jueves, 17 de diciembre de 2009

La Asociación

Cansado de sentirme el paladín del individualismo, tal vez dejándome contaminar por la fiebre de asociaciones por o contra cualquier cosa, que últimamente han proliferado en este país y como consecuencia de un cierto hastío personal por mi falta de compromiso social, decidí crear una asociación.

En un principio no tenía nada claro cuales serían los objetivos de la misma y dudé si más bien no estaría pensando en un club social o hasta un club de fans, idea que deseché inmediatamente pues no tengo ínfulas de gran hombre ni aspiraciones de liderazgo.

Con esta falta de claridad me puse a redactar un manifiesto y unos estatutos que, gracias a cierta habilidad en el manejo de la palabra, me quedaron tan convincentes que plasmaban en ellos perfectamente concretada una idea que en mi cabeza aún no tenía más que formas vagas.

Acudí a unos cuantos amigos a los que convencí sin necesidad de aplicar mucho entusiasmo, probablemente a causa de que ellos mismo ya habían acariciado tales ideas gregarias o a que, como yo, se sentían hastiados de vagar solos por el mundo. Y concretamos un día y un lugar donde celebrar la ceremonia inaugural.

El lugar y la forma de la tal ceremonia se asemejaba mucho a un tradicional asadero, sin embargo la expectación de los concurrentes iba más allá de la mera perspectiva de una borrachera y una indigestión de chuletas. Esto tal vez podría verse corroborado por las continuas interrupciones laudatorias que sufrí mientras leía el manifiesto, privilegio que me fue conferido en galardón por haber aportado la idea inicial.

Un buen amigo, que se había sumado desde muy al principio a la idea con un entusiasmo desbordante fue encargado de leer los estatutos de la incipiente asociación.

Al parecer el resto de la velada transcurrió de manera impecable, aunque siento no poder testimoniarlo de forma más directa, pues tras la lectura del segundo punto de los estatutos en el que se especifica claramente quienes no pueden ser miembros de esta asociación, fui expulsado.


martes, 15 de diciembre de 2009

Gilgamesh

No eres más que una ruina que no da abrigo,
una puerta que no resiste la tormenta,
un palacio que los héroes han saqueado,
una trampa mal disimulada,
pringue que ensucia a quien lo toca,
un odre lleno de agua que moja a quien lo acarrea,
un trozo de cal que se desprende de la muralla,
un amuleto incapaz de proteger en país enemigo,
una sandalia que hace tropezar a quien la calza


Insultos de Gilgamesh a Ishtar que le ha pedido que se case con ella.



La epopeya de Gilgamesh
, segun la versión de Agustí Bartra
Selecciones de poesía universal. Plaza y Janés 1972

jueves, 10 de diciembre de 2009

La Crisis

Que se venga abajo el mundo, pero a mí me sigue pareciendo obsceno "fomentar" el consumo.