sábado, 29 de octubre de 2016

Un encuentro enigmático

Al salir del hotel había un taxista esperándome. Me habló, en portugués, naturalmente, y me abrió la puerta del coche. Yo le pregunté adónde me llevaba, en español, naturalmente, y él me respondió algo, en portugués, naturalmente, que me convenció, supongo, y me metí en el coche. Bajé el cristal y le dije a mi mujer y a mi hija que se dieran un paseo por ahí, que no sabía cuándo volvería. Las dos me miraron indiferentes y comenzaron a caminar por la acera sin volver la mirada.
El taxi se puso a dar vueltas por aquellas calles, a subir y bajar, parándose de vez en cuando para que pasaran los tranvías y los turistas, que no respetaban tanto los pasos de peatones ni los semáforos como se dice por ahí.
Cruzamos el puente 25 de Abril y nos metimos luego por un barrio medio abandonado cerca de la una zona industrial hasta llegar a una plazoleta junto a un muelle y un destrozado paseo marítimo donde grupos de negros sentados en el muro miraban la ría del Tajo, hacia Lisboa, allá enfrente.
El taxi se detuvo y el taxista volvió a hablar sin sonreír. Luego se quedó mirándome hasta que comprendí que ahí terminaba el viaje. Abrí la puerta temerosamente, taladrado por las miradas de los negros que se volvían para mirarme, molestos, porque interrumpía su serena contemplación de la ciudad. En cuanto cerré la puerta de la viatura, el conductor arrancó y me quedé allí, en medio de la carretera, sin saber qué hacer, adónde ir, dónde estaba y un montón de cosas más. Crucé hasta el parque alejándome de las miradas y me puse a observar lo que hacían unos recolectores de almejas que seleccionaban directamente desde sus redes repletas las conchas más hermosas que iban metiendo en un cubo que tuvo mejores tiempos y hasta un asa metálica en alguna ocasión. A los recolectores no les gustó mi presencia y me miraron hostilmente interrumpiendo su labor. Un viejo de indefinida e infinita edad me señaló un punto más allá del parque y dijo algo, en portugués muy confuso, supongo. Yo miré hacia donde me señalaba. Se trataba de un edificio casi desmoronándose sobre sí mismo con algunas ventanas tapiadas y otras con tablas claveteadas, mas una oscurísima puerta rechazando cualquier invitación a entrar. Me dirigí remolonamente hacia allí con un incómodo dolor de estómago y una sensación soñolienta que me sugirió la idea de que podría estar durmiendo y que todo aquello podría ser un sueño. Deseé estar meándome para despertar, lo que me pareció un pensamiento estúpido.
La puerta daba a un zaguán muy breve al final del cual una empinada escalera se adentraba en la oscuridad y el silencio amenazador. No me quedó más remedio que subir.
1º Andar, decía en la primera puerta que encontré, cerrada, y seguí subiendo. En el segundo piso simplemente no había puerta y justo al llegar oí una tosecilla dentro que se me antojó un aviso de que había llegado a mi destino.
-Me alegro que esté usted de vuelta, don Riforfo - dijo alguien desde dentro, así que tuve que entrar.
-Disculpe. Es muy posible que haya una confusión en todo esto -respondí un poco a tientas mientras avanzaba en busca del poseedor de esa vocecilla de anciano achacoso. Lo encontré sentado a una mesa de aspecto completamente acorde con el resto del edificio y del barrio. Sobre la mesa había una botella de oporto en cuya etiqueta figuraba una sombra envuelta en una capa. Dos vasos la flanqueaban, el que estaba más cerca del anciano ya estaba vacío, el otro frente a la silla vacía que me esperaba, aún seguía lleno. No dudé en acercarme y tomármelo de un trago antes de sentarme. El anciano se precipitó hacia la botella y volvió a llenar los vasos.
Se trataba de un viejecito formalmente vestido, incluyendo un abrigo y un sombrero. Unas gafitas de cristales bastante sucios y un bigotito menos canoso de lo que podría esperarse.
-Mi nombre es Alvaro, Alvaro de Campos, supongo que le sonará ese nombre.
Me tomé el segundo vaso de oporto con una celeridad muy poco elegante y alargué la mano hacia la botella para llenarlo de nuevo. El anciano se apresuró a beberse el suyo antes de que yo terminara la operación y procedí a completárselo nuevamente.
-No entiendo nada. Perdóneme. No entiendo nada de lo que está pasando.
-No se preocupe. No tiene nada de qué preocuparse, se lo aseguro. Simplemente una conversación entre amigos. Me considero su amigo y no tengo la menor duda de que usted se considera mi amigo. ¿O, tal vez, me engaño, don Riforfo?
-Esto debe ser una broma.
-Salgamos a ver la ciudad, amigo Riforfo, no nos quedemos aquí, en este lugar fantasmal, agónico-dijo, y se puso en pie dificultosamente, cogió el bastón y se dirigió a paso lento hacia la puerta- No tenía que haberme ocurrido esto a mí. No a mí.
-Qué es lo que no tenía que haberle ocurrido, don Álvaro.
-Envejecer. Precisamente a mí, ¿comprende?. Alberto hubiera hecho un vejito magnífico, muy buen contador de historias. Ricardo, Ricardo hubiera sido un viejo muy seductor y elegante. Tal vez Fernando murió cuando debía, no lo sé. En cuando a Bernardo. Todos pensábamos que estaba muerto y lo único que hizo fue extinguirse. Pero yo, yo. No sé. No me lo merezco.
-No le entiendo, don Álvaro, ¿qué no se merece?
-Vivir, Riforfo, vivir. Es un castigo. Por mi inercia, por mi desesperación nunca realizada de vivir, se me ha condenado a vivir.
-Es usted bastante enigmático.
-No me diga eso precisamente usted, Riforfo. Usted me ha leído. Sabe que soy como usted. Únicamente consúltese a usted mismo. Y, sin ánimo de ofenderle, rece por no llegar a mi edad, es una agonía.
-Yo no le veo tan mal.
-No me sea condescendiente.
Bajamos a la calle y el taxi estaba esperándonos. Subimos y nos dejó frente a la Plaza del Comercio. No hablamos durante el trayecto.


