jueves, 30 de abril de 2015

Mansedumbre

Soy una lumbre, una sombra, una hembra
acostada con hambre de hombre;
soy una cumbre, un timbre, doy calambre;
soy un mimbre que se cimbrea al andar,
es la costumbre; pertenezco al enjambre
de diciembre. ¿Que cuál es mi nombre?,
Pesadumbre;  la herrumbre
horada mis huesos y teje una urdimbre
de podredumbre, soy ya un fiambre
cuando llega septiembre, la cochambre
me hunde; algún prohombre de renombre
vendrá en noviembre con reciedumbre
apuntalada a darme certidumbre;
ese es mi vislumbre.
http://ultraversalia.blogspot.com.es/2012/08/me-miras-como-hembra-cimbreante-sin.html
Hembra Cimbreante

viernes, 24 de abril de 2015

Iconoclastia verbal

En la Iglesia de la Virgen de la Pena, en Lisboa, el techo está pintado con un curioso efecto que se aprecia cuando uno se coloca en el punto exacto de cada esquina mirando a la esquina de enfrente; entonces las columnas se alinean con la vertical y en efecto parece que hay una auténtica balaustrada allá arriba. En cuanto a las figuras que se reparten por las paredes, ciertamente resultan bastante ambiguas. La primera entrando a la izquierda es una travestí orgullosa de su andar; pareciera que va liderando una masa de transexuales en plena manifestación de orgullo gay con su bandera en ristre, avanzando el muslamen por entre los cortes de la falda y con unas enormes alas nimbándole las espaldas. Justo en frente de ella hay un atormentado gay en pleno éxtasis sadomasoquista, y en las otras hornacinas aparece mujeres con niños que uno no puede evitar relacionar con aquella otra al fondo que gusta de pisar cabezas de bebés.

