jueves, 26 de junio de 2014

Caso clínico

¿Qué me pasa, doctor?
Pues bien: presenta usted una clara sintomatología, que por otra parte resulta extraordinariamente peculiar; tanto que jamás me había encontrado con un caso semejante en todos los años que llevo ejerciendo esta profesión. Una sintomatología descrita en la mayoría de los manuales básicos de nuestra disciplina, siempre rematada con la apostilla de que se trata de una descripción puramente teórica, concluida después de haber estudiado miles de casos  de los cuales se han obtenido los síntomas coincidentes que se han sometido luego a largas y profundas discusiones hasta alcanzar un consenso nunca antes, ni después, logrado en ningún otro aspecto de nuestros estudios; una disciplina, como usted podrá suponer, tan ambigua y contradictoria como lo es el hombre mismo. Y aquí le tengo, contra todo pronóstico y hasta diría que desafiando mis propias convicciones científicas.
Lo sabía, es peor de lo que me imaginaba. Una de esas enfermedades raras, ¿no?
Rarísima, sin duda, pese a la profusión de documentación que se ha desarrollado y debatido sobre ella; de hecho, la base sólida y precisa sobre la cual descansa toda nuestra ciencia, que tal vez, a partir de ahora, gracias a usted, se vea reforzada, e impulsada quien sabe hasta qué cotas. Amigo, tengo el honor de afirmarle que tiene usted exactamente y punto por punto todos los síntomas de ser
  UNA PERSONA ABSOLUTAMENTE NORMAL.<==

miércoles, 25 de junio de 2014

Consegos de sapos

Non credo, pater, non credo.
Crisis de valores: todo
me parece una mierda.
Estoy cayendo, cayendo,
cayendo...
Debería estar
callando, callando,
callando...
Caer y callar.
Un cayado para evitar
caer.
Royendo, royendo,
royendo.
ric ras ric ras ric
Piedra Pómez. Gómez. Super
Gómez, el héroe común.
Habrá cada brazo.
Informe urgente sobre
la gente informe.
Beneficios materiales:
un beso, un peso de caricias,
un rezo de tu boca, sexo,
por supuesto, eso no se toca,
y, para terminar, eso
que tu sabes y no se nombra.
¡Dame un consego!:
te aconsego que comas
agos y conegos.





martes, 24 de junio de 2014

QUERIDA, VOY A COMPRAR CIGARRILLOS Y VUELVO

Vi una película, basada en una obra de un tal Alberto Laiseca... mierda, ya he olvidado el título (...sí, ya me acuerdo: algo así como Voy a comprar cigarrillos y enseguida vuelvo). Bueno. Se trataba de un tipo al que le proponen un extraño juego: le darán un millón de ...dinero, si el tipo acepta volver a vivir diez años de su vida, los que elija, pero con la conciencia de ahora, con el conocimiento de ahora y la oportunidad de tomar decisiones diferentes. El tipo vivirá diez años pero transcurrirán apenas cinco minutos, los suficientes como para excusarse ante la mujer, que lo espera en el restaurante, diciéndole que va a comprar cigarrillos y enseguida regresa. Para cuando regrese, si acepta, tendrá un millón. Parece una buena oferta. El tipo acepta. Ahora es un hombre acabado, una vida de mierda, para decirlo claro, en realidad ha sido elegido por eso, y lo que trata de demostrar, creo yo, el ¿demonio? que lo tienta es que una vida de mierda, por más oportunidades que tenga, siempre resultará en una vida de mierda.
La película va de esto, de que el tipo lo intenta, pero le falla. Después de apenas dos años y poco acaba suicidándose (ahora me viene a la mente Berlín Alexander Platz, no sé por qué). Pero eso no estaba en el plan del demonio, así que le obliga a vivir los siete y pico de años que le quedan de contrato en la infancia. El tipo se ve obligado a vivir siete años de su infancia con la conciencia de un hombre de sesenta y siete años encerrado en el cuerpo de un niño desde su estadío de bebé, algo que le resulta peor que una cárcel si no es porque al menos tiene oportunidad de asistir en directo a la muerte por electrocución de su tiránico padre.
La película no es muy buena, la idea sí, de hecho es una idea que he barajado muchas veces, esa de tener la oportunidad de volver a vivir mi vida pero con la conciencia de ahora, tomar decisiones diferentes a las que tomé. La puñetera película me ha desinflado muchas fantasías que me había permitido hinchar no teniendo nadie que me las refutara: viéndola te das cuenta de que es muy probable que acabaras volviendo a vivir exactamente la misma vida que habías vivido, porque llegados los momentos críticos te darías cuenta de que sigues siendo el mismo tipo que tomó aquellas decisiones, erradas o no, en su momento, y que por lo tanto, en la misma circunstancia, las ibas a repetir.
Es como uno de esos cuentos borgianos, no sé, a mi recuerda a aquel del reino que construía mapas que tenían exactamente las dimensiones del reino, coincidiendo en cada punto con él, tal era su precisión. Tal vez no tenga nada que ver, pero entonces podríamos sacar lo del mito del eterno retorno, ja.