(esto promete una conversación con don Álvaro, y un paseo por Lisboa, veremos si se cumplen las promesas)

miércoles, 19 de octubre de 2016

Una implicación de la Teoría Cuántica que dio conmigo en el duro suelo por falta de convicción

Pues, iba caminando por Pérez Galdós, precisamente hacia su museo. que no está en su calle sino en Cano, que, si no me equivoco, hace referencia a un obispo efímero que tuvimos por aquí, allá por los comienzo del siglo diecinueve, muy protestado por la juventud debido a su excesiva afición a las letanías y rogativas, a las que convocaba de oficio a toda la parroquia con excesiva frecuencia en la plaza de Santa Ana, motivo por el cual decidieron celebrar los fastos de su defunción antes de que se produjera su óbito, que, de todas maneras tuvo lugar muy poco tiempo después.
Pues iba, como comencé a decir, por esa calle, pensando en las implicaciones que dicen que tiene la teoría cuántica, donde nada parece ser lo que es ni estar donde está, donde una partícula es y al mismo tiempo no es, y se mueve de una manera pero también de otra completamente opuesta, donde dos partículas se comunican a distancia sin que medie entre ellas ningún medio aparente de comunicación, y no sé qué más.
Pues nos avisa la tal teoría, extrapolan algunos, de que igual la realidad no es tal sino una especie de consenso que la fija en un punto lo mismo que podría haberla fijado en otro, que el mundo es apariencia y que la objetividad de tal apariencia no es ni más ni menos que consenso, y que si vemos sol y luna y estrellas, si el suelo es suelo y no atravesamos las paredes, no es porque la realidad subyacente se oponga a ello sino porque nosotros, los seres vivos, por hábito y convencimiento, tal vez por comodidad, lo hemos convenido así.
Dicen que bastaría, y no dicen que fuera fácil, con que uno se sustrajera a esa convención o consenso para ver ante los propios ojos cómo la realidad acostumbrada se deshace o deforma o transforma si uno es capaz de mantenerse en esa postura de escepticismo o descreimiento de la información que los sentidos nos proporcionan.
Y como ejemplo pedestre, aunque poco idóneo, tal vez, imaginé que con un simple acto de voluntad uno podría decidir que ya no sería necesario apoyar los pies en el suelo para andar. Y entonces noté que al dar el siguiente paso el pié se me quedó en el aire sin llegar a tocar el suelo, y, pese a ello, soportaba todo el peso de mi cuerpo, que excede en más de diez los ochenta kilogramos que me exige mi médico de cabecera para que se regule de forma natural mi tensión, que últimamente viene aspirando a las alturas, no sé si trascendentales o meramente físicas, pero que si no la controlo será a mí al que terminará por hacer trascender y con ello, será bueno o malo, no lo sé, darme acceso a descubrir la verdad última de todos los misterios, que hasta ese instante fatal persistirán siéndolo.
Y ocurrió que, al notar esta singularidad contranatural de avanzar sin estar sostenido por el suelo, titubeé descreído, acto fatal de falta de convicción, y al dar el siguiente paso caí aparatosamente al piso ante una pareja juvenil que, aparentemente sostenidos por un banco, se procuraban mutuamente sendas carantoñas, caricias y ósculos apasionados, las que, con indisimulado fastidio, hubieron de interrumpir para ayudarme a levantar del suelo, regodeándose de paso en tratarme de abuelo y aconsejándome que fuera pensando  en adquirir ciertos instrumentos de apoyo que según ellos le iban ya conviniendo a mi edad. 

