sábado, 30 de marzo de 2013

Aquiles y la tortuga - Takeshi Kitano



En la película Aquiles y la tortuga, hay un grupo de jóvenes que buscan el arte. Es decir, intentan crear una obra de arte y lo hacen de muchísimas y alocadas maneras, pero nunca quedan satisfechos. En uno de esos intentos uno de ellos muere al estrellar un coche, con cubos de pintura dispuestos en el techo, contra un gran lienzo.  Tras eso abandonan.  Están, desalentados, sentados en el mostrador de un chiringuito donde el dependiente, un vejete con pinta de sabio, expresa su opinión acerca del arte.
-Ser famoso nada tiene que ver con el talento. Toda esta conversación acerca del arte… Ve a África y muéstrales una obra de arte y un plato de arroz. Escogerán el arroz y despreciarán el arte. El arte no es nada para un hambriento. Tú no eres diferente.
-Yo elegiría el arte
-No seas ingenuo. El arte no es más que una gran estafa.
Entonces, de regreso a casa, al pasar por un puente elevado, uno de ellos se lanza al vacío.
A pesar de que la película es, para mi gusto, una burla, ese acto me parece lo más admirable –más que la persistencia del personaje que hasta el final insiste en su intento de conseguir  crear una obra de arte–.
El suicida, ante esa  constatación de que el arte no es nada, una estafa, y la frustración de no haber alcanzado a crear una obra de arte con verdadero talento, decide que su vida no vale la pena, que seguir viviendo sí sería una estafa –todo este pensamiento, claro, es mío–  contra sí mismo cuyo principal propósito había sido ese. Seguir viviendo tras haberse convencido de la imposibilidad de llegar a ser un creador, un artista, hubiera sido una traición, una resignación a la vida solo por vida. Las personas civilizadas, la gente seria, dirían que el tipo es un idiota, que se ha matado por locura. Pero para mi gusto ese es el acto poético por excelencia y que demuestra definitivamente que ese tipo era un artista, un artista que, ante la imposibilidad de crear prefirió dar por terminada una vida carente de sentido o peor aún, antes de domesticarse, y llegar a pensar, sólo por seguir viviendo con un poco de coherencia, que en el fondo todo aquello en lo que creyó alguna vez, no fueron más que tonterías.

Aquiles y la tortuga - Takeshi Kitano en youtube



2 comentarios:

  1. Esa mitificación del artista maldito que pone el arte delante de cualquier otra cosa o consideración no me gusta, la encuentro una pose.

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  2. Yo también he visto una película de Takeshi Kitano esta semana; la última: Outrage. También va sobre el arte.

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