lunes, 30 de mayo de 2022

Una sombra ya pronto serás, de Osvaldo Soriano.

 Una sombra ya pronto serás, de Osvaldo Soriano.


Trasteando por el baratillo de youtube me tropecé con una película argentina. Me llamó la atención el título Una sombra ya pronto serás porque me recordó a una frase que le dicen a Manuel en el musical de Alejandro Dolina Lo que me costó el amor de Laura. Creo que en ambos casos la frase venga de un tango de Carlos Gardel, Caminito


Caminito que entonces estabas

Bordeado de trébol y juncos en flor

Una sombra ya pronto serás

Una sombra lo mismo que yo


La película está protagonizada por Miguel Ángel Solá, que es un actor que, aunque argentino, aquí conocemos bien porque tiene una larga filmografía en España.

En la película es un informático que había estado trabajando en Europa, en Italia, en la Olivetti, y se había vuelto a Argentina una vez terminada la dictadura militar. Va camino de Neuquen donde espera encontrar trabajo en las petroleras. Coluchini, uno de los personajes con los que se tropieza, le preguntó que por qué se había vuelto, “pensé que aquí tendría oportunidades una vez acabada la dictadura”, le viene a decir, y el otro se echa a reír. 

El ambiente es de decadencia, personajes perdidos dando vueltas sin rumbo concreto pero con sueños imprecisos por alcanzar. Es una película de carretera, todo exterior, mucha luz. Como que estamos en una zona desértica. No sé si está claro o no en la película y en la novela pero estaríamos en la zona de la Pampa. 

El personaje anda muy depauperado, sin dinero y perdido. Todos en la película están perdidos. Todos van a alguna parte y están dando vueltas intentando encontrar el rumbo, lo mismo que nuestro personaje. Unos, como Coluchini, espera encontrar su Dorado, en Bolivia. Hay unos muchachos que andan buscando la Panamericana para enfilar hacia Ohio, Estado Unidos, La astróloga, Nadia, tiene intención de irse a Brasil. Y así todos. Y todos dan vueltas y se encuentran y se reencuentran sin salir nunca de esta especie de laberinto. El único mapa que hay, en un motel del Touring Club, es de otra zona que nada tiene que ver con esta. 

A mí me recuerda un poco a Alicia en el país de las maravillas en que el personaje, Alicia, (nunca me acuerdo del nombre de los personajes, ni de este tampoco, pero creo que es porque a este no se le nombra, solo recuerdo ahora que Coluchini le llama Zárate, porque así se llamaba su socio, que se marchó con su mujer y sus hijos a Australia) se va tropezando a lo largo del camino con los más variados y locos tipos, el conejo con el reloj, el gato de Cheshire, Humpty y Dumpty, el sombrerero loco y su fiesta de no cumpleaños, la reina de corazones y su sumisa y aterrorizada corte. A ver si recuerdo a todos estos personajes. 

Coluchini tuvo un circo. Pone voz y acento de italiano cuando quiere aparentar. Su especialidad es poner nafta sin pagar ni un peso, simplemente enseñando un fajo de billetes que lleva en el bolsillo, que hace que el empleado se confíe. El fajo solo tiene billetes por arriba y por abajo, el resto es papel recortado. Tuvo un circo de verdad, y se hizo con todo el sur, pero el país se volvió todo él un circo y ya no había manera de competir. Lo vendió porque aquello no daba para más. Ahora quiere ir a hacer fortuna a Bolivia, aunque no sabe muy bien por donde tirar. 