martes, 18 de octubre de 2016

Cuarta dimensión

Admitiendo que vivamos en una tercera dimensión, o que, mejor dicho, nuestra percepción y experiencia del mundo ocurra en una tercera dimensión, más una dimensión tiempo que no podemos nombrar exactamente como cuarta. ¿Cómo sería una cuarta dimensión?
Si partimos del punto, entendido como un objeto sin dimensiones, el desplazamiento del punto en una dirección que resulta imposible para el punto, que no conoce direcciones, que no conoce otra cosa que el punto, y si en ese desplazamiento se va dejando un rastro, eso que creamos es la línea, es decir, un objeto en un espacio bidimensional.
Así que, como dice Ouspenski, ascender de dimensión es desplazarse en una dirección desconocida, imposible para el estado de cosas en la dimensión de partida, y ser capaz de percibir las infinitas posiciones que se van adoptando a lo largo del desplazamiento.
Si la línea se desplaza lateralmente y es capaz de percibir cada una de sus posiciones simultáneamente, esa línea observa que forma un plano. Si un plano se desplaza lateralmente y es capaz de percibir todas y cada una de esas posiciones que adopta en ese desplazamiento, entonces tenemos que ese plano percibe que se ha convertido en un volumen.
Y si un volumen se desplaza lateralmente, lo que quiera que esto signifique, y es capaz de percibir todas y cada una de las posiciones en ese desplazamiento, ya tenemos aquí la cuarta dimensión. Todo esto, obviamente son elucubraciones, pero qué maravilla que nuestra mente sea capaz de elucubrar de esta manera.

Cual puede ser nuestra dimensión desconocida. Podría ser el tiempo y podría ser que nuestro objetivo para entrar en la cuarta dimensión sea precisamente conseguir percibir nuestro desplazamiento en esa dimensión alternativa a las otras tres que es el tiempo. Si nuestra mente fuera capaz de percibir todas y cada una de nuestras “posiciones” a lo largo del tiempo de nuestra vida, el tiempo se detendría para nosotros, seríamos una única unidad existencial con unos límites de comienzo y final. Pero para ser capaces de percibir esto, la mente debe saltar se su concepción de tiempo que esencialmente es una estricta compartimentación entre Pasado, Presente, y Futuro.