de gueim

A través de un cristal veo a un tipo sentado ante una pantalla y un teclado. Ante mí hay también un teclado mumérico y dos botones, uno de los botones dice Castigo, el otro botón resetea la pantalla.
En la pantalla hay un formato fijo, una operación de suma donde yo pongo los operandos -siempre de dos cifras, excluida el cero- y el fulano de ahí dentro debe escribir la respuesta.
Se supone que es un sistema de entrenamiento, si se equivoca yo debería pulsar el botón de castigo hasta que dé con la respuesta correcta.
He tratado de enseñarle por ejemplo a que me dé una respuesta incorrecta, pero no parece aprender. Por más que le repites la misma combinación el tipo no parece cambiar su comportamiento. El comportamiento consiste en que baraja un conjunto de tres respuestas: la correcta, una por encima y una por debajo. Las respuestas se dan aleatoriamente.
En la puerta que pretendo abrir hay un número: 24 79 163. Si los cuatro primeros números fueran los dos sumandos la respuesta correcta sería 103. El fulano baraja un conjunto de tres respuestas: 102, 103, 104. Ninguna posibilidad de que ponga 163. Para que responda 163 debería poner 84+79 ¡Bien!. He conseguido que se encienda una luz. Pero no se ha abierto la puerta, en cambio se ha borrado el número 163 que había encima de la puerta. Así que para conseguir borrar el 79 debería colocar un sumando que devolviera 79: 61+18 Y en efecto se ha encendido la segunda bombilla. No he hablado de las bombillas: están situadas encima del monitor que hay delante del tipo ese; hay tres y hasta ahora se han encendido dos. Presumo que cada vez que se enciende una bombilla desaparece un número de encima de la puerta. Voy a por la tercera. El número es veinticuatro así que con 11 y 13 me sale. En efecto, después de castigarle un par de veces por haber fallado aparece el veinticuatro, se enciende la luz, desaparece el número y se abre la puerta.
Llego a una habitación presidida,me encanta esto de presidida, por un gran ventanal que ocupa toda una pared y un cuarto de las otras dos- la cuarta pared es desde donde nosotros estamos viendo la escena, un poco elevados como si estuviéramos en el techo. La puerta por la que hemos entrado está a la derecha y hay otra puerta a la izquierda que presumo queremos abrir.
Ante el ventanal que he mencionado hay, a la izquierda una lámpara de pie, en el centro un telescopio apuntando al cielo y a la izquierda una mesita con un teléfono y una libreta junto a él . En la libreta hay dibujadas tres líneas y en cada línea hay instalados dos puntos distribuidos a modo de un pentagrama raro. El sonido de fondo, repetitivo y cansador, es como el de un teléfono repitiendo una melodía. El teléfono tiene una matriz de nueve números distribuidos de izquierda a derecha y de arriba a abajo. El sonido que se emite al pulsar una tecla es el mismo por columnas. He asociado las líneas del blog con sonidos y me he dicho que deben haber dos sonidos seguidos de la primera columna, dos de la segunda y dos de la tercera, para finalizar con dos de la primera otra vez. He hecho una prueba aletaoria siguiendo este formato, pero el teléfono me ha respondido que ese número ha sido desconectado.
Ahora he mirado por el telescopio y he visto un lugar por el que ya he pasado, creo: una mesa con un teléfono, una libreta junto a él, y al otro lado una lámpara. Veo cómo una persona sube las escaleras, se acerca al teléfono y espera. Luego se acerca a la lámpara y la enciende y apaga tres veces. Luego espera. Entonces he ido yo a la lámpara y la he encendido y apagado tres veces -ya no me ha dejado hacerlo más veces. Vuelvo a mirar por el telescopio y veo que la consecuencia de mi aviso es que la persona llama por teléfono. En efecto suena el teléfono aquí, pero no dicen nada.
Mientras nada decían, pulsé de nuevo las teclas siguiendo la melodía que me indicaba la partitura que antes mencioné sin prestar atención a los números, solo al sonido, y se abrió la puerta.
Ahora estoy en otra sala. Parece una biblioteca. Hay una estantería de libros en una esquina. En otra un amplio ventanal, delante del ventanal un enorme sofá y frente al sofá una mesita y un televisor. Veo un cuadro conocido -que ya he visto en otra sala- compuesto de tres pirámides -tipo las tres pirámides de Egipto esas que están alineadas.
Me acercaré a la librería. Nada. Pero puedo encender la televisión. Tiene nueve canales pero en todos aparece la "carta de ajuste". Salvo detalles, en todos los canales parece ser la misma carta, con la misma distribución de colores, etc.
Interrumpo el juego porque me voy a comprar al mercado.
Ya he vuelto a la biblioteca. He encendido el televisor. No hay ninguna señal hasta que pulso alguno de los canales. Cuando no hay señal la pantalla aparece llena de esos puntos blancos y negros distribuidos aleatoriamente en el espacio -de la pantalla- y el tiempo. La televisión es el único elemento de la sala con el que se puede interactuar. He vuelto a la sala anterior y he mirado por el telescopio. No parece haber nadie en el otro lado. He salido de esta sala regresando a lo que parece el punto central de este laberinto, en realidad una estructura en estrella.  Y entré por una de las puertas, precisamente la que da a aquella sala en la que está el otro teléfono y la lámpara. No hay nada nuevo allí. En realidad todos los problemas estaban contenidos en cada sala. En la biblioteca deben estar las claves para resolver el problema de la biblioteca, que ni siquiera sabemos cual es porque no hay ninguna puerta que abrir. Hay sin embargo un televisor. El papel del televisor en la sala central es el de informarme de la intrahistoria de este juego. En cada una de las secciones ha ido encontrando una cinta de video que puedo ver en este televisor. Cada cinta de video tenía dos grabaciones. En la primera -vuelvo a verla para recordarla- hay una persona -¿he dicho que más parecen robots que personas y que se distinguen unos de otros por el color de su cuerpo?