jueves, 19 de junio de 2014

Las oportunidades perdidas


Yo tenía veinte o veintiún años y ninguna experiencia relevante con mujeres. Estaba en la universidad y en una de las asignaturas realizaba las prácticas con la tía más buena de la clase, la tía más buena de toda la universidad. M. También era la tía más inteligente que había conocido. Ella hacía las prácticas y yo resolvía el papeleo, es decir redactaba los informes. Con ella descubrí que algo raro me pasaba en clase. De cuantas cosas me explicaba ella, yo no recordaba haber escuchado absolutamente nada al respecto durante las clases. Nunca falté a ninguna. Al menos mi cuerpo no lo hizo. Aprobé aquella asignatura con nota sin tener ni idea de qué trataba. Tiempo después me interesé por ella, trataba de esos modelos matemáticos que se pueden aplicar a cualquier cosa desde el comportamiento de las inversiones en bolsa hasta la caída de una pelota de goma.
Un día, no sé por qué, me vi en su coche yendo a su casa. Hacía un día raro, unos de esos días en que las nubes no se deciden y están entre que si llover o dejarlo para mañana. Vivía en uno de esos edificios lujosos de la avenida marítima. Tal vez no fuera exactamente lujoso, pero yo procedo de Ciudad Alta y allí las construcciones son modestas y recogidas. El salón de su casa acogería mi casa al completo, que digo, solo su cama era del tamaño de mi baño. La esperé mientras se duchaba. Desde el salón imaginé cada uno de sus movimientos desprendiéndose de cada pieza de ropa, cada caricia de sus manos por su cuerpo, cada pompa de espuma de jabón sobre cada uno de sus poros. Cuando salió ya completamente arreglada, me encontraba agotado por la experiencia erótica que había vivido.
-De pronto me han entrado unas ganas tremendas de fumar.
-No sabía que fumaras. De todas manera no se fuma en casa -respondió distraída, rematando los últimos retoque
-Ha sido una experiencia maravillosa, te lo agradezco.
Se me quedó mirando con esa sonrisa de confusión con que solía mirarme tras una de mis extravagantes salidas.
-En serio. Es la primera vez que tengo tanta intimidad con una chica -su repentino rubor, me hizo comprender que, de pronto, se hacía cargo de lo que estaba pasando por mi mente en ese momento -No, no. No es que haya estado espiando. No me he atrevido. -no sé si esta aclaración la tranquilizó. Empezó a darse prisa en sus arreglos.

No sé por qué me llevó a su casa. Por qué me hizo asistir, a aquel espectáculo a distancia. Siempre me pregunté si esa no fue una de las oportunidades que perdí en la vida. Nunca comprendí a las mujeres. Y ellas me castigaron toda la vida por eso. A partir de ese día la vi algo más reservada conmigo. Ya no nos quedábamos a solas realizando las prácticas de aquella asignatura. Ella dejó de explicarme tan minuciosamente los oscuros secretos de aquellas fórmulas, me pasaba las hojas con los problemas resueltos y yo las trasladaba a limpio y redactaba impecables informes más dignos de un premio literario que de la despreciativa mirada que le esparcía por encima el profesor de la asignatura. Siempre me sentí culpable de aquella “traición”.  Años después ella me lo confirmó, me esperó en el baño. Temblando. Ansiosa.

