martes, 27 de enero de 2009

Valleseco



Un día de nubes. Me mojé los zapatos y los bajos del pantalón sólo con la humedad acumulada en la hierba. Me gustan los días así. Supongo que porque tengo un lugar calentito en el que refugiarme cuando me harte de tanto frío y de tanta agua. No hay nada lo suficientemente bueno que no acabe hartando cuando tienes demasiado.
Un jour de nuages. Je me suis mouillé les chaussures et le côté inférieur du pantalon seulement avec l'humidité accumulée dans l'herbe. J'aime les jours ainsi. Je suppose que parce que j'ai un lieu chaud où m'abriter quand il me fatigue de tant de froid et de tant d'eau. Il n'y a rien suffisamment bon qui ne rende pas fatigue quand tu as trop.

martes, 20 de enero de 2009

Eurovisión y elecciones

No sigo muy bien el proceso, pero al parecer este año las más seguras candidatas para el festival de eurovisión son Soraya y Melody. No ha habido -no he notado- ninguna campaña agresiva para convencer a la gente de que vote por una determinada opción y la gente ha votado lo que ha querido. El resultado será algo que se aproximará más al promedio popular, y por lo tanto será más representativo.
(Nota: Ahora escucho a Sr. Chinarro y ese es mi candidato para eurovisión 2009)

Lo que se demuestra aquí es que cuando se deja a la gente en paz para que tome sus propias decisiones, la cosa funciona más o menos como se esperaba - cuando se inventó todo el proceso democrático - que debería funcionar. Lo que falla no es el sistema sino lo que pervierte al sistema: las campañas publicitarias para convencer a la gente de que se incline por una alternativa particular.
Estas campañas, lejos de ser campañas informativas son verdaderos prodigios de convencimiento masivo, auténticos lavados de cerebro perpetrados por especialistas en psicología y publicidad que al final mandan al estercolero todo lo bueno que pudiera tener el sistema de elección democrática.

Esto me lleva a razonar sobre nuestro sistema político y la consecuencia que extraigo de todo esto es que lo que falla de partida son precisamente las campañas electorales. Durante este proceso, los esfuerzos para hacer olvidar a la gente los años pasados e inventarse esperanzas de futuro son prodigiosos. Por más que uno crea que no es tonto y no se deja convencer, muy pocos -los que cierran los ojos (a la televisión, a los periódicos)- consiguen sustraerse al hipnotismo generalizado y acaban votando más o menos convencidos pero con la sensación de no tener opciones y haber elegido "lo menos malo".

Considero que las campañas electorales son una perversión del modelo democrático. Deberían ser eliminadas radicalmente del proceso electoral, de hecho las elecciones deberían realizarse en periodos aleatorios es decir, no decididos por los propios partidos sino por un sistema como el de las bolas de la once. Y desde el momento en que se supiera la fecha y durante los preparativos necesarios para llevar cabo el escrutinio debería estar radicalmente prohibida la campaña, manteniéndose durante el resto de la temporada una férrea vigilancia para que no pudiera impulsarse ninguna estrategia publicitaria agresiva.

Estoy seguro de que de esta manera se recuperaría el espíritu original del sistema democrático - que nunca tuvo aspiraciones de ser perfecto, pero que aleja las decisiones de la vanidad individual. Habría un elenco político (no solo de políticos sino de partidos) muchos más variado y desde luego mucho más rotado, porque no estaría completamente condicionado por la cantidad de dinero y la calidad de los profesionales que las diseñan.
POR UNA MEJOR DEMOCRACIA
¡ABOLICIÓN DE LAS CAMPAÑAS ELECTORALES, YA!

lunes, 19 de enero de 2009

Hacer el gilipoyas

Todos somos los otros. Deploramos en los demás un comportamiento que en nosotros consideramos acertado o cuando menos justificado.
"La gente" es una entidad personalizada que situamos en frente a nosotros pero no es nosotros.
Sin embargo "La gente" es una entidad compuesta de miles de "yo" que como nosotros ocasionalmente comete algún error y que sumados y vistos desde cada individualidad parece que estuviera ocurriendo constantemente y por lo tanto maliciosamente.
Nuestro propio comportamiento es la base del comportamiento social. Si tiro un día mi colilla al suelo - cosa que no suelo hacer, sólo ese día - miles de personas estarán haciendo eso en ese instante. Cada mínimo acto irresponsable, por muy indiferente que nos parezca debe ser multiplicado por cientos o miles que están haciendo exactamente lo mismo que nosotros, con la misma malicia o falta de ella.
Muchos de nosotros valoramos la gravedad de un acto que sabemos irresponsable por la cantidad de gente que lo perpetra. Si ya lo hace mucha gente, nuestro acto es indiferente, una gota en el mar, por qué voy a molestarme en evitarlo: "la gente" lo hace constantemente y yo no voy a ser el único gilipoyas que ...
Para que nuestra sociedad mejore hay que comprometerse a nivel individual a ser ese gilipoyas que no tira nunca la colilla al suelo, quen nunca deja el carro del supermercado en medio de los aparcamientos, que recoge la mierda de su perro, que saluda aunque no le respondan, que no roba, que no mata ni aunque esté permitido o lo haga todo el mundo todo el tiempo.
Ya está bien de culpar a la gente como si no fueramos nosotros

viernes, 9 de enero de 2009

Bechamel

¿Has hecho alguna vez una bechamel o una crema pastelera? Ambas tienen el mismo procedimiento: un poco de mantequilla, un poco de harina, leche y a revolver. Hay que revolver exactamente durante veinte minutos, ni uno menos, despacio y a un fuego muy lento. Lo que me llama la atención es que hasta que no han transcurrido los veinte minutos no se obra el milagro. Quiero decir que todo el tiempo que estás revolviendo, aquello no parece que se esté adensando. Después de diez minutos ya te darías por vencido, no va a cuajar, te habrás pasado en leche o habrás echado poca harina. Pero no, hay que seguir revolviendo. Cuando va a cumplirse casi el minuto veinte, empiezas a notar resistencia y al instante ahí está, el espesor adecuado, la suavidad correcta (a veces algún grumo inoportuno). Parece increible, milagroso ya digo. Y un ejemplo de que el tiempo es una componente más de la vida, no un estorbo que no queda más remedio que superar, sino una componente más con la que hay que aprender a convivir.