Lem, Lemons, lo llamó Alicia, la mujer que lo rechazó, es un banquero, aunque a él no le gusta que se lo recuerden. Va por ahí en un Cadillac cargado con ropa, comida y demás recursos. Su lugar fijo es Singapur, quiero decir que recuerda haber estado en Singapur, pero no sabe cómo ni cuando. Hay diez años perdidos de su vida que no consigue recordar. También estuvo en Alaska. Después que estuvo hizo calor seis meses. Coluchini dijo de él que era un perdedor, cuando vio la foto del niño con el trompo roto en la mano.  Siempre viste con elegancia. Es un tipo misterioso. No se sabe nada de él. Lo del banco son rumores. El personaje se lo encuentra justo cuando una mujer de la que está enamorado le acaba de dejar. Lem apesta a suicidio desde el principio. Pero antes quiere dar un gran golpe en la ruleta. Convence al informático de que busque la manera de emplear una gran libreta de datos de que dispone, para hacer una apuesta segura.  Sin mucha confianza el informático se las arregla para darle una lista de números ganadores. Luego Lem desaparece, prometiéndole que se volverán a encontrar y le dará su parte. 

Nadia, la astróloga recorre el territorio en su cuatro latas leyendo la buena ventura. La gente le paga con productos, y tiene el coche que parece un almacén de abastos. Su marido se enrolló con una empleada de su empresa y ella, para no perderlo, les obligó a vivir con ella en la misma casa. Le leyó las cartas al personaje, y le adivinó todo, la hija en Roma, su vida sin rumbo, “No se ofenda, pero usted es un hombre cansado de llevarse puesto”.

Ya mencioné a la pareja de muchachos que buscan la Panamericana para irse a Estados Unidos. Y  el cura Salinas y sus acólitos, que van dando la bendición por las estancias a cambio de donativos. Su especialidad es prometer que son capaces de hacer pasar a un rico por el ojo de una aguja. Y Barrantes que va por las estancias con una ducha ambulante duchando y desparasitando a los peones. Un tiro desafortunado del empleado del motel-gasolinera lo deja seco. Su sueño hubiera sido unirse a los que roban el cableado de cobre. Con eso sí que se gana dinero.

No es probable que ninguno salga del laberinto. El cura Salinas quería el dinero de sus donativos para irse a Roma. Coluchini simplemente creía tener un golpe de suerte cuando le robó el mapa. Al final Nadia se quedó con el dinero, suficiente para irse a Brasil, después llamará a Bengochea y los chicos, sus hijos. Barrantes, ya vimos la suerte de Barrantes, que murió en los brazos del personaje radiando un partido imaginario. El chico quedó en Berazategui después que, hace unos meses, muriera su madre y desde entonces apenas ha ahorrado algo para enviarle. Lem quedó varado en su Cadillacs. Le dejó una nota: “… Hágame seña”.

En cuanto a la novela, es que no distingo la novela de la película. Esta se adapta al texto como un guante de látex. También influye que vi primero la película y luego leí el texto. Lo único que se echa de menos es el encuentro del personaje con los milicos, dos tipos disfrazados de militares, con las marcas de su grado pintadas con bolígrafo (birome) y con las medallas recortadas de lata. Esperan incansablemente a que regrese su ejército.  También hay un fantasmal gaucho que le pregunta al personaje por una localización geográfica. Se lo encuentra en dos ocasiones y apenas cruzan un saludo. Este tampoco sale en la película.

Osvaldo Soriano es el de Ya no habrá más penas ni olvido, aquella simpática novela, que también vi primero en película, sobre las peleas que tenían entre sí los miembros del mismo partido peronista. (El mejor amigo de un peronista es otro peronista).  También tiene un pueblo fantástico donde transcurren casi todos sus relatos, este también, Colonia Vela. Lo busqué en el mapa, pero no existe, dicen que está inspirado en María Ignacia, en la región de Buenos Aires. 

A cuenta de estas buenas experiencias me he bajado dos novelas más de Osvaldo Soriano, que ya leeré en su momento. 