Yo estaba en un bar de Vegueta, bastante bebido, todos estábamos bastante bebidos en aquella mesa, y algo melancólicos, con las cabezas hundidas en los hombros. De pronto un tropel de chicas jubilosas irrumpe en el local y nuestras cabezas, como florecillas recién regadas, después de un largo día de sequedad, se alzan y se giran hacia aquellos soles esbozando los pétalos de sus sonrisas abiertos y rutilantes. No quiero ni pensar qué patético espectáculo se oculta detrás de esta voluntariosa descripción, pero, aún así, ella me reconoció. Me levanté tambaleándome y la  besé en ambas mejillas, respondí como pude a sus preguntas protocolarias y traté de replicarle a mi vez con alguna otra. Ella insistió en que la acompañase a su mesa y me presentaría a sus amigas, a lo que mis compañeros de mesa no solo no se negaron sino que se adelantaron a mi respuesta, que ellos barruntaban negativa. Hablamos de todos aquellos años, y de nuestra fugaz colaboración – yo repetí curso, pero al año siguiente lo saqué incluso con nota en alguna asignatura que hoy no recuerdo ni su nombre. Entonces fue cuando, también ella estaba algo bebida, se acordó del episodio de su casa.
-¿Te acuerdas aquella vez que subiste a mi casa?
-Me acuerdo. Aquello acabó con nuestra amistad, me parece. Nunca me lo perdonaré.
-No fue para tanto, hombre. Aunque...
-Me sentí muy mal después, no creas. Prácticamente como si hubiera abusado de ti, al menos de tu confianza. Pero entiéndeme. Estabas..., eras..., bueno, que estabas muy rica, todos te deseábamos.
-Osea que te gustaba.
-¿Cómo no me vas a gustar? ¿Estás loca? ¿O es que ahora vas a ir de chica modesta que no sabía lo buena que estaba?
-Sí que lo sabía, pero tú parecías tan... inmune a mis encantos.
-¡Inmune!. Lo que pasa es que me aliviaba antes, para no sufrir temblores en tu presencia.
-No seas ordinario.
-Lo siento, es broma. Simplemente, no creía tener la más mínima oportunidad, así que me limitaba al goce de espectador.
-Así que por eso no entraste.
-¿Adónde?
-Al baño. Mientras me duchaba. Te esperé. Dejé la puerta completamente abierta. Dejé completamente abierta hasta la mampara para que no hubiera dudas.
-Si no hubieras querido que hubiera dudas me habrías llamado.
-Cosas de mujeres, ya sabes. Cuando me dijiste todo aquello, ¿te acuerdas?, pensé que hasta te habías masturbado.
-Bueno, lo pensé, pero no encontré servilletas. Hubiera sido la mejor paja de mi vida.
-Hubiera sido el mejor polvo de tu vida si hubieras entrado.
-Hubiera sido el primer polvo de mi vida si hubiera entrado.
-Sí, eso lo comprendí después. Creo que fue un error por mi parte no haberlo previsto. No sabes lo que te deseaba.
-¿A mí?
-A ti, idiota.
Tuve que ausentarme por un momento para ir al baño. El alcohol me pone muy melancólico. En el baño lloré por las oportunidades perdidas. Después me lavé la cara, cuando iba saliendo me di  cuenta de que también me estaba meando, así que tuve que volver a entrar.
Esta fue una de tantas confirmaciones de que ...
Bueno. Nunca me hice demasiadas ilusiones con respecto a mi juventud. Llegó un instante en que ya solo deseaba que pasara lo más rápidamente posible, como un dolor o una enfermedad. Perdida toda esperanza de sacar algún provecho de ella, solo quedaba pensar en el después. Que es el ahora y que, confirmo, sigue siendo igual. Solo que ahora me culpo a mí. ¿Dónde estuve mientras mi vida transcurría?, me pregunto a menudo. ¿Por qué no prestaba atención? Porque estaba distraído lamentándome de lo pobre y triste personajillo que era. Porque me había encasillado en un papel tragicómico que ya no pude sacudirme jamás. Solo ahora, ya en las puertas de la decrepitud, soy capaz de percibir como espectador amargo de mi vida, cuán fielmente seguí el papel que me impuse. Me aplaudo por mi profesionalidad. Plas, plas, plas.

