martes, 31 de diciembre de 2013

Exagerando... o no

"Una persona, aun cuando sea subjetivamente sincera, con frecuencia puede ser inconscientemente llevada por un motivo diferente del que ella misma se atribuye; puede emplear un concepto que, desde el punto de vista lógico, implica cierto significado, mientra que para ella, inconscientemente, quiere decir algo completamente distinto de ese significado "oficial".  Sabemos, además, que puede intentar armonizar ciertas contradicciones existentes en sus propios pensamientos por medio de una construcción ideológica, o bien encubrir una idea reprimida por medio de una racionalización que exprese lo contrario. La comprensión de la manera de obrar de los elementos inconscientes nos ha enseñado a ser escépticos respecto de las palabras y a no tomarlas en su valor aparente". (Erich Fromm, en El miedo a la libertad)


Mi interpretación de este párrafo, exagerando un poco, vendría a a ser: 

Cualquier cosa que te diga podría ser interpretada de cualquier manera que te viniera en gana.

Lo cual, me temo, se carga todos los fundamentos de la comunicación. (necesita citar referencias)

(Ah, por cierto, que se acaba dos mil trece... Podía haber sido mejor. Pero dejando aparte el tema de las mujeres, no ha estado mal. Saludos a todos los días idos. Esperanza para todos los días por venir)

lunes, 30 de diciembre de 2013

Contra toda lógica

Dedicado a Antonio que sé que le gustaría haber estado
Domingo Rivero



Contra toda lógica un grupo de personas se ha reunido en la calle
Homenaje a Domingo Rivero, y a Manolo Padorno, Manuel González Sosa y otros a los que se les debe la recuperación de su memoria
Contra toda lógica no llevaban bolsas de la compra en la mano ni cuentas de debe y haber en la cabeza
Sino libros y versos
Contra toda lógica no eran “cuanto” ni “dame” las palabras más repetidas ¡Y eso que estamos en Navidad!
Contra toda lógica recordaban a gentes que no habían salido en televisión
Contra toda lógica era lunes. Pasearon y hablaron de versos y métrica, recitaron y recordaron a aquellos muertos que decía
Contra toda lógica yo estuve allí aunque no salí en la foto para atestiguarlo
Parque San Telmo
Entra, sin embargo, en el ámbito de lo comprensible, de lo tópico si se quiere, que, siendo poetas, después del acto se fueran a beber

Contra toda lógica yo no compartí esta celebración que cerraba el acto, y ahora, solo, bebo en otro bar mientras me recupero del asombro  de que en el mundo  aun queden restos de locura contra toda lógica.
Plaza, obviamente, de Las Ranas




jueves, 26 de diciembre de 2013

Lo mejor de ti

Lo mejor de Sony. Lo mejor de ti. Dice un anuncio de teléfonos móviles. Lo mejor de ti es tu teléfono. Tú no eres más que un complemento de tu teléfono. La parte más prescindible. Apenas un dedo para pulsar botones. Quizá eso apunte a la próxima mutación del ser humano. Un ser [hu]Mano, el único apéndice necesario para sostener un móvil. ¿Cerebro?, nadie usa el cerebro teniendo un móvil con acceso a internet. Me gustaría saber qué necesidad satisface un teléfono móvil. Sospecho que una de las más básicas, la de sentirse integrado en una comunidad, conectados. La de pertenencia. Esa que según Erich From en El miedo a la libertad perdemos al nacer y tras cuya pérdida comenzamos nuestro proceso de individuación, es decir, nuestro proceso de convertirnos en entes individuales. Pero, al parecer, ese proceso nos deja muy solos, muy aislados, y ese aislamiento nos provoca angustia y soledad, o soledad y angustia, y he aquí que aparece el móvil.
Como el mono de la película 2001 que descubre el hueso como un instrumento que le permite avanzar en la evolución, ahora hemos dado el siguiente paso. Un paso que nos retrotrae, sin embargo, a la desindividuación, a la reinmersión en la comunidad completamente conectada. Todos somos todos y nadie es ninguno. Todos somos ninguno y nadie es único. Y todos somo únicos pero iguales a todos los demás. ¿De aquí qué saldrá?

Un mono con un móvil 3G sumergible 1000000millones de pixelss

viernes, 20 de diciembre de 2013

Hay que hacer caso a los susurros de viento

El ángel que nos mira, Valdemar, 2009, ISBN 978-84-7702-632-7
Cartas del diablo a su sobrino de C.S. Lewis

Profundas reflexiones y un poema de César Vallejo


Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?

Por un lado creo que todo empieza por azar. Y una vez que empieza, la propia inercia de existir realimenta y hace crecer, hasta que, por azar, alguna fuerza opuesta suficientemente poderosa anula esa existencia y volvemos de nuevo a la nada inicial.
Por lo tanto todo es circunstancial e imprevisible a largo plazo. A corto plazo, la inercia es un gran predictor: todo lo que es tiende a permanecer siendo, hasta que algo ajeno a ello se le opone.

