jueves, 25 de mayo de 2017

Consejas de viejo

Leyendo a Gandhi: la ley del Karma dice que lo que el hombre siembre eso recogerá. Dios hizo la ley y ya no le hizo falta intervenir más.
Automáticamente pienso que no toda siembra da sus frutos. Eso lo sé seguro. Aunque no sé si es un apartado de la ley del Karma. No obstante no lo invalida, pues sigue cumpliéndose que si plantas puerros no esperes que te broten calabazas, lo peor o mejor que te puede pasar es que no te salga nada.
A veces es difícil saber qué es lo que uno está plantando. Muchas semillas se parecen entre sí, al menos a un ojo no experto. ¿Y qué ojo hay experto en la vida? Nadie, que se sepa, la ha vivido dos veces para para asegurar a otro qué es lo que viene a continuación.
Yo diría que en esos casos, cuando uno no sabe muy bien qué está plantando, lo mejor es no plantar nada. No se trata de no correr riesgos. Bien por los riesgos cuando tienes el empeño de ir a alguna parte. Pero la metáfora de la semilla desconocida no apunta precisamente a que tengas un propósito definido.
En Industrias y Andanzas de Alfanhui de Rafal Sánchez Ferlosio, los niños le llevaban a la abuela los huevos que se habían encontrado por el campo. La abuela tenía por costumbre ponérselos en la falda frente al brasero y no se movía de allí en veintiún días o hasta que los huevos eclosionaban. Al cabo de ese tiempo los niños iban a recoger sus frutos. La abuela siempre sabía qué niño le había llevado qué huevo y, ¡ay! del que rechazara lo que el huevo había dado: si era pajarillo, pajarillo, si era lagarto, lagarto y si era culebra, culebra. Si alguno rezongaba, ese no era admitido el año siguiente. Cada uno tenía que asumir su responsabilidad con el huevo que había encontrado.
Si no tienes un propósito, le digo yo a mi hija, si no sabes de qué es el huevo, acepta lo que te venga, porque la vida te está diciendo algo. Si tú no tienes un propósito, deja actuar a la vida porque ella sabe lo que te conviene y conoce tu ritmo. Ella sabe más que tú de ti. Solo si quieres ir más rápido o no te gusta el camino que te propone, decide y actúa. Ella no sigue tus deseos. Sino tu conveniencia.
Estás donde estás porque tu comportamiento te ha llevado ahí. Eso es la vida actuando. Los que toman muchas decisiones creen agarrar a la vida por los cuernos. Pero hay que tener muy claro hacia donde llevarla, por qué y para qué de tus decisiones, para controlar ese bicho impredecible.
La vida también es como ese demonio de las películas, engañoso, artero, que te ofrece riquezas y poderes a cambio de bagatelas: tu alma; y cuando has firmado descubres que lo que él llamaba riquezas y poderes no se ajusta ni un pelo a lo que esperabas.
Yo abogo por la inacción. No te muevas si no quieres ir a ningún sitio. Ya se te ocurrirá algo en el reposo. Pero mientras tú estás quieto, la vida te mueve, flotas en la vida por el río. Confía y hazle caso cuando te diga que saltes. Estate atento. Y relájate tampoco es demasiado importante. Si le das órdenes, ten la seguridad de saber lo que quieres. Porque a lo peor te lo concede.

martes, 16 de mayo de 2017

Estoy esperando que me digáis si os gusta mi traje nuevo

Piensa en la luz. Una luz tácita, esdrújula, ¿vale? Ahora percibe el color que da esa luz en las cosas, ¿no te parece níveo, casi obsceno? En cambio, cierra los ojos fuerte, piensa en la noche picuda y alegre, llena de retazos ocre y casi táctil. Siéntete envuelto como abrazo de carne podre y cálida. Ahora mezcla ambos aromas, no la luz o la falta de ella, sino a lo que huelen. Ese olor sucio, erótico, terne como ángel cogido en falta por el mismo Dios que lo sorprende extasiado acariciándose las nalgas con las plumas suaves de sus alas en un goce ignorado. Pues eso precisamente, si alcanzas a verlo, eso que se va si respiras fuerte o te distraes con una paloma, eso que si lo miras de frente nunca existió, eso es lo que digo,... no sé si me entiendes.