miércoles, 18 de junio de 2014

Una relación virtual



Recibí un mensaje por Whatsapp felicitándome erróneamente por mi cumpleaños. Poco después llegó el reconocimiento del error. Me pedía disculpas. Se trataba, ¿evidentemente?, de una chica, por el exceso de iconos, signos de admiración y manifestaciones explícitas de afecto. Me llamaba por mi nombre, luego, figuraba por mi nombre entre sus contactos. Por un momento imaginé que se trataba de una persona de mi agenda con la que había dejado de tener contacto desde hacía un tiempo, pese a lo cual mantenía su número de teléfono con vana esperanza. No era ese el número, lo que justifiqué con un cambio de tarjeta para eludir la posibilidad de ciertas llamadas indeseadas y que en el traslado hubiera olvidado borrar mi entrada. Con su imagen en la mente y un cierto nerviosismo, contesté, Qué afortunado el tipo que no soy yo, no es mi cumpleaños, ¿quién eres que tienes mi número con mi nombre?, me temo que yo no debo tener el tuyo. ¿De verdad que no sabes quién soy?, me preguntó, y temí haberla ofendido, como tememos siempre que alguien nos saluda con esa familiaridad y no somos capaces de reconocerle, casi con una sensación de traición. Sin embargo decidí seguir un impulso audaz, acorde con las sensaciones que el inesperado mensaje me habían despertado y los melancólicos recuerdos que me había traído. A lo mejor no quiero saberlo. Disfrutar el placer de creer que una desconocida tiene mi número de teléfono y nunca se ha atrevido a usarlo hasta que un día, hoy, por error... No respondió al instante, lo que me provocó una cierta ansiedad sabiendo que había iniciado un flirteo con alguien que me conocía, tal vez alguien muy cercano, y no necesariamente mujer. Por fin contestó, eso es muy estimulante, lo mismo te dejo en la duda, aunque yo sí sé quien eres. Por un instante no quise seguir con el juego, temeroso de “revelarme” ante alguien que ya tenía una imagen concreta de mí. Estuve a punto de romper el hechizo reclamando paridad, pero ella se me adelantó ¿Sabes qué?, lo vamos a dejar así por el momento, a mí también me parece excitante esta situación. ¿Excitante?, esa es una palabra mágica. Ser uno el objeto de excitación de otro resulta verdaderamente estimulante. No estaba dispuesto a perder esa ocasión, afrontando los riesgos, pues no olvidaba -aunque estaba dispuesto a hacerlo- el desequilibrio de la situación: ella me observaría como tras un cristal asimétrico, yo solo podría ver mi propio reflejo. Decidí ser prudente en la respuesta, aún temeroso De acuerdo, veamos que sale de esto.
Pasaron algunos días sin recibir ningún mensaje. Yo no me atrevía, consciente de la asimetría, a iniciar una conversación. Suponía que en algún momento, ella, ¿o él?, se daría a conocer, nos reiríamos un rato, yo me pondría un poco colorado por mi ingenuidad y se terminaría ahí la historia. Pero una tarde: me vendría bien algún mensajito estimulante. Bueno, ella iniciaba el juego, estaba justificado, ¿un mal día?, pregunta nada comprometida, pero exige continuidad. Sí, no sé, esos días que necesitas algún estímulo, ¡vale!, ¿qué llevas puesto? :-P, ¡eh!, que soy yo la que necesita estímulo, te estás aprovechando, bueno, pues yo estoy en pelotas, ¡uf!, vaya, olvidé que tú sí que me conoces, lo mismo te imaginas esta barrigota y ya acabo por amargarte el día, ¡No, oye, tú no estás nada mal!, no un adonis, pero nada mal, gracias, porque sigo en pelotas y eso me ha puesto muy contento :-D, no te pongas a jugar ahora, que te distraes, no te preocupes, tengo dos manos, y una me basta para atender el teléfono, la otra la tengo ociosa, oye, vas lanzado, lo mismo me quito yo la ropa también, ¿ves?, ahora estamos hablando claro, si quieres pones la vibración al máximo y te cuento una historia, lo mismo eso te relaja, no entiendo la relación vibración-historia, qué quieres decir, eso es porque no tienes el teléfono colocado estratégicamente, ¡ja!, ahora lo pillé, ¡pues sí que tienes facetas sorprendentes!, nunca lo habría imaginado, ¡eh!, no vale a hacer alusiones a que me conoces en realidad, porque entonces me cortaré, trata de olvidar que me conoces, tú empezaste, es verdad, pero el jueguito es más divertido si lo olvidamos ambos, olvidémoslo, pero a mí me pone más saber que eres tú, fíjate, ¡joder!, a juzgar por los resultados, ahora en serio, parece que a mí también, ¿de verdad?, ya te digo, sigues sin saber quién soy, ¿verdad?, sigo, y por el momento no tengo esa curiosidad, perdóname, al contrario, son dos juegos distintos, eso lo hace más interesante, entonces, te pongo un poquito, sí, un poquito..., pues eso me pone, vamos que estoy..., no sigas que, nos espían, ¿te refieres al fbi?, me refiero a que me estoy poniendo nerviosa, eso es buen síntoma, para mí al menos, ¿estas...?, ¡!, ¡uf!, ¡uuf!, me estoy pensando eso de la historia, ¿tienes una historia muuuy larga?, si te digo la verdad, ahora mismo no se me ocurre nada, tengo la mente en blanco, de todas maneras, ahora mismo, no creo que lo necesite, ¿qué?, que..., … ... ..., dime algo, estaba ocupado, y yo, … ... ...,¿sigues ahí?, sigo, uf, ha sido fantástico, raro, pero fantástico, lo mismo acabamos de inventar algo, el sexo virtual por whatsapp, no creo, la gente es muy cochina, es cierto, la gente es muy cochina :-P, oye, lo interrumpimos, ¿vale?, pero no lo dejamos, nooo :-(, adiós, adiós.


