viernes, 22 de noviembre de 2019

El final de la libreta

Las hojas finales se rellenan con desgana, con conciencia plena de la poca importancia que tiene todo aquí, al borde del precipicio del final de la libreta hacia el que nos lleva cada palabra que escribimos, con independencia, indiferencia, de que sea vulgar o sublime, procaz o recatada, poética o matemática.
Detenerse es inútil, no hay conciencia en el papel sino cuando hay escritura y por lo tanto no hay consuelo en la interrupción de la escritura, el final sigue ahí, aguardando.
Ya no hay tiempo. Puedes esperar todo lo que quieras para completar la última página y media pero no puedes eludir que con cada línea, por lenta y apretada que la escribas, por profundo o leve lo que escribas, da igual, el paso es el mismo, el final no se retrasa.
Aquí no importa el tiempo, aquí solo importa el espacio como única dimensión, la distancia que nos aleja del (nos acerca al) final, la imposibilidad de detenerse, engaño fingido, el vértigo de padecer que cada trazo es fatal y no importa nada más. Fría naturaleza sin conciencia y por lo tanto sin piedad, sin rencor, sin impaciencia; con la voraz, insaciable, indiferencia con que lo devora todo, anulándonos, anulando nuestro esfuerzo creador o destructor, anulando nuestra emoción, nuestra esperanza de que todo lo escrito sirva para algo, para alguien.
Los nervios de la proximidad alargan el trazo, separan las líneas, parecemos ansiosos por acabar ya; ¡ya qué importa!,  a qué viene esmerarse, encontrar la palabra adecuada, la expresión idónea, nada sirve.
Mejor olvidar, escribir como si fuera para siempre y que, en lo más feliz del relato, en lo más triste o en lo más nada, al cruzar la acera y alzar la mano para saludar, se acabe todo y a otra cosa, otra libreta tal vez, donde, con la misma indiferencia, todo renace y todo está por venir.
Pero aún no. Aún nada sabemos, nada podemos saber, nada hay que saber más que: que esta es la última página.
El Horror, no hay ya engaño posible, ¡no puede ser, me queda tanto por querer decir! No hay espacio suficiente, aún es demasiado pronto. Ya está aquí. Titubeamos, se nos seca la tinta en la pluma, inútil, todo es inútil, qué mas da. Yo que tanto quería y toda esta nada. No hemos escrito nada y ya está aquí el final de la libreta. Hemos jugado todo el tiempo y ahora, ahora al final, ...tampoco; no, tampoco tenemos gran cosa que decir.
No padezcamos más. Dejémoslo aquí. Todo es inútil. Todo fue inútil. Escribirlo ahora también.
Simplemente

FIN