- llamada Laura -de un color dorado, tal vez naranja o calabaza; yo, el personaje, soy azul y la madre de Laura es violeta- está en la sala que he llamado Biblioteca, sentada en el sofá mirando la televisión pero sin ningún canal activado, es decir, mirando el ruido blanco. El personaje de yo trata de hablar con ella, pero ella no responde. Le pregunta a alguien si ella puede oirle, y le responden, pero no oímos lo que responden. Deduzco, por lo que él dice, que estamos en un sanatorio donde ella convalece de la crisis en que entró tras el accidente de su madre del que se siente culpable. Él se despide de ella porque está a punto de salir el autobús. No sabe cuándo volverá. Le incomoda muchísimo esa actitud de ella, que no comprende, pues su madre era muy manipuladora. Él cree que incluso después de muerta sigue siéndolo. ¿Por qué se siente culpable ella de la muerte de su madre? En la segunda grabación vemos cómo la madre irrumpe en el baño mientras ella está allí. Ella se queja de su falta de intimidad. Su madre le recuerda que antes no sentía esa vergüenza y la avisa de que al hacerse mayor vendrán los chicos. Hay un tono amenazante en las palabras de la madre. La hija trata de rebelarse, pero la madre pasa a un tono quejumbroso, y la chica tiene que disculparse. En el tercer video asistimos al encuentro entre nuestro personaje y Laura. Ella manifiesta el temor por el comportamiento raro de su madre. Él adivina que ella en cierto modo se siente culpable de haber llevado a su madre hasta ese estado, trata de aliviarle esa culpa. La madre está rara y ella siente preocupación y temor. Y al mismo tiempo se siente excesivamente controlada, "como una planta en una maceta demasiado pequeña" dice exactamente. En el cuarto vídeo estamos en la cocina -ya hemos estado en la cocina- vemos a Laura, que no entiende lo que le dice su madre. Entonces entra la señora y le reprocha que ella esté haciéndose señales secretas con alguien -alguien es "ese chico"-. La chica lo niega enérgicamente. La madre pasa al tono quejumbroso "como ya tienes a otros que cuiden de ti me tirarás a la basura porque ya soy vieja" y cosas así, que la chica trata de negar prometiendo que siempre será su niñita. En el cinco solo vemos un coche accidentado. Y en el sexto la vemos a ella y a él en la puerta de la casa despidiéndose porque él la ha traído desde el colegio. Cuando él se va la madre aparece y le recrimina a la hija que sea tan imprudente que ande con chicos que lo único que quieren es una cosa, etc.
Vaya, y ahora no puedo salir de esta pantalla de la televisión. He tenido que resetear. Empiezo otra vez en la biblioteca, como cuando me fui a comprar. Me paseo. Al pasar junto al panel de entrenamiento le pego un corrientazo a aquel tipo, porque sí, pero no me llega ninguna inspiración. Ni siquiera el sufrimiento de los otros me inspira. Vuelvo a la biblioteca, allí tiene que haber algo.
Acabo de recordar, mientras me iba a buscar unas nueces, que hay una habitación en la que ví las tres pirámides y que las pirámides tenían números escritos en alguna de sus caras. Y creo que los anoté, pero que tiré la hoja. Voy a tener que volver a aquella habitación y es una mierda porque el camino era complicado. Allá voy. El número es 7 8 6. Ahora, para volver, reseteo y recupero la grabación, me da pereza tener que volver por el mismo camino. Genial. Se abrió un ala de la biblioteca y hay algo detrás: obviamente la cinta que falta. Cuando regreso hasta el centro donde está el reproductor de vídeo me pasa algo que ya me ha pasado varias veces, veo a la chica que se queda mirándome un momento y luego desaparece por una de las puertas.
Llego a la sala del reproductor de vídeo y está ella allí. Me dice que me dé prisa antes de que su madre haga algo. Pasa algo raro, ella como que levita y luego cae al suelo desmayada. Yo voy a ver la última cinta. En el séptimo vídeo, ellos hablan en la escalera. Al parecer han planeado fugarse pero ella se echa para atrás. Por supuesto la excusa es que su madre se ha puesto peor. Él trata de hacerle comprender que son trucos de la vieja para que ella no la abandone, para seguir controlándola. En el octavo vídeo la madre sale de la casa y se va a meter en el coche, la chica sale detrás tratando de detenerla. Deben haber hablado y ella le ha dicho cómo se siente limitada y su deseo de marcharse y tal vez que no lo hace a causa de ella. En fin, la vieja la amenaza con que va a resolver todos los problemas de una vez, -el chico ya le había dicho que la madre empezaría a amenazarla con matarse para hacerla sentir culpable-. Y la última es la escena anterior a la ocho, quiero decir, en el tiempo. La madre y la chica hablan en la cocina, la chica le dice que está resuelta a marcharse y la madre la amenaza veladamente con quitarse la vida -la verdadera amenaza es que ella se sentirá culpable por lo que la "ha obligado" a hacer.  En fin, ya he visto todos los vídeos. Y ahora qué. Mierda un último puzzle. Ella sigue tirada ahí. La examino y tiene un teclado -el de siempre- en el pecho y una marca rara en el cuello, algún conector. ¡Ajá! en el suelo había un cable. Al enchufárselo puedo ver los vídeos en lo que sería su cara si voy pulsando las teclas de su pecho. Es obvio que lo que tengo que hacer es ordenar las escenas. Una primera ordenación es la siguiente: (2) La madre irrumpe en el baño, (6) El chico la trae a casa, (3) Ella y el chico se encuentran en secreto, (4) La madre le recrimina que ella se encuentre a escondidas con el chico, (7) Ella y el chico se encuentran en la escalera, hablan de fugarse, (9) La chica le cuenta a la madre que se va a ir, (8) la madre y la chica salen a la calle y la madre coge el coche, (5) Ocurre el accidente, (1) La chica está en el sanatorio. No ha funcionado. Vuelvo a revisar los vídeos. Acabo de darme cuenta de que tienen fechas
(2) 6/12
(6) 4/01
(3) 1/04
(4) 24/03 obviamente va antes del tres
(7) 28/05
(9) 3/06
(8) 3/06 el mismo dia
(5) 3/06
(1) 1/11
Conclusión: 2,6,4,3,7,9,8,5,1. Probamos.  ¡Éxito!