lunes, 16 de junio de 2014

Probablemente me voy al infierno

Bueno. Pues me levanto y después de pasear al perro, y mientras espero que mi mujer se arregle, tarde, siempre tarde, me pongo a leer una guía de Galicia, y no me importa lo tarde que va siendo, a pesar de que los elefantes me gritan que ya es tarde, muy tarde, porque estoy en Ourense, visitando monasterios, como el de San Pedro de Rocas, en los alrededores de Esgos, a unos veinte kilómetros de la capital, que tiene unos impresionantes sepulcros labrados con las figuras de don Suero de Gondomáriz y de don Oveco de Seiza, y cuando por fin mi señora me dice “vamos”, pues nos vamos, y en el coche enciendo la radio, radio local, y se ponen a hablarme de lo bueno que es para España que se privaticen los aeropuertos a un 49 por cierto, lo que me provoca náuseas, que, como voy conduciendo, resulta muy peligroso, así que enciendo el cd y escucho Las cuatro estaciones de Vivaldi, repitiendo cada movimiento un número indeterminado de veces, hasta que me canso y paso al siguiente, así que cuando llegamos al trabajo de mi señora hemos estado escuchando el primer movimiento del otoño, y cuando emprendo el camino de la Universidad me paso al segundo movimiento que es muy pobre en sonoridad, y muy melancólico, por lo que cambio pronto al tercer enérgico movimiento y ahí sí que me quedo un buen rato porque dan ganas de tararearlo; ya cerca de la Universidad avanzo al primer movimiento del invierno, que empieza con una repetición de notas para luego entrar en esa fiesta de violines que todos conocemos, y entonces, al comienzo de la segunda audición, entro triunfalmente en el Campus y hay un tipo con un cartel levantado a dos manos que dice: PROBABLEMENTE TE VAS AL INFIERNO, lo que me hace gracia porque con cambiar una letra de la última palabra no tengo más remedio que darle toda la razón.