Nosotros concebimos que vivimos en el presente. Entendemos el presente como este instante, que aún no ha sido pensado y ya pasó. Podríamos representar el Presente como un punto adimensional.  Si el presente es un punto adimensional, nuestra existencia es una línea. No es infinita porque tenemos un comienzo y tenemos un fin, es pues un segmento. Pero nosotros somos incapaces de concebir el completo de nuestra vida, apenas recordamos, tergiversadamente, el pasado y nada sabemos del futuro hasta que no ha ocurrido. Si fuéramos capaces de ser conscientes de toda nuestra vida en cualquier instante (en realidad si fuéramos capaces de concebir toda nuestra vida, ya no existirían los instantes) podríamos decir que toda nuestra vida es un elemento, una entidad de cuarta dimensión. Y por ahí podría continuar nuestra elucubración dimensional. ¿Qué significaría desplazar esta línea lateralmente? Si una línea es el conjunto de nuestra vida, cada línea representa una vida distinta que nosotros podríamos haber vivido. De nuevo, si fuéramos capaces de abarcar conscientemente no solo una de nuestras vidas al completo, sino todas las posibles vidas que podíamos haber vivido, cada una de esas vidas sería una línea y el conjunto de esas vidas sería un plano. Por similitud hemos de deducir que no es infinito el conjunto de posibles vidas que una sola entidad, yo, puede vivir. Así que ya hemos alcanzado la quinta dimensión, somos un volumen integrado (el cuerpo) en un plano en el tiempo (todas las posibles vidas que podría vivir ese cuerpo) Ya sabemos el siguiente paso, ese plano debe desplazarse lateralmente, pero, ¿cómo explicarnos esto?
Ese plano representa una individualidad. Todos los otros individuos son también uno de esos planos. No solo los individuos vivos, sino también los individuos inertes, todo lo que existe es un plano en esa quinta dimensión. Así que tenemos muchos planos en la quinta dimensión. Pero somos cosas distintas, creemos. ¿Qué tal si en realidad todos esos planos de la quinta dimensión fuéramos una única entidad en la sexta dimensión?

¿A que da vértigo?

lunes, 17 de octubre de 2016

Arte Objetivo y Arte Subjetivo

Dice O. que G. habla de un Arte Objetivo y de un Arte Subjetivo. Para G. el Arte Objetivo tiene como función almacenar información, preservar información para las generaciones. La danza, la escultura, la pintura, la literatura, son formas de preservación de información preciosa, aunque para comprenderla no basta simplemente gozar abstractamente de su posible belleza. Cada gesto, cada movimiento, cada paso, y ritmo del cuerpo de un danzarín o danzarina es parte del mensaje codificado y solo comprensible para los que conocen su clave de interpretación. Las proporciones de una escultura, las posiciones de sus manos, sus piernas, la disposición de los elementos de su rostro, todo en ella, igualmente, codifica información. Y no solo lo que dicen las palabras de un texto escrito literalmente habla en los textos escritos, es necesario comprender las claves de las imágenes que evocan para descubrir el verdadero mensaje que transmiten.  Eso es para G. el arte objetivo. No está destinado a las emociones, sino al intelecto.
¿Qué es el Arte Subjetivo, entonces? Es Arte Subjetivo es esa expresión que trasciende de las consideradas [buenas] obras de arte, es un espacio indefinible, pero sugerente, una sensación de realidad superior, pero tan abstracta e inaprensible que ni sus practicantes saben muy bien cómo definirla, ni tan siquiera cómo alcanzarla, pues el sentir común es que solo se llega por azar, y nunca se sabe si realmente se está, aunque todos concuerdan en que siempre se sabe cuándo no se está.
Mi razonamiento es que, lo mismo que del cerebro y su funcionamiento trasciende esto que llamamos mente y que, aunque muy difícil de precisar, viene a ser una representación del mundo, no el mundo en sí mismo, a partir de las impresiones que nos dejan los sentidos y el modo que tiene el cerebro de elaborar esas impresiones, el Arte es un territorio más allá de la mente, aún más impreciso e indefinible derivado del modo en que nuestra mente tiene de elaborar su información, que se construye apenas a base de abstracciones e intuiciones, pero que nos devuelve una sensación de integridad, de completitud y de posibilidad inaprensible e inexplicable, tal vez siendo precisamente esa falta de explicación racional la que lo mantenga en ese nivel superior de lugar de salvación.

domingo, 16 de octubre de 2016

Películas que se pueden ver en Youtube, por el momento.

West Beirut Ziad Doueiri (Líbano)
La vida en Beirut durante la guerra. Los personajes son unos niños

This is not a film de Jafar Panahi (Irán)
Un director de cine permanece encerrado en su casa por orden judicial. Tiene prohibido rodar, aún así planea hacer una película.

Pasion de Muhamad Malas (Siria)
No me acuerdo en absoluto.

Osama de Siddiq Barmak (afganistan)
Osama en realidad es una niña que se disfraza de niño para conseguir trabajo y ayudar a su madre, la cual, siendo enfermera, al no tener marido, no puede desplazarse sola por la ciudad ni trabajar en el hospital.