Fin del juego. Me acabo de dar cuenta de que he jugado al II. Y aquí mismo está el I, así que voy a jugarlo también.
En piezo el juego I. Soy el mismo de antes, y estoy en un pasillo frente a una puerta. Acabo de surgir del suelo.  Para cruzar la primera puerta llamo a un timbre. En el primer pasillo hay un trozo de escalera. La cojo y ¡oh, dios!, no llego a la siguiente puerta porque hay un escalón muy alto. ¿Qué puedo hacer? Pensemos. ¡Ah!, el tramo de escaleras que acabo de encontrar hace un segundo. ¡buf!. El segundo tampoco es que ... unas baterías, un mando a distancia, un sensor. ¿Qué podría hacer con todo eso para abrir la puerta?.
El siguiente pasillo ha estado más complicado. Había un juego de colores en el piso que cambiaban a medida que pisaba sobre ellos y para que se abra la puerta hay que crear una combinación determinada.  Ni anoto porque todo es tan evidente. No necesitas pensar nada.
Aquí sí que había algo interesante. Llego por la puerta de la izquierda. Me encuentro con una tabla vertical que empujo y la tabla se coloca a modo de puente para salvar un espacio. cruzo hasta una tarima central y luego hay otro vano. La tabla para salvar ese otro vano está al otro lado. Tendría que entrar por la otra puerta y empujarla igualmente. Pero precisamente es a la otra puerta a la que quiero llegar.
En la tarima hay dos franjas que cuando las pisas cambian de color. Cuando cambian de color lo hacen también las puertas correspondientes. Si piso sobre la tarima de la izquierda y se pone por ejemplo a rosa, pues la puerta de la izquierda se pone rosa. Si trato de salir por la puerta no me deja, me rechaza. Ahora bien. Si las dos franjas están rosa, las dos puertas se ponen rosa, y si salgo porla puerta dela izquierda voy y aparezco por lapuerta dela derecha. No tengo más que empujar la tabla, cruzar hasta la tarima, pisar en la franja de la derecha hasta que ya no tenga color y volver a lapuerta de la derecha y ya he pasado.