domingo, 15 de junio de 2014

Cuento de Invierno -Shakespeare

Políxenes rey de Bohemia, pasa unos días en casa de Leontes, rey de Sicilia. Fueron grandes amigos durante la juventud y hacía tiempo que no se veían. La amistad entre Políxenes y Hermione, esposa de Leontes, es muy estrecha, lo que lleva a Leontes a verse infectado por la peste de los celos.
Poseído por ellos, Leontes ordena a Camilo, un fiel sirviente, que asesine a Políxenes, con discreción, para que el escándalo no caiga sobre el reino. Pero Camilo, completamente fiado de la honorabilidad de su reina y de la honradez del visitante, le revela a éste la trama y Políxenes decide huir, acompañándolo el propio Camilo.
Leontes que se siente traicionado, y justificado en sus sospechas, por la huída, encierra a Hermione en una celda. Allí Hermione, que estaba embarazada, tiene una hija. También manda a unos emisarios a que consulten el oráculo. Cuando regresan estos le confirman que Hermione es inocente y que el rey se quedará sin herederos.
Los acontecimientos se precipitan porque el hijo de Leontes y Hermione, y hasta ahora único heredero, Mamilio, muere herido por la pena de ver a su madre encerrada en una celda y a su padre preso de la locura. Al enterarse de ello muere también Hermione. Paulina, tratando de salvar lo que queda, le presenta la recién nacida al rey, pero este la rechaza y ordena al marido de Paulina que se lleve a la niña y la deje en cualquier lado para que muera, si no se atreve él mismo a matarla. Antigono, que es su nombre, decide llevar la niña a Bohemia, buscando una remota posibilidad de que se salve, si llega a ser acogida por el que fue tan gran amigo de su señor. Allí la abandona y, como castigo del cielo por ese gran crimen, el barco es azotado por una tormenta y naufraga, y él mismo es literalmente comido por un oso. Estos sucesos son observados por unos pastores que también recogen a la niña.
Después de esto, Leontes despierta de sus celos y entra en largos años de remordimientos.
Pasa el tiempo.
Florizel, hijo de Políxenes, tiene relaciones con la hija de un pastor, Perdita, sin revelarle su condición de príncipe. Le ha prometido matrimonio y, en la fiesta de cumpleaños de Perdita, el Pastor está dispuesto a bendecir ese compromiso, pero debido al extraño comportamiento de Florizel, que ha tenido preocupado a Políxenes, este y Camilo le siguen y ambos disfrazados asisten a la fiesta. Antes de que se realice el juramento, desvela su identidad y prohíbe a Florizel casarse con la pastora. Ciego de ira condena a muerte al pastor por intentar emparentarse con la casa real. El pastor, para librarse del castigo quiere demostrar que Perdita no es en verdad hija suya y se propone mostrarle los objetos que había junto a ella cuando la encontró. Mientras tanto Camilo, que solo desea volver a Sicilia, planea que Florizel y Perdita huya precisamente allá, para hacer que Políxenes los siga y así, junto a él, regresar por fin a su tierra.
Así llegamos a Sicilia. Primero llegan Florizel y Perdita que intentan engañar a Leontes mintiéndole que vienen en nombre de Políxenes a traerle sus saludos. Pero pronto aparece Políxenes y Camilo que vienen a impedir la unión de aquellos dos. E inmediatamente después nos enteramos por unos caballeros del descubrimiento de la verdadera identidad de Perdita, cuando, el Pastor y su hijo (Bufón) consiguen que vean aquellos objetos que acompañaban a Perdita cuando la encontraron. (Estos llegaron al barco por medio de un engaño del personaje burletero que hay en toda obra de Shakespeare, en este caso un ladrón muy simpático llamado Antíloco). En fin, Leontes descubre que su hija no ha muerto y todos se alegran. Pero aún hay más motivos de alegría. Paulina posee una estatua de Hermione que todos dicen que es casi la misma Hermione. Van a verla por petición del rey y para que Perdita pueda presentarle sus respetos al menos en efigie. La estatua deja a todos con la boca abierta, tan real parece que hasta representa la edad que tendría ahora Hermione y no la que tenía cuando murió. Para colmo Paulina asegura que puede hacerla moverse y expresarse, lo cual consigue, pues la estatua baja del pedestal por su propio pie y bendice a Paulina. (Está claro que no es una estatua sino la propia Hermione que Paulina ha mantenido oculta todos estos años).

viernes, 13 de junio de 2014

La opción

El enamorado y la muerte
Solo el olvido y la muerte son verdad, dice La Muerte en una canción escrita por Alejandro Dolina para El Enamorado y La Muerte.
El olvido y la muerte son la entropía, la dispersión hacia la que se desliza el Universo. Es el frío que se apodera de todo, la inercia o permanencia. En resumen, la eternidad sin cambios.
Todo esto se vence con energía: la inercia se rompe aplicando una fuerza, el frío se enfrenta aplicando calor, el olvido se elude con voluntad de memoria. Tal vez solo la muerte es inevitable.
Pero la inercia, el frío, el olvido, son pequeñas muertes cotidianas que con energía podemos mantener a raya. Dejarse caer y no continuar el camino es una opción. Pero una opción que de todas maneras va a sobrevenir si no hacemos nada. Así que no es realmente una opción, sino dejar de elegir: la opción es querer hacer algo, aplicar alguna forma de energía para evitar el deslizamiento hacia la nada cuanto se pueda.
Te olvidaré, seguro, pero no va a ser ahora.