El sabor de las cerezas de Abbas Kiarostami.
Un hombre busca a alguien en los alrededores de una cantera. Quiere tomarse unas pastillas y tumbarse en un agujero para morir y que el tipo, al que le pagará una generosa cantidad, lo entierre por la mañana después de asegurarse de que está muerto. (Irán)

A través de los olivos (Abbas Kiarostami)
Se rueda una película en una zona de Irán, a unos doscientos kilómetros de Teherán, creo comprender. Los actores son gente de la zona. En particular la película trata de un chico y una chica. Da la casualidad de que el chico anda tras la chica desde hace tiempo. Al principio hay cierta tirantez y es difícil rodar con ellos porque no hablan en presencia del otro. Pero luego consiguen superarlo, aunque fuera del guión ella no dice una palabra. Él en cambio está todo el rato intentando convencerla de que se case con él.

Dónde está la casa de mi amigo. (Abbas Kiarostami).
Un niño toma por accidente el cuaderno de un amigo cuando este le ayuda tras una caída a recoger sus cosas. Cuando, ya en casa, se da cuenta, recuerda que el maestro ha amenazado al amigo con expulsarle si vuelve a llegar sin haber hecho los deberes. Así que el niño decide ir a llevarle el cuaderno a su amigo. Pero no sabe donde vive. Tras unas peripecias buscando la casa, no consigue encontrarle y hace los deberes por él.

Dayereh/El círculo (jafar Panahi)
 La vida de varias mujeres proscritas, unas que se han escapado de la cárcel, otras que ejercen la prostitución. El contraste entre la libertad de movimientos del hombre y las severas restricciones aplicadas a las mujeres.

Y la vida continúa (De Abbas Kiarostami)
Resulta que la película que están rodando en A través de los olivos, es precisamente esta. Trata de un padre y un hijo que viajan al lugar donde se acaba de producir un terremoto. Buscan a alguien en Koker y tratan de llegar a esa ciudad. POr el camino van encontrando gente y observando el caos que ha generado el terremoto. El día que se produjo el terremoto se emitía por televisión un partido entre brazil y no sé qué otro equipo. En un campamento el hijo observa que están montando una antena de televisión para ver otro partido y decide quedarse. El padre sigue solo para Koker. A la vuelta lo recogerá.


Touki-Bouki 
Senegal 1973 dirigida por Djibril Diop Mambéty. Un chico y una chica buscan la manera de encontrar dinero para poder irse a París. Lo consiguen, pero en el último momento él decide no marcharse.

Madame Broutette, Senegal 2002, Moussa Sene Absa.
 Madam Brouette es una mujer divorciada que vive pobremente de sus ventas en el mercadillo con su hija. Es una mujer independiente y segura de sí misma. Un día conoce a Nago, un policía. Y parece que la cosa es prometedora, para ella, pero Lago resulta ser un vividor sin ninguna intención seria para con ella. Matti se queda embarazada de Nago, y, naturalmente, este pasa de ella. Matti y su amiga consiguen, por medio de contrabando, dinero para montar un chiringuito.    


Le Franc, un film de Djibril Diop Mambéty.
Un hombre sin oficio ni beneficio recibe de un enano un billete de lotería. Lo pega detrás de la puerta de la casa donde está alquilado, pero por no pagar el alquiler lo echan. Se lleva la puerta con el billete pegado consigo, además de un poster de Yaadikoone, un célebre bandido bueno. El billete gana, pero para ir a cobrar tiene que llevar la puerta al banco. En el banco le dicen que tiene que despegar el billete y lleva la puerta a la playa.


El mundo rio de un tal Stuart Gillard.

Un tío está a punto de darle un anillo a su novia cuando la misma chica a la que se lo acaba de comprar destapa su cinturón de bombas y lo hace estallar. El tio sobrevive. De pronto el tío aparece en una especie de colmena con otro montón de fulanos, en pelotas e inconscientes. Un ser lo elige de entre todos y lo despierta. El tío aparece ya vestido dentro del agua. Sale hasta la superficie. Llegan a un lugar deshabitado. Encuentra a una tal Deborah, amiga de su novia. El mundo de Rio, es un mundo entorno a un rio, donde van a parar resucitados de todas las épocas. No hay niños ni ancianos. Y nadie sabe por qué están ahí. Pero lo que ocurre es que se reproducen los tipos de dominadores y dominados. Aparecen Pizarro, que es un malvado dominador. Y Samuel Clemens, alias Mark Twain. Se tratra de un ciclo de novelas de Philip José Farmer, El mundo de Rio.