Es fácil juntar palabras y que parezca que dicen algo. Y hasta es fácil asignarles un significado una vez escritas. Un significado críptico, sugerente. Ese no es, pues, el mérito. El mérito es convencer a los otros de que este traje, de la más finísima tela, tan delicada y hermosa que los tontos, los idiotas, los incapaces, no pueden apreciarla, te vestirá regiamente hasta provocar la admiración de todos. 

jueves, 11 de mayo de 2017

¿He cambiado?

Al final,
lo que me gustaría creer
es que he cambiado,
comprendido, lo suficiente
como para saber que,
si volviera a vivir,
mi vida, esa nueva vida,
no sería la misma.

Quiero decir: si uno se piensa, ¿cree que ha cambiado con el paso de los años? Obviamente han cambiado cosas ahí fuera, has tomado decisiones que podían haber sido otras, pero ¿de verdad cambiaron esas decisiones tu vida?, ¿de verdad podía haber sido otra vida si hubieras elegido la otra alternativa? Pienso mucho en esto, y en lo igual que me he sentido siempre a mí mismo. Traicionándome siempre de la misma manera, siendo fiel a mí mismo, siempre, en los momentos esperados. Olvidándolo todo poco después. Enfrentándome a nuevas circunstancias siempre con la misma inexperiencia. No. Leo aquellas libretas de los veinte años y no percibo cambios. No soy más “maduro”, no he despejado ninguna de aquellas dudas esenciales. No soy más valiente, desde luego, y en cuanto a conocimientos y habilidades, apenas lo que podía esperarse de haberme hecho más viejo. Todo lo más, ahora mi letra se entiende mejor. Ya pienso obsesivamente en la muerte (aunque no lo reconozca abiertamente y emplee ese tono de cinismo burletero que intenta ponerme por encima de los miedos). Y aún sigo pensando que el nudo puede deshacerse sin necesidad de cortarlo. Tal vez lo que me falta por aprender es a usar la espada. Como hacía Buñuel, dar la vuelta a la cámara y enfocar lo que está al otro lado de ese hermoso paisaje que nos hemos empeñado todo el rato en enfocar para hacer una película bonita. Mirar más cerca y con menos condicionantes. Simplemente comprender lo que soy y no empeñarme tanto en querer ser todo lo demás. 

martes, 9 de mayo de 2017

Monstruos

Hay que dejarse fecundar por el azar.

Quiero decir, el mundo que percibimos es un estrecho mundo, férreamente filtrado por nuestra consideración. Sólo dejamos pasar aquello que nuestra propia consideración considera aceptable, y rechazamos incluso antes de conocerlo, aquello que ya tenemos catalogado como inaceptable, entre lo que, a menudo, incluimos lo desconocido, lo que hasta ahora no habíamos conocido. Así vamos conformando nuestro mundo en torno a nosotros, amigos, gustos, placeres, pensamiento, rechazos, odios, lo que sea. Y a fuerza de cegarnos a cualquier otra cosa acabamos creyendo que ese es el mundo, que el mundo es lo que nosotros percibimos. Y de pronto aparece algo extraño a ese mundo, y nos quedamos aterrados porque para nosotros es un monstruo, es decir, un ente inconcebible en lo que hasta ahora considerábamos mundo. Los monstruos son todo eso que acecha en la oscuridad más allá de nuestra percepción. Pero no son monstruos, lo mismo no son monstruos nuestros rechazos o nuestros odios, sabemos que rechazamos a determinadas personas, determinados peligros, rechazamos determinadas comidas porque las sabemos desagradables o tóxicas, eso no son monstruos, porque sabemos que están ahí y los rechazamos o los ignoramos a propósito. Lo que ocurre con los monstruos es que para nosotros no existen y si de pronto surgen en nuestro mundo parecen hacerlo de la nada, de la oscuridad, de donde no creíamos que hubiera nada.
Por eso hay que mantener la puerta abierta al azar. No controlarlo todo, dejarnos cuando menos explorar lo desconocido, a lo que hemos llegado sin elegir, sin decidir, solo eso nos va a permitir incorporar nuevos elementos a nuestro mundo y nos va a entrenar para aceptar o rechazar novedades sin calificarlas de monstruosas o sobrenaturales.