miércoles, 11 de junio de 2014

Marius Sempere POETA

Et parlaré de tot el que sé
Y hablaré de todo lo que sé
i diràs que no és cert, i em somriuràs

y dirás que no es cierto, y me sonreirás
benèvolament, i em donaràs la mà

benevolamente, y me darás la mano
perquè salti amb tu al jardí quadriculat del seny

para que salte contigo al jardín cuadriculado del juicio
i no voldré. Llavors

y no querré. Entonces
em caldrà cercar una altra persona

me será necesario buscar otra persona
més enllà de la tendresa implacable,

más allá de la ternura implacable,
i tampoc no seran acceptades les meves paraules

y tampoco serán aceptadas mi palabras
d'infant. Així mil cops, així tota la vida

de niño. Así mil veces, así toda la vida
m'escoltarà l'incrèdul, l'amable, el conseller,

me escuchará el incrédulo, el amable, el consejero,
l'amor corrector i la casa endreçada.

el amor corrector y la casa ordenada.
Mes ai, finalmente algú, reconeixent-me

Pero, finalmente, alguien, reconociendo
la veritable veu, potser no meva

mi verdadera voz, tal vez no mía
sinò  del qui m'habita sense límit,

sino del que me habita sin límite,
em comprendrà i cridarà des del més fons

me comprenderá, y gritará desde el fondo
dels ulls desesperats: tu dius

de unos ojos desesperados: ¡tú dices
la veritat, tu em fas horror! I fugirà

la verdad, tú me horrorizas! Y huirá
de mi com del diable.

de mí como del diablo.

Revisión de los clásicos.

Eres un Penélopo: lo que haces por el día lo deshaces por la noche.

Sí mi Ulisa. Es que me aburro, ¡está tan vacía la casa! Esta no es la historia que me prometieron.


martes, 10 de junio de 2014

La niebla


¿No has tenido a veces, no sé,
 esas mañanas que sales medio
dormido a pasear al perro, mirando
para un banco vacío mientras el perro
mea, esa sensación de vivir inmerso
en una niebla muy densa que apenas
te deja percibir fantasmales
sombras vaporosas que te obligan
a imaginar todo el tiempo de quién
pueda tratarse, si es amigo o
enemigo; que te hace creer que eso
que has visto de pronto en un claro
repentino y que desaparece antes
de que casi seas consciente de ello
era exactamente una certeza
pura y diáfana, que cuando tratas
de atraparla desaparece o ya
 es, era ya tal vez, otra cosa;
y te aferras a la creencia de que
 si la niebla desapareciera,
al menos por el tiempo suficiente,
lo sabrías, exactamente lo sabrías,
 y ya no importaría la niebla porque
todo se habría vuelto claro y diáfano
 y preciso;
                    y entonces el perro termina
 la meada y continúa olisqueando y tú
 vuelves a ver el banco y el perro tira
 de ti porque hay por ahí otro perro,
y desaparece la niebla y es
el parque otra vez y el día que comienza
medio frío a pesar de que casi es ya
verano, y no tienes muchas ganas de
continuar la lectura de esas tontas
historias de las Cruzadas?



Leo a unos poetas catalanes. A mí lo que me parece, creo haber descubierto hoy que a partir de Gabriel Ferrater, es que los tíos escriben en prosa y luego parten las frases en trozos más o menos medidos, pero sin obsesionarse. Eso es lo que he hecho aquí. Y sí, parece que es más fácil de leer, pero... no sé. Espero que sea pura ignorancia sobre el oficio de poeta y que el tal oficio tenga unos misterios que no se me alcanzan. Eso significaría que hay misterio y que aún no estoy ni en la fase de iniciado para acceder a ello.