No Humanos. Película española low cost, valenciana. Fran J. S[ánchez]. C[alvo]. 2016.
Un aficionado a los misterios, lector de Jacques Vallé (Pasaporte a Magonia, un clásico de la literatura sobre ovnis) decide ir a investigar un suceso ocurrido en la sierra de Aitana, que debe estar en Valencia. Dos luces que han sido avistadas. Un hombre que se ha visto afectado por esas luces. Ligera referencia a La Zona, de Tarkovski. La imagen que señala la mujer del extraterrestre dibujado es una de las de la meseta de Tassili

El único superviviente (The quiet earth) 1885 Geoff Murphy.
Por de pronto, un tipo que está solo en el mundo. Todos parecen haber desaparecido en un tris tras, dejando los coches en marcha, las cafeteras puestas y todo lo demás. El tipo se está dando cuenta. El tio trabaja en un centro de investigación. Todo parece consecuencia de un experimento, cooperación internacional. 6 y 12. Tiene que significar algo. Se ve al principio de la película y poco después, cuando el tio tira un reloj al suelo. Ante una situación como esa, lo que hace el tío es acumular cosas, vestir bien. Ahora empiezan los problemas. Se acabó la energía. Los coches tienen el volante por la derecha. De pronto aparece una chica. Además es preciosa. Un pimpollo. Sienten extrañas sensaciones que se manifiesta en imágenes deslumbrantes del sol y señales digitales. No me siento responsable, Dios lo ha permitido. Joder. Aparece otro tipo. Con pinta de malandro. Pero se hacen amigos. Surgen los celos. Menciones a Dios constantemente. El sol sigue deteriorándose. Tienen que destruir el laboratorio. Durante la ocurrencia, escenas un poco surrealistas. Algo me recordó a alguna escena de Lynch. Muy vagamente. Se ponen a jugar con el camión de explosivos. Ah, déjalos, son unos locos enamorados. Con el moreno sí hay escena de sexo. Muy light.El científico se sacrifica por la humanidad. Haciéndose volar. Ja, pues el tío se salvó. Está en una playa, mirando cómo sale saturno por el horizonte, con su anillo y todo.(Claro, cómo lo íbamos a reconocer si no)

El Segundo Aire (2001) Película Mexicana de Fernando Sarinana.
Solo por ella vale la pena. Ella está casada con un tal Fernando. Tiene prisa y ella lo lleva al trabajo, pero por el camino se encuentran una manifestación. Quieren cerrar una pulidora que contamina mucho. Él, con los nervios, pierde los papeles y se sale del coche a protestar contra los manifestantes. Ella intercambia miradas con un joven guapete. Él es guapete, ecologista, joven. Casualmente coincide con ella en la empresa de ella proponiéndole un proyecto ecologista. Ella se emociona con el chico. El marido, se llama Moisés, no Fernando, es buen tipo, pero ya tienen unos años de casado. Ella se llama Julia. Qué echa de menos, la pasión. Él es arquitecto y precisamente su último proyecto es bastante antiecológico, por lo menos despierta las iras de los ecólogos. Son, por supuesto, burgueses. No me dan pena los burgueses, y cuando pienso que me van a dar pena, pienso que yo soy uno de ellos. Ella es profesora. El proyecto es algo de la asignatura que ella imparte. Él también pasa por una crisis de incoherencia entre sus ideales de juventud y en lo que se han convertido. Moisés, es su marido. ¿Lo he dicho ya? Siempre trabaja hasta tarde. Ella sabe y él sabe, los dos saben. El chico también escribe poesía. El hijoputa del chico se llama Ricardo. Le lee su poema y ella, extasiada, le corrige "deceo va con ese", "cenos" también. El marido ha perdido todos sus ideales de como mínimo integrar la obra en el entorno, basta con que le paguen "un chingo" para que todo se olvide. El puto ecologista tiene un descapotable, pequeñito, pero descapotable deportivo. Se le oye el tragar saliva a ella cuando está en un aprieto. "¿Me regalan un vaso con agua?". Las situaciones incómodas cuando el marido sorprende a la mujer con el chico se salvan porque el chico es ecologista y él tiene un conflicto con los ecologistas. "Si no me vendo, se acabó. Adiós despacho, club, computadora de Jimena (la hija)"."Cada vez que hablamos me tocas una parte del cuerpo. Te juro que esta vez no te voy a hacer nada. Ese es el problema". Error en la pregunta: "Cómo sabes que tiene un tatuaje. Es la moda, cómo sabes tú que tiene un tatuaje".Incorruptible, al marido le ha dolido esa afirmación de la hija, "papá, eres incorruptible", porque no la dejó quedarse hasta más tarde por un montón de besos. Ella revive en su mente los momento de pasión con el marido. El marido lo sabe. Intenta atropellarlo. Lo consigue. Ahora el chico se queda un par de días en la casa mientras se recupera. Bueno, la cosa sigue así. Pero sabemos que al final se arreglan. El marido vuelve al redil de la honestidad. Y ella vuelve a enamorarse del marido. El chiquito desaparece para siempre. Y ya no tengo nada más que decir.

