Porque, déjeme confesárselo, soy tierno, soy tierno incluso antes del sexto JB sin agua o del octavo drambuie, soy estupida y sumisamente tierno como un perro enfermo, uno de esos perros implorantes de órbitas demasiado humanas, que de cuando en cuando, en la calle, y sin motivo, nos cuelan el hocico entre los pies gimiendo torturadas pasiones de esclavo, que acabamos por sacudir a puntapiés y se apartan a sollozar interiormente sonetos de almanaque, llorando lágrimas de violetas marchitas.
Porque, deixe-me confidenciar-lho, sou terno, sou terno mesmo antes do sexto JB sem água ou do oitavo drambuie, sou estupidamente ou submissamente terno como un cão doente, um desses cães implorativos de órbitas demasiado humanas que de quando en quando, na rua, sem motivo, nos colan o focinho aos calcañares gemendo torturadas paixões de escravo, que acabamos por sacudir a pontapé e se afastan a soluçar decerto interiormente sonetos de almanaque, llorando lágrimas de violetas murchas.
de Os Cus de Judas
Texto leído.
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