lunes, 9 de junio de 2014

Ahora mismo de Miquell Martí i Poll

Ara mateix
Ahora mismo



Ara mateix enfilo aquesta agulla

Ahora mismo enhebro esta aguja
amb el fil d'un propòsit que no dic
con el hilo de un propósito que no digo
i em poso a apedaçar. Cap dels prodigis
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaven taumaturgs insignes
que anunciaban los taumaturgos insignes
no s'ha complert, i els anys passen de pressa.
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De res a poc, i sempre amb vent de cara,
De nada a poco, y siempre con viento de cara,
quin llarg camí d'angoixa i de silencis.
qué largo camino de angustia y de silencios.
I som on som; més val saber-ho i dir-ho
Y estamos donde estamos: más vale saberlo y decirlo
i assentar els peus en terra i proclamar-nos
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
hereus d'un temps de dubtes i renúncies
herederos de unos tiempos de dudas y renuncias
en què els sorolls ofeguen les paraules
donde los ruidos ahogan las palabras
i amb molts miralls mig estrafem la vida.
y con espejos deformando la vida.
De res no ens val l'enyor o la complanta,
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toc de displicent malenconia
ni el toque de displicente melancolía
que ens posem per jersei o per corbata
que nos ponemos por jersey o por corbata
quan sortim al carrer. Tenim a penes
cuando salimos a la calle. Tenemos apenas
el que tenim i prou: l'espai d'història
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que ens pertoca, i un minúscul
concreta que nos toca, y un minúsculo
territori per viure-la. Posem-nos
territorio para vivirla. Pongámonos
dempeus altra vegada i que se senti
en pie otra vez y que se sienta
la veu de tots solemnement i clara.
la voz de todos solemne y clara.
Cridem qui som i que tothom ho escolti.
Gritemos quienes somos y que todos lo escuchen.
I en acabat, que cadascú es vesteixi
Y al terminar, que cada uno se vista
com bonament li plagui, i via fora!,
como buenamente le plazca, y ¡adelante!
que tot està per fer i tot és possible.
que todo está por hacer y todo es posible.


            Miquel Martí i Pol

miércoles, 4 de junio de 2014

La loca Reina de Corazones


Estás colándote por el agujero
de la madriguera del Conejo Blanco.
Caes como flotando hasta llegar al país
de las Maravillas.
              Buscas orientarte
pero no sabes adónde tienes que ir.
Cualquier camino es el adecuado.
¿Quién eres tú?
                Soy la loca Reina de Corazones,
que me corten la cabeza y aún seguiré
sonriendo hasta el final.



lunes, 2 de junio de 2014

Gran Presentación







Hay gente tan sin medida;
tan ciega para ver la viga en el ojo propio, aunque, todo hay que decirlo, tampoco ve pajas por ninguna parte;
tan  ilusionada con cosas pequeñas que quiere hacer grandes para que todos se ilusionen también;
tan obcecadas contra la decepción que mandan los tiempos;
tan empeñadas en creer que el mundo todavía tiene remedios que alivian, como las letras;
tan tenaces en el empeño de ser saludados como escritores, aunque sean menores; 
tan animosas, 
que aún siguen publicando libros.

Machanguerías

Estuve por Madrid el fin de semana. Mientras me paseaba por la zona de la Plaza de Oriente asistí -durante breves segundos- a una Jura de Bandera. Todavía se hacen esas cosas. Me sorprendió. Todavía se grita:

¡Viv-vaspaña! 

¡Viva!


Y cosas así. Y en la Plaza de Oriente. ¡Qué mal rollo daba! Y a continuación de eso nos despertamos esta mañana con la abdicación del rey. Para euforia de los aspirantes a republicanos y los elefantes.  (Los elefantes no tienen nada de qué alegrarse, ahora el ex-monarca tendrá más tiempo para salir de cacería)

¡Qué obsoleto, qué antiguo, suena todo esto! Pero no es nada obsoleto y nada antiguo. Estamos asistiendo, en Europa, a la revisión de un viejo conflicto, la Guerra Fría, aunque ahora mismo está muy caliente aquello de Ucrania. La guerra y el fervor patriótico nunca serán obsoletos mientras la mente del hombre no evolucione un pisco. Seguimos considerando viriles y honrosos a unos tipos que visten uniformes y portan armas. Seguimos considerando que viril es honroso. Seguimos considerando que ser capaz de matar, y matar efectivamente, por ejemplo, en nombre de la patria y el rey, es digno de admiración.

Pero, en fin, esto somos. La feria del libro estaba llena de gente. Gente que curioseaba sin comprar, la mayoría. Otros compraban. Y otros buscaban entre los firmantes alguna cara conocida: Luis García Montero medio aburrido mientras las chiquillas le chillaban y gemían a un tal Elrubio que hace machanguerías en youtube. Esto también es antiguo. También la poesía es antigua en tiempos de youtube e ipod. Todo es antiguo, viejo. El hombre es antiguo, ya. Y el nuevo hombre no llega, ni se le espera.