Por otro lado, todo influye sobre todo lo demás que le rodea. Cada masa, por ejemplo, influye gravitatoriamente sobre otra masa. Cada partícula cargada influye eléctricamente sobre cada otra partícula cargada. Cada  movimiento en el interior de un fluido provoca un desplazamiento en ese fluido que afecta a cada cosa que esté inmersa en ese fluido. Si tuviéramos la sensibilidad suficiente notaríamos el aleteo de esa mariposa de oriente que no deja de sacudir sus alas, el efecto gravitatorio de Plutón, o el campo magnético que rodea al cerebro, generado por el fluir de partículas cargadas entre las neuronas. Este intercambio de influencias de una u otra manera condiciona nuestra actuación. Creo que no sería difícil llegar a concebir que todo cuanto ha ocurrido y ocurrirá en el universo está predeterminado por este juego de causas y efectos rígidamente atados desde el comienzo hasta el fin. En esta hipótesis de la existencia hay un punto débil, el comienzo. Cómo empieza toda esta cadena de causas y efectos.

Un hombre pasa con un pan al hombro

Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?

Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?

Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?

Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?

Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?

Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?

Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?

Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?

Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?

Un paria duerme con el pie a la espalda
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?

Alguien va en un entierro sollozando
¿Cómo luego ingresar a la Academia?

Alguien limpia un fusil en su cocina
¿Con qué valor hablar del más allá?

Alguien pasa contando con sus dedos
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?

jueves, 12 de diciembre de 2013

El por qué les interesa a nuestros gobernantes un férreo control del sistema educativo o La ignorancia nos hará libres

En un capítulo de Los Simpson, el señor Barns ha amenazado a Homer con que le destruirá sus sueños, acabará con su porvenir.  Homer queda muy afectado y por la noche, junto a Marge lloriquea en la cama. Ella le consuela: “Homer... cuando el mayor sueño de un hombre consiste en repetir el postre, algún achuchón ocasional y dormir hasta las 12 los festivos, nadie puede acabar con sus sueños”

En un comentario el otro día vine a decir que la única manera de experimentar la sensación de ser libre es la ignorancia. Cuando tu dirección es exactamente la misma que la del río, llegas a creer que eres tú el que empuja al río.

La sensación de ser “libre” no es más que una impresión interior de que todo cuando deseas hacer tienes posibilidad de hacerlo. Basta con no desear nada para ser libre, pues. Un siguiente nivel de esto sería adecuar tus deseos a tus posibilidades y circunstancias. Mucha gente no se sintió oprimida durante la época de Franco porque solo tenían tiempo de ir al trabajo y volver a casa con alguna ocasional paradita en el bar para tomar la última copa, ni se les ocurría imaginar que existiera una alternativa a esa vida. Hasta que irrumpió la televisión.

Para sentirte con falta de libertad tienes que tener deseos que no puedas cumplir porque algo, en principio ajeno a ti, te lo impida. A menudo los deseos nos surgen por imitación. Eso ya es adquisición de conocimiento: descubrir a otro disfrutando de algo que tú ni siquiera te habías planteado que pudiera ser disfrutable. Entonces te posee el deseo de probarlo. Y ahí tropiezas con la pared que antes no veías. Ahí notas que es el río el que te empuja y no tú el que empuja al río. Y empiezas a tratar de nadar hacia la orilla, o, peor, contra corriente.

Entonces se ponen nerviosos los gobernantes. Cuando el pueblo les reclama libertad, les acusa de no saber lo que están pidiendo. Cuando yo le pido innovaciones en la cama a mi mujer esta me replica que “veo demasiadas películas porno”. Esta viene a ser la respuesta de los gobernantes para descalificar los deseos de un pueblo -o una parte de él- que reclama “libertad”.

Mi señora no puede vetarme las películas porno, pero los gobiernos sí pueden controlar lo que sale por televisión, lo que se muestra en el cine y SOBRE TODO lo que se enseña en las escuelas.

Afortunadamente el sistema funciona, y los gobiernos no tienen mucho de qué quejarse con respecto a lo que sale en televisión -algún que otro programa coñón al que no es difícil acallar- o lo que se echa en los cines, pero de la educación hay que seguir ocupándose.

Otra gran ventaja del sistema es que el sistema se realimenta autoprotegiéndose: lo mismo que mi mujer me “acusa” de sueños locos inspirados por la pornografía, una parte de la población acusa a la otra de querer imitar costumbres que han visto en otras partes y que ellos, completamente satisfechos con su prodigiosa capacidad de empujar al río, no perciben más que  como locos sueños de perezosos con demasiado tiempo libre.

