A mí la palabra "ejercicio" me parece excesiva, pero respetemos la frase hecha.

domingo, 10 de marzo de 2013

El traje nuevo.

-¡Estás desnudo!
-¿Verdad? Yo también tengo esa impresión. Pero fueron tan convincentes cuando me lo vendieron.

viernes, 8 de marzo de 2013

Los borrachos del parque, cuando se pelean, se amenazan con tretrabriks rotos de vino.

miércoles, 6 de marzo de 2013

El Idiota, de Riforstoievsky

Hola, soy el Idiota
¿El famoso Idiota?
Bueno, no sé, pongamos que soy UN Idiota.
¡Oh, vaya!
Siento desilusionarle.
No es nada.
¿A cual Idiota se refiere usted?
No sé, todos hablan del Idiota. Pensé que sería usted, que sólo habría uno.
No sé cuántos hay. Sólo sé que soy, seguro, uno de ellos. Hay quien dice que somos multitud. No lo sé. Los idiotas no nos reconocemos entre nosotros. De hecho la mayoría no se reconoce ni a sí mismo.
¿Seré yo un Idiota?
¿Quién sabe?
¿Cómo se sabe?
Es una buena pregunta.
¿Como sabe usted que es UN Idiota?
Es usted una fuente inagotable de buenas preguntas.
¿No será usted un fraude?
¿Y que no sea un Idiota?
Eso.
No. Vamos no lo creo. Sería verdaderamente un... problema. Toda la vida... Cambiar a estas alturas... Verdaderamente un problema.
Cuando llegó dijo que era "el Idiota".
Sí, claro, me envió la Agencia.
¿Qué agencia?
Usted llamó pidiendo un Idiota, ¿no es cierto?
¿Hay una Agencia de Distribución de Idiotas?
¿No llamó usted?
No.
Me debo haber equivocado de dirección.
Eso, en alguna medida, confirma su atenticidad.
Es cierto. Pero de nada me sirve si no llego a mi destino.
Usted no sabe cómo se hizo idiota. No sabe si yo soy idiota. Solo sabe que es idiota. ¿Voy bien?
Por el momento, sí.
Estoy pensando...
Eso confirma, en alguna medida, que no es usted idiota.
No me interrumpa...pensando que usted no es idiota. O que más bien todos somos idiotas. Hay tanta indefinición al respecto.
Si sigue por ahí me quedaré sin trabajo.
Trabaje en otra cosa.
No sé hacer nada. Solo ser como soy, que hasta ahora pensaba que era ser Idiota.
Me parece que es usted como todo el mundo.  Yo podría ser un perfecto Idiota.
Lo dudo. Piensa usted demasiado.
Bueno. Otra Clase de Idiota.
Cuántas clases de Idiotas hay.
Hasta ahora hemos descubierto dos. Pero si seguimos profundizando encontraremos millones. Miles de millones diría. Exactamente cinco mil y pico millones.
Uf. Por eso hay tanto paro. No habrá trabajo para tantos. Es usted un peligro para la profesión.
Lo siento. Yo solo expongo la idea. No preveo sus consecuencias.
Es lo que tienen las ideas. Son como las armas. Nadie puede preveer para qué van a ser utilizadas.
Pero las armas tienen un fin concreto. Las ideas son más genéricas. No podemos dejar de pensar solo porque algunas ideas causen perjuicios.
Hombre, me haría usted un favor no divulgándolas demasiado.
No irá a amenazarme ahora.
Nada más lejos de mi intención... Miento. Por un momento he pensado en asesinarle.
Tenga cuidado. No se ponga a pensar y se suicide usted profesionalmente.
Me está usted enredando.
¿Y en qué consiste su trabajo?
Ya le he dicho. En ser simplemente Idiota.
Sí, pero, ¿qué hace usted?
Bueno. Nada. Llego. Me comporto como soy. Se ríen de mí. Me pagan y me voy.
Vaya. La verdad es que es un trabajo descansado. ¿Está bien pagado?
Sobrevivo. Me da para pagar el alquiler y la comida. Poco más.
Yo estoy sin trabajo. Tal vez me convendría proponerme a esa Agencia.
Son muy exigentes. No le aceptarían. Y menos si va usted exponiendo sus ideas a cualquiera.
¿A usted no le han parecido una idiotez mis ideas?
Un poco sí.
Pues eso.
Bueno. Será mejor que continúe buscando. No está la cosa para entretenerse.
¿No me daría la dirección de la Agencia?
Claro. ¿Por qué no?
Nos veremos, supongo, si me contratan.
No crea. Yo no conozco a ninguno de mis colegas. La Agencia es muy estricta en eso.
Pues adiós.
Adiós.

Fragmentos

Del diario de Riforfo Rex

"... Mis escritos son fragmentos, como los fragmentos de vasijas o huesos que se encuentran en las excavaciones arqueológicas. No escribo creando, sino recuperando restos arqueológicos que dan testimonio de una desconocida civilización que hubo en mí. ..."

martes, 5 de marzo de 2013

Manoel de Barros

DESEJAR SER
7.
Sei que fazer o inconexo aclara as loucuras. Sou formado em desencontros.
A sensatez me absurda.
Os delírios verbais me terapeutam.
Posso dar alegria ao esgoto (palavra aceita tudo).
(E sei de Baudelaire que passou muitos meses tenso porque não encontrava um título para os seus poemas.
 Um título que harmonizasse os seus conflitos. Até que apareceu Flores do mal. A beleza e a dor.
Essa antítese o acalmou.)
As antíteses congraçam.

Manoel de Barros, poeta brasileño. Aquí unos poemas suyos.

viernes, 1 de marzo de 2013

El loco

"Él no estaba más loco que las otras personas del mundo, pero las otras personas del mundo insistían en que él estaba loco." Adriana Falcão

Ele não era mais doido do que as outras pessoas do mundo, mas as outras pessoas do mundo insistiam em dizer que ele era doido.
http://www.releituras.com/adrifalcao_doido.asp