miércoles, 25 de mayo de 2022

Otra matanza en Texas

 En la tele, en un día normal tenemos tres o cuatro series de policías que buscan asesinos, que son generalmente mucho más astutos que los policías pero que al final cometen un pequeño error y la policía siempre vence. Los tiros saltan por todas partes, muere mucha gente, pero son extras, gente que no tiene ni nombre en los títulos de crédito, usted o yo.Los coches saltan por todas partes y quedan destrozados, vuelan y se estrellan contra escaparates, atropellan gente sin ton ni son, pero no son los protagonistas, que siempre salen de la chatarra sacudiéndose un poquito el polvo, no, son gente sin cara ni nombre en los títulos de crédito, unos cualquiera, usted y yo. Sale gente con todo tipo de armas desde sofisticados cuchillos hasta bombas nucleares, fusiles, pistolas, hasta los tirachinas son letales. Lo buenos son unos tipos forzudos que esconden un arsenal en el portabultos de su coche y lo llevan siempre ahí hasta cuando van a hacer la compra. Pero lo usan para el bien. Acribillan a los malos y ni una bala toca a ninguno de los ciudadanos que se arremolitan curiosos a ver las matanzas. Los malos sí, los tiros de los malos matan mucho a gente inocente, pero gente sin nombre, gente que no cuenta para el argumento y puede morir tranquilamente, como usted y yo. 

Esto todos los días a todas horas. ¡Y nos escandalizamos por una guerrita o porque otro muchacho ansioso de notoriedad se carga a diez o veinte chiquillos en una escuela! Amos, hombre.  Dan ganas de reírse

Una vez se me ocurrió ponerme a buscar episodios parecidos, sin ser muy exhaustivo, que soy mal investigador. 

1979

Brenda Ann Spencer; 2 muertos, 9 heridos

“i don’t like mondays”

California

Estados Unidos


1997

Eric Harris, Dylan Klebold ; 12 muertos, 21 heridos

Columbine

Colorado

Estados Unidos


1998

Andrew Golden; Mitchell Johnson; 5 muertos, 10 heridos

Arkansas

Estados Unidos


2005

Jeffrey weise; 7 muertos

Escuela Red Lake

Minessota

Estados Unidos


2007

Seung-Hui; 32 muertos, 29 heridos

Virginia Tech

Virginia

Estados Unidos


2008

Steven Philip Kazmierczak; 6 muertos, 21 heridos

Universidad del Norte de Illinois

Illinois

Estados Unidos


2012

Adam Peter Lanza; 26 muertos, 2 heridos

Sandy Hook (primaria)

Connecticut

Estados Unidos


2012

Thomas Lane; 3 muetos, 5 heridos

Escuela Secundaria Chardon

Ohio

Estados Unidos


2012 

Mohamed Merah

Tiroteos de Mediodía-Pirineos

Toulousse 

Francia


2015

Christopher Harper-Mercer; 9 muertos, 9 heridos

Instituto Superior de Umpqua

Oregón

Estados Unidos


2016

Abdul Razak Ali Artan

Universidad de Ohio

Ohio

Estados Unidos


2016

Jesse Osborne;3 muertos

Townville (Primaria)

Carolina del sur

Estados Unidos


2016

Mainak Sarkar; 1 muerto

UCLA

California

Estados Unidos


2017

2 heridos

Secundaria de Grasse

Grasse (sudeste)

Francia


2017

Cedric Anderson;3 muertos, 2 heridos

North Park (Primaria)

California

Estados Unidos


2017

F.G. 5 Heridos

Colegio Americano del Noroeste

Nuevo León

México


2017

Gastón Omar Vegan

Secundaria de Tigre

Argentina


2017

1 herido

Santiago del Estero

Santiago del Estero

Argentina

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2022 mayo 24
21 muertos
Uvalde, Texas
EEUU

El chiquillo compró dos rifles de asalto (¿cuánto cuestan dos rifles de asalto?, unos mil dólares).
Su madre dice, "mi hijo no es un monstruo", y seguramente tiene razón, es una persona normal. ¿No es más terrible eso?
Acusan a la policía de haber actuado tarde. Alguien tiene que cargar con el muerto para aliviar la pena de los afligidos padres. (que también son personas normales, como sus hijos)
Hoy (día27) la Asociación Nacional del Rifle celebra su día grande. No sé, san Fusil, o algo. Ellos proponen que, para evitar estos problemas, en absoluto relacionados con el Sagrado Derecho de que cualquiera se pueda comprar un fusil de asalto en el supermercado o en la tienda de golosinas,  se pongan más agentes armados en los colegios. Y además que lo profesores vayan armados a clase. Tal vez incluso propongan asignaturas especiales sobre manejo de armas. 
"Somos presas" dice una autora cuyo nombre no recuerdo ahora.

lunes, 16 de mayo de 2022

Haber sido yo.