Y así tenemos a una parte de la población, satisfecha, pues, aunque nunca está de más mejorar, “las cosas han sido así toda la vida”, y otra parte de la población insatisfecha porque percibe que hay más mundo del que le dejan mirar y cuando intenta acceder a ese mundo se encuentra rodeado de barreras. Son estos los que han percibido que en otras partes del mundo están mejor que nosotros y que si nosotros no estamos mejor no es por un imperativo del destino sino por la desidia e incapacidad de los gobernantes, o bien por su competitividad a la hora de mantener el estado de cosas que les interesan. Aquellos quizá también hayan vislumbrado esas otras partes del mundo pero otras partes del mundo no son esta parte del mundo, piensan, a qué viene traer costumbres extranjeras a nuestros usos consuetudinarios, si así ya estamos bien. Los que dicen esto son, generalmente, los que están más cómodos.

Si acudimos a la psicología, quien no siente un deseo es porque no tiene una necesidad. Yo afinaría más y diría que no es que no tenga una necesidad, sino que no sabe que esa necesidad puede ser cubierta. Volvemos a la ignorancia. Todo esto viene a apuntar tal vez a que los gobernantes, manteniéndonos en la ignorancia, no hacen más que asegurarnos la sensación de que somos libres. Gracias, gobernantes.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Ahmed Fouad Negm

Ya lo he dicho, la muerte es una gran maestra. El martes murió Ahmed a quien no tenía el gusto de conocer. Me tropiezo con un blog(pincha para acceder a Revolutionari Arabic Poetry in Translation) que traduce sus poemas al inglés. Este me ha gustado y lo he adaptado al español.

¿Quiénes son ellos y quiénes nosotros?
Ellos son princesas y sultanes
Ellos son los que tienen el dinero y el poder
Y nosotros estamos empobrecidos y desposeídos
Usa la cabeza, piensa…
Piensa: ¿Quién gobierna a quién?
¿Quiénes son ellos y quiénes nosotros?
Nosotros construimos, nosotros somos los trabajadores
Nosotros somos Pepe, Nosotros somos María
Nosotros somos el pueblo a lo largo y a lo ancho
De nuestra salud brota la tierra
Y por nuestro sudor los prados se tornan verdes
Usa tu mente, piensa...
Piensa: ¿A quién sirves?
¿Quiénes son ellos y quiénes somos nosotros?
Ellos son príncipes y reyes
Ellos tienen mansiones y coches
Y se mantienen jóvenes y hermosos
Animales consumistas
Su trabajo solo consiste en rellenar la tripa
Usa la mente, piensa...
Piensa: ¿A quién se están comiendo?
¿Quiénes son ellos y quiénes nosotros?
Nosotros somos la guerra, sus piedras y su fuego
Nosotros somos las armas que liberan la tierra
Somos los mártires
Derrotados o victoriosos
Usa tu mente, piensa...
Piensa: ¿Quién está matando a quién?
¿Quiénes son ellos y quiénes nosotros?
Ellos son Ministros y Presidentes
Ellos son meras imágenes detrás de la música 
Son políticos, con cerebros huecos
Pero con cuidada imagen
Usa tu mente, piensa…
Piensa: ¿Quién está traicionando a quién?
¿Quiénes son ellos y quienes nosotros?
Ellos son famosos, grandes ejecutivos
Visten a la última moda
Pero nosotros vivimos siete en una sola habitación
Ellos comen solomillo y perdiz
Y nosotros no comemos nada más que judías
Ellos viajan en sus aviones privados 
Y nosotros nos amontonamos en los autobuses
Ellos viven entre algodones
Son de una especie, y nosotros de otra distinta
Usa tu mente, piensa…
¿Quién derrotará a quién?

viernes, 6 de diciembre de 2013

De protagonista a nota marginal

En mis momentos más entregados –tal vez lo más ciegos- creía que me ganaba por derecho todo un capítulo de tu autobiografía. Cuando me dejaste sentí que apenas habíamos cubierto una página. Luego me contenté con que al menos hubiera influido para que me mencionaras en un párrafo. El tiempo y tu obstinado silencio redujeron mis expectativas a una simple línea. Hoy no tengo esperanzas de ser mencionado ni en una nota marginal.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Bartleby, yo y unos amigos

Yo aspiro a Bartleby. A quedarme sentado y no hacer nada observando fijamente algún punto lejano en la pared. A mirar con desapasionamiento y murmurar: “preferiría no hacerlo”, como respuesta a cualquier orden. A languidecer en el patio de una cárcel o un manicomio (centro de reposo), dejando pasar las horas sin hacer ningún gesto, ni un solo movimiento que demuestre que hay vida dentro de ese cuerpo que, sin embargo, se sostiene erguido y vive automáticamente. Bartleby se escapa por el agujero  de sí mismo y quien sabe si al otro lado de ese agujero existe un país maravilloso donde corre, ríe, juega y ama con la libertad absoluta de la imaginación. Allí se encontrará, nos encontraremos, con Murphy, con Bernardo Soares, y hasta con el bueno de Alfanhuí, despreciadores de una realidad que no solo se nos impone sino que nos exige aceptarla. Rechazo esa imposición, cierro los ojos y me sumerjo dentro.