sábado, 6 de mayo de 2017

Una semana

Ya hace solo una semana
y fue hace tanto tiempo
que parece que fue ayer
y apenas recuerdo cuándo

Y puede que nunca ocurriera
o que vaya a ocurrir y ya
lo sepa de antemano no sé
parece que no ha sido y ya fue

esperaré mientras me aclaro
a ver que pasa si será
o si está siendo o si fue
o no ha sido nunca ni lo espero

  ---o---

esperar se me da bien
he esperado tanto que ni espero
lo que espero solo espero
y ya ni sueño que lo tengo

y tenerlo para qué es olvidarlo
esperarlo es soñarlo y es tenerlo
mas tenerlo es poseerlo y olvidarlo
quiero querer no tener recordarlo

esa es la verdadera posesión
ahí está el valor del tesoro
que no se puede tener
que tenerlo es perderlo


"Pero era un verdadero tesoro porque no se podía vender. La gente cree que es tesoro todo lo que vale mucho, pero el verdadero tesoro es lo que no se puede vender. Tesoro es lo que vale tanto que no vale nada. Sí, él podía vender su tesoro a peso de marfíl, pero el tesoro se perdería, vendería nada más que marfil. El verdadero tesoro vale más que la vida, porque se muere sin venderlo. No sirve para salvar la vida. El tesoro vale mucho y no vale nada. En eso está el tesoro, en que no se puede vender". (de Industrias y Andanzas de Alfanhui de Rafael Sánchez Ferlosio)

lunes, 1 de mayo de 2017

Primero de Mayo, día de la hermandad obrera. Notas al azar



Era un pequeño grupo que cabía holgadamente en la Plaza de Santa Ana.Mucho rojo,solo roto por el advenedizo morado. Desperdigados por toda la plaza, se alzan carteles y pancartas, banderines y camisetas. Uno de los temas centrales es la nueva ley de suelo de canarias, ese nuevo orgasmotrón concertado por el gobierno regional para satisfacer el onanismo empresarial, supongo que para distraerlo de la sistemática violación de la persistente inocencia del pueblo ejemplificada en el último caso de proxenetismo con adolescentes. Otros temas son más generales, el armazón podrido de esta nuestra España, la tercera república, etc. Todo expresado con palabras viejas como obrero, solidaridad, precariedad, empleo de calidad.
La mayoría de los manifestantes se arracima hacia el ayuntamiento, hacia las escaleras, alejándose de la catedral. Las escaleras permiten a los arengadores alzarse un poco por encima de los oyentes. Estos se reúnen alrededor formando un círculo delimitado por las pancartas. Los arengadores leen unos textos viejunos, llenos de palabras tan gastadas como las oraciones de misa que ya no significan nada. "Los ataques a la clase obrera", "trabajadores y trabajadoras", "nuestra fuerza como clase", "desmantelamiento de la clase media", "lucha obrera". No es gratuita la comparación,  esto parece una misa solemne, a la sombra de la catedral, con sus próceres a la cabeza leyendo oraciones que ya han perdido su signifcado en la mente de los oyentes, de tanto uso idéntico y repetido con las mismas expresiones, palabras repetidas, gestos repetidos, hechos repetidos. Terminan con la solemne y conjunta entonación de la internacional, brazo en puño alzado de rigor, que sirve a modo de bendición. Algunos, insatisfechos, vuelven a repetirla eufóricos. Visto desde fuera esto es lo más parecido a un perro lamiéndose las pelotas.
La revolución se ha institucionalizado, ya no es una esperanza física sino metafísica en la que nadie cree; ya solo pueden creer en las palabras, los gestos, la emoción del momento en común, con pancartas y banderines que nada significan.

Y mientras, como en las películas de Berlanga al paso de los entierros, los turistas en Triana sentados en las terrazas disfrutando del magnífico día ante una cervecita atendidos por serviciales camareros