 Si yo no fuera yo, querría haber sido otro. 

Todos mis defectos, losas sepulcrales que han baldado mi existencia, son simplemente perdonables en cualquier otro.

Si yo no fuera yo me habría perdonado todos mis defectos y habría continuado a pesar de ellos. No me los habría amarrado a los pies de la voluntad, como he hecho, para mostrar una prueba de mi invalidez, de mi pertinacia en permanecer siendo fiel a mí mismo, al que tanto, a veces, odio, a pesar de todo. 

Pero son muchos los años que me llevo puesto. 

Y no me canso porque no hay cansancio en ser lo único que se puede ser, siendo incapaz de ser otra cosa. 

Quiero decir que un día se para uno y se pone las cosas en claro, "vamos a ver, dejemos claras las cosas, esto es lo que somos, asusmámoslo o a morir, pero ya está bien de vivir muriendo", o algo así. 

Y creo que establecí un acuerdo de no agresión conmigo mismo. (Lo de escribir y eso dejándome como un trapo, maldiciéndome y despreciándome por no haber ... cualquier cosa, quejándome de no ser... cualquier otra cosa... en fin, esto que he empezado a hacer ahora, porque no quería empezar a hacer otra cosa, trabajar, y porque acabo de leer un texto suyo, otro, donde yo no estoy desde hace nunca). 

Si yo no fuera yo, a lo mejor habría sido otro. Pero con los años se me va quitando hasta esa esperanza. No sé. Se ven tantas cosas admirables, pero siempre son los demás los que las emprenden y uno el que las admira. Nunca conseguí ni siquiera imaginarme en el otro lado. Admirándome, diciéndome al fin, amigo, lo has conseguido. 

Lo que más echo de menos, sin embargo, de no haber sido otro, es ese montón de personas tan interesantes que no he conocido porque yo era yo, ese montón de personas que ni me veían porque yo era yo. Ya sé que no hay simetría en estas cosas y que ver no significa ser visto ni amar tiene como imperativo ser amado, -eso lo he descubierto y experimentado muchas muchas veces, la puñetera matemática del amor, ni reflexiva ni simétrica ni mucho menos transitiva, todo lo más transitoria-, pero me gustaría haber conocido a esas personas que eran de tantas otras maneras distintas a mí y que tal vez me hubieran, sin ellas saberlo, o sabiéndolo, dado empujoncitos para ser yo el otro yo que me hubiera gustado haber sido. 

Porque uno es también lo que los demás te van ayudando, u obligando, ser. Creo que ese es uno de mis defectos. Lo percibo ahora. El que los demás me hayan condicionado para ser lo que soy. Y que yo desde siempre me haya dado cuenta de que me faltaba un ser que ser por mí mismo y no por  respuesta al deber ser que, sabiéndolo o sin saber, queriéndolo o sin querer, me sentía imponer por los demás. 

Y tal vez por eso ahora soy este que no sabe quién es, ni quién podría haber sido y que tanto echa de menos –cada vez menos, ya digo, hacerse viejo es eso, echar de menos cada vez menos y asumir cada vez más que esto es lo que ha sido– no haber sido otro. 

Si yo hubiera sido otro, no escribiría cosas como esta. Pero escribiría, o no, otras cosas igual de imbéciles, porque, tal vez he perdido toda esperanza, nunca he estado completamente satisfecho de ningún otro. Quiero decir, en momentos de lucidez me doy cuenta de que los demás tampoco son gran cosa, o de que yo en comparación con ellos tampoco he sido tan poco. 

Quiero decir que al final ser lo que hemos sido  es probablemente todo lo que podíamos haber hecho. Y cada uno lo ha hecho a su manera, que era la buena, aunque unos admiremos a otros y otros desprecien a unos terceros, y haya algunos que griten más y tengan por eso mayor presencia y haya otros que pasen casi con el disimulo de un caracol.