jueves, 23 de abril de 2015

escombros

Orgulloso de ti crees que has olvidado.
Que miras con indiferencias los escombros
de la ciudad abandonada. Pero entre las piedras
y la maleza que ha crecido con el tiempo
crees oír un gemido -¿un gato recién nacido?
¿un pájaro atrapado?- y te vuelve la ternura,
la terrible ternura, que te ata a los recuerdos
de un tiempo que no fue; ...seguro, no fue;
no pudo haber sido.



Supongo que me falta peso para dejar huella.
Será que como siempre ando en las nubes
lo mío sea la levedad. 

martes, 21 de abril de 2015

Tecnologías

Si hemos de continuar nuestro viaje evolutivo es esencial que hagamos algunos avances igualmente (tan prodigiosos como los que hemos logrado en las tecnologías y en la investigación científica) prodigiosos en la consciencia. Debemos desarrollar la sabiduría que nos permita utilizar adecuadamente estos nuevos poderes, tanto para nuestro propio beneficio como para el de toda la vida (en la Tierra). Este es el desafío de nuestro tiempo.

Peter Russel, El agujero blanco en el tiempo.


Y sin embargo estamos retrocediendo. Limitando nuestra educación a los aspectos tecnológicos, orientada exclusivamente a dar una preparación para el mundo laboral y olvidando, relegando a la papelera de lo inútil, de lo improductivo, las enseñanzas llamadas humanistas. Aunque en realidad, en la escuela nunca ha habido un apartado para las enseñanzas del tipo que se alude en la cita, enseñanzas sobre nosotros mismos, sobre cómo somos y cómo controlarnos a nosotros mismos. Al parecer todos damos por sabido ese apartado, o todos consideramos que no hay nada que enseñar ahí, que ya somos como somos y nada más hay que hacer con eso, sino soportarnos. Y sin embargo existen tecnologías del comportamiento -la propia publicidad es un campo muy estudiado sobre el control del comportamiento- y hay muchísimos estudios que analizan y categorizan nuestro comportamiento, aunque todos nos creamos únicos en nuestra forma de ser y reaccionar ante los sucesos.
Se va volviendo cada vez más urgente que comencemos a avanzar en el desarrollo de las personas, explorar tecnologías que nos permitan comprendernos y mejorarnos, aunque solo sea para dar un mejor uso de esas tecnologías que van tan por delante de nosotros. No hace falta dar ejemplos de esto, basta con mirar el periódico y preguntarse cómo es posible que un solo hombre con crisis de auto estima pueda tirar abajo un avión cargado de pasajeros, o que con las tecnologías tan sofisticadas que existen, a nadie se le ocurra, en un puerto internacional de gran importancia, con mucho tráfico de todo tipo y cerca de litorales que dependen económicamente del turismo -y solo menciono lo que interesa económicamente, pues el medio ambiente no tiene, al parecer, ninguna repercusión económica inmediata-  cómo apagar un fuego en un barco y la mejor opción que se les plantea sea sacar el barco del puerto y enviarlo a alta mar, a que se hunda y derrame su combustible en otra parte que no se vea.

 Que los políticos encargados de plantear soluciones no tengan más preocupación que  hacerse con cantidades de dinero que van a ser incapaces de gastar en varias vidas es la nota de absoluta desesperanza.

miércoles, 15 de abril de 2015

Lo de siempre

Lo de siempre es no saber por donde tirar, esa vaguedad, esa frialdad, esa falta de energía, ese preguntarse por qué por todo y responderse, por todo, por nada. Ese pertinaz no tener proyectos porque al poco de comenzar cualquier proyecto ya nos parece una imbecilidad.

El pensador

Pensar se le da mal. Exponer en palabras lo que piensa se le da mejor. Multiplica las frases, las engalana de bonitos adjetivos, intercala preposiciones y conjunciones, amaestra zascandiles verbos con golosos adverbios y consigue que un plato de restos de pensamientos anticuados, ideas retrógradas y premoniciones para ayer parezca una espectacular paella.

Abismos

Siempre he tenido vértigo. Me asustan las alturas. ¿Tener vértigo es tener miedo a las alturas? A mí siempre me ha parecido que lo que tenía era miedo a las alturas. Me parecía que disfrazarlo con una palabra técnica le aportaba una dignidad que no tiene. Es simple miedo y por lo tanto simple falta de voluntad de superarlo. Una de las pocas cosas que me sobran, falta de voluntad. Qué graciosas resultan esas frases contradictorias: sobra vacío, una pequeña altura, un abismo minúsculo. Tiene un nombre, puede que sea oxímoron.
 Pues el caso es que siento un irrefrenable deseo de acercarme a los precipicios, a los pretiles de las azoteas, a los bordes, a los límites, a las soluciones de continuidad espacial. Lo vertical me provoca espanto o fascinación según la dirección en que lo mire. Se me hace que ese miedo es un estorbo en mi existencia y que debo superarlo; y, sabiéndome ser humano, es decir ser amoldable a cualquier circunstancia, solo superable por la rata y la cucaracha, no sé si en ese orden, entiendo que el hábito es mi mejor herramienta. 
Así que aprovecho cualquier oportunidad para asomarme, alongarme por encima de cualquier límite que de paso al vacío. No hay oportunidad que desaproveche. Lo primero que hago al llegar a una vivienda nueva es asomarme a la ventana. “Mis” casas siempre han estado en los últimos pisos, cuanto más altos mejor, aunque mi sueldo es el que marca, realmente los topes que puedo alcanzar. Cuando otros van cambiando de piso para mejorar en términos de espacio yo voy cambiando para “mejorar” en términos de altura. Espacio nunca he necesitado demasiado, hay amplitud suficiente en mi imaginación. 
Temo las altura y en cambio estoy fascinado por ellas. En cada ocasión mi cuerpo reacciona con todas sus herramientas para advertirme del peligro: encogimiento de estómago, sangre revuelta, temblores, turbación en la vista, me aferro con histeria a cualquier asidero que, si resulta mínimamente inestable, me provoca un arrebato de espanto que me lleva a la inmediata parálisis. No son pocas las ocasiones en que algún samaritano ha tenido que alejarme de la zona de influencia de la vertical hasta una distancia suficiente para que pueda recuperar el control. 
Siento atracción por el abismo y pienso que a lo peor lo que deseo es lanzarme a él, saltar para acabar de una vez con todos los miedos.

miércoles, 8 de abril de 2015

¡Quítame, señor, un poquito de vergüenza ya que no me dotaste de ninguna habilidad!