PREDESTINATION (2014) de Michael Spierig, Peter Spierig. Basada en un relato de Robert A. Heinlein.
Veamos. El tipo trabaja para una organización secretísima. Viaja en el tiempo. Y está persiguiendo a un bomber que lleva dando la lata un tiempo. A consecuencia de la última "batalla" el tío quedó desfigurado y le trasplantaron la cara. El bomber se escapó.
Conoce a un hombre en un bar. El hombre le cuenta su vida. Fue abandonado como niña en un orfanato. Estuvo a punto de ingresar en una organización gubernamental, pero descubrieron que tenía órganos másculinosy femeninos al mismo tiempo. La echaron y conoció a un tipo que le hizo un hijo y luego desapareció. Tuvo el hijo por cesárea y en la operación tuvieron que extirparle los órganos femeninos así que le potenciaron los órganos masculinos y siguió viviendo como hombre. El hijo, se lo robaron del hospital. Para sobrevivir se dedicó a escribir historias de confesiones para las revistas de mujeres. ("yo fui una esposa maltratada" y cosas así) El tipo lo convence de que puede ayudarle a matar al hombre que le hizo un hijo y desapareció.Lo lleva al pasado y resulta que el hombre que le hizo un hijo fue él mismo. Resulta que nuestro personaje fue el que robó a la niña y la dejó en el orfanato unos cuantos años más atrás. Y resulta, al final, que nuestro hombre es también esa niña y ese hombre.
Nuestro hombre deja a aquel hombre del bar en su puesto de la institución, lo va a sustituir. Él se retira a Nueva York, aún con intención de atrapar al bomber. Y, en efecto, lo encuentra. El bomber es él mismo. Lo mata. Y se acaba la historia, porque quién dice que él mismo no seguirá siendo el bomber.

555 (2011) de Gustavo Giannini y Leandro Visconti.
Un profesor de filosofía recibe la visita de una chica un tanto misteriosa. La chica le habla de un tal Benjamin Solari Parravacini, un pintor surrealista de los años 20, cuyos dibujos han sido premonitorios. Salen, entran, tontean, se hablan de sus cosas, follan, y ella desaparece. El, como forma de reencontrarla, empieza a estudiar los dibujos del tal Parravicini y descubre coincidencias entre ellos y sucesos del mundo como el atentado a las torres gemelas etc. Sigue indagando hasta volverse medio loco, pero descubre que para el año dos mil y pico cinco un meteoríto va a darle un zarpazo a la Tiera que la dejará medio atontada y con el eje de giro desplazado. Eso provocará que grandes zonas del planeta queden inundadas. Pero también descubre que ya hay gente que lo ha descubierto y que está haciendo inversiones, aparentemente absurdas en estos momentos, en las zonas altas de toda sudamérica, que quedará a salvo de esas inundaciones. Con respecto a la chica, explora la dirección y el teléfono que ella le dio y da con la casa, pero allí no vive nadie con su nombre, ni tampoco en lo alrededores. Descubre que la nieta de la señora que vive en la casa se parece mucho a su chica, y estando allí llega de visita la nieta con una hija que acaba de tener a la que reconoce por un lunar de nacimiento que tiene en la mano. Hay alguien que persigue a nuestro hombre, tal vez porque no quiere que se revele el gran secreto y se descubra el pastel inversor. Al final, ese alguien, acaba matándolo.

Esperando al Mesías 2000, de Daniel Burman
Las películas de este tío