Al final, si yo fuera otro, pero conservando la parte de mí que piensa en querer ser otro, querría ser aún otro entre los que me incluiría a mí mismo, este de ahora. Eso espero. En alguna medida me gustaría creer que alguien, por alguna razón, que a lo mejor yo no valoro lo suficiente, querría haber sido yo.   

jueves, 5 de mayo de 2022

Conversación y canciones

 —Tu nombre me sabe a yedra.

—¿Qué me quieres decir con eso?

—Es un verso de una canción.

—Conozco la canción, y no dice «yedra», dice «hierba»: tu nombre me sabe a hierba de la que crece en el campo a golpe de sol y de agua, o algo así. Es una imagen hermosa. Evoca el campo como pureza, inocencia, bondad

—No lo había pensado, yo más bien tenía una idea gastronómica o erótica, si se quiere. Lo que de verdad me evoca a mí es al chicle doblemint, ¿te acuerdas?, ese que era verde.

—A veces me pregunto… Deberías donar tu cerebro antes de morirte. Total para lo que lo usas.

—No veo qué diferencia hay entre «yedra» y «hierba». La yedra también es hierba, ¿no?

—La yedra, es decir, la «hiedra», es una planta trepadora que se agarra fuertemente a los cuerpos inmediatos...

—Anda como tú… a veces.

—...que daña y ahoga con su espeso follaje.

No diría yo tanto como espeso… normalito.

—No te salgas del tema. Dime, a qué viene eso de compararme con una hiedra.

—Yo solo estaba cantando. Ya sabes que nunca me acuerdo bien de las canciones. Recuerda cuando cantaba aquel tango que no decía: arácnido en tu pelo, sino harán nido en tu pelo

—Eso no te lo equivocaste tú, sino un personaje de un libro que te conté. Y me lo cantabas porque sabes lo asquerosas que me parecen esas inmencionables artrópodas. 

—Es que siempre estás a la defensiva. Si supieras menos de todo no te sentirías tan amenazada. 

—Ya salió el tema. No puedes soportar que tenga un doctorado y medio y tú solo media carrera.

—Eso es injusto, sabes que no llegué al final por una insuficiencia.

—No fue solo por una. Fueron muchas, por eso te echaron. 

—No me echaron. Me fui. Yo tengo una mente libertaria. No estoy hecho para el redil de una cátedra.

—Supongo que será por eso que no distingues la hiedra de la hierba. A saber qué otras cosas estarás comiendo por ahí. 

—En cualquier caso ya sabes que yo nunca te quise por tu inteligencia.

—Yo desde luego nunca podré quererte por la tuya. 

—Me estás llamando tonto.

—El más tonto. Tontísimo. 

—Si no fueras tan guapa...

—Si no fueras tan ciego. 

—...te lavarías menos. 

—¿Qué?, ¿ahora te metes con mi higiene? 

—Llevas una hora en el baño. Hace dos que teníamos que haber salido. Era otra canción: si no fueras tan guapa te lavarías menos.

—Si no fueras tan bruto. La canción dice: si no fueras tan vaga trabajarías menos.

—Pues me suena mejor la mía. Llevo años cantándola así. Y me parece lógico. Los guapos, al saberse guapos, se cuidan, porque obtienen recompensa de su esfuerzo. En cambio los que no tenemos estrella… no es que seamos unos guarros, es que estamos desmotivados. 

—Tu lo que no tienes es vergüenza. Será por eso que comes en lugar de la hierba al no estar en el redil de la cátedra. Lo mismo en lugar de comértela deberíamos fumárnosla.

—Ya sabes que no puedo fumar. Por la tensión. Lo mismo tienes razón, tomando tantas pastillas, que si la tensión, que si el colesterol. La única que me da alguna alegría es la de la alergia.

—¡Mira qué curioso!, tienen las mismas letras.

—Es normal que se repitan, solo hay veintisiete. 

—Es curioso que teniendo las mismas letras los síntomas sean tan distintos.

—Ya está. Aprovechas cualquier ocasión para mencionar a tu ex.

—Si, es verdad, sin Tomás todo es distinto. 

—Y tanto que era distinto. Como que con él no podrías haber iniciado esta conversación. El prefería la música anglosajona. 

—Con la inestimable virtud de que no sabía ni papa de inglés y nunca nunca recitaba letras de canciones trastocándolas, bebe un trago.

—Afortunadamente prefirió a la música anglosajona y me dejó a la listilla hispana. 

—No te «dejó», bwana. Simplemente fuiste un consolador… sin pilas por cierto.

—Te rescaté de las más profundas cimas de la desesperación, querida… y lo sabes. 

—Me querido Julio, no te creía tan leído. 

—Me sé unos cuantos títulos más de tu estantería, a saber: Critica la razón, Puta. Este es un panfleto feminista en contra de la lógica patriarcal, de una tal Enmanuelle Cant. Sugerente nombre. 

—Si fueras menos burro te ascendería a Clavileño.

—Un honor ser un chocolate.

—Un churro es lo que eres. Un churro frío, por lo que estoy observando.

—Acércame la taza y te hago una merienda.

—No tenemos tiempo. Nos están esperando.

—Esos ya deben haberse comido entre ellos. 


Canciones aludidas

La hiedra

Arácnido en tu pelo

Si no fueras tan guapa

Nunca nunca

domingo, 1 de mayo de 2022

Servilletas desdobladas, de Daniel Ortiz Peñate

En una reseña de El escobillón leí acerca de este autor. Me gustaron los términos en que lo describía y me busqué una de sus novelas para confirmarlos. 

Los «términos» en que lo describía o con que se describe el autor a sí mismo son poco más o menos estos

Antes de establecerse en el madrileño barrio de Lavapiés vivió en Wisconsin, Augsburg, Milán, Ciudad de Guatemala, Pretoria, Nicosia y Budapest. En 2003 abandonó Sudáfrica para viajar en solitario durante seis meses por toda Sudamérica, aventura a la que seguirían cuatro meses en India y un sin fin de viajes recurrentes al Sur de África, y otros por Ghana, Cabo Verde, México, Marruecos y Etiopía, a lo que se suma en 2011 un periplo de más de 14.000 kilómetros por las carreteras de Estados Unidos en busca de las raíces musicales de los autores de la Beat Generation con el fin de ahondar en el contexto de los autores que traduce y publica en www.edicionesescalera.com
Ha publicado Suceso en un zoo ilógico(1er Premio de Relato Corto de CajaCanarias, 2003), las novelas Servilletas Desdobladas (Idea, 2006), La hija de la Mula (Idea, 2007) y Hola Fondo Sur (Tenerife, 2012) , además del libro de viajes Al Margen junto a Talía Luis Casado (2008).

A mí, como sedentario sin vocación aunque incapacitado para una vida nómada como esa –por discapacidades mentales– me parece una reseña geobiográfica fascinante, y por eso quedé encandilado. Me busqué un par de libros suyos y encontré este, Servilletas desdobladas

Es una especie de novela. Tal vez por alguna referencia me ha hecho recordar, en cierto tono, y en el talante algo fantasioso de los personajes, a Rayuela. No sé si exactamente en la historia, que no es nada parecida. O tal vez algo. El personaje, Gabriel, o Gabo, o Gábor como le llaman en diversas partes de la historia, vive, junto a Amber (me doy cuenta de que no la menciono en toda la reseña, pero es que es un personaje accesorio, con todo y que Gabriel reitera constantemente su amor por ella y  que ella al final toma un papel más relevante) , en Budapest –debe ser la primera vez que leo una novela que transcurra en esta ciudad. Todo lo más una vez leí uno de los viajes de Galdós (¿o era Blasco Ibañez?) que la visitaba y contaba eso tan repetido de que son dos ciudades, Buda yPest, unidas por un puente. En esta novela nos enteramos de que Buda es la parte más espectacular, retrepada en una montaña, con castillo y todo, mientras que Pest es más bien un llano por donde se extiende la ciudad, en todos los sentidos, más plana–. Allí conoce a un personaje curioso, de nombre italiano, Casucci, que con su perro, pasea por la ciudad, dejando que este cague, a modo de acto terrorista, delante de los salones de apuestas y juego. Casucci se dice abogado, aunque poco se sabe de él fuera de los momentos en los que se encuentra con Gabriel. Y en esos encuentros le hace como de maestro espiritual, de guía, en una búsqueda que no sabemos ni el propio Gábor, como le llama Casucci, hungarizando el nombre, acertaría a explicar. Él simplemente siente fascinación por este personaje y su misterio.  Creo que esto resumiría esta parte de la historia, con independencia de ese tal Gurian Buenaventura cuya memoria, y cuyos escritos tiene el propósito, Casucci, de rescatar y que parece ser el motor de sus actividades. 

Hay un tercer personaje, Tirzo, que uno se imagina un trasunto del propio personaje Gabriel, que viaja por sudamérica. Primero en busca del lugar donde cayó, físicamente, abatido por las balas, el Ché Guevara, y luego en un ascenso por el Amazonas hasta un lugar donde consigue probar la ayahuasca que le provocan unas extraordinarias experiencias extrasensoriales. Estos relatos se intercalan entre los de la otra historia como leídos por el personaje, Gábor, en unos papeles que le suministra Casucci. También el mismo Cassucci le alcanza algunos de los artículos de Buenaventura, un supuesto pensador perseguido por la policía y cuyos documentos, en los que expone su peligroso pensamiento, Casucci quiere rescatar. 

La novela concluye con un final, digamos que sorpresivo y que no desvelaremos para que haya algo que descubrir, pero que de antemano me da que no es trascendental, simplemente sirve como cierre en alto de la historia que realmente termina con la muerte de Casucci.

En general da muy buena impresión. Eso hay que decirlo. Por lo menos despierta entusiasmo, al principio, el descubrimiento de un tipo que ha realizado lo que uno ni siquiera se ha atrevido nunca a sacar del envoltorio del sueño. Y tengo que decir que el estilo de escritura es muy solvente, muy suelto, en un tono coloquial, de conversación. Sí, es cierto que de vez en cuando se suelta alguna parrafada fantasiosa, pero el tono en el que lo hace es escuchable, quiero decir que uno se imagina perfectamente al tipo hablando así en su vida corriente. Tiene ese tono de soñador, de persona que vive permanentemente en el sueño, sin que ello le sea obstáculo para desenvolverse perfectamente en la áspera vida real de buscarse el sustento de cada día. 

Luego, analizándolo como hecho literario, pues sigue estando bien, hay una historia más o menos bien desarrollada. No muy atada, esto también es verdad, pero no parece que eso importe demasiado. No se ha pretendido, a mi juicio, y si sí, pues no se ha conseguido y poco que importa, escribir un novelón canónico, sino más bien relatar una experiencia de vida, una experiencia de modo de vida, aderezándola con esta historia casi como excusa para disfrazar de novela lo que de otra manera no tendría sustento editable. 

Lo único que puedo lamentar es el tono tan autosatisfecho, supongo que con toda la razón, de su actitud libertaria que a su juicio, me da la impresión, lo sitúa muy por encima de la mediocridad del ciudadano corriente de oficina (de mí). Esa especie de superioridad moral que destila todo el libro es lo que me chincha con independencia de que tal vez sea mi propia conciencia de inferioridad moral la que me esté raspando mientra leo. 

En resumen me ha parecido un descubrimiento de autor, aunque más bien un descubrimiento tardío, que me coge ya a trasmano. Este es uno de esos autores que uno debe leer a los dieciocho, veinte años para que cale en la lectura toda la esencia que esta tiene de motivadora,  de incitadora a hacer algo con la vida de uno saltándose los supuestos establecidos y atreviéndose a dejar abierta la jaula de los sueños, por idiotas que sean, como mínimo por dar oportunidad a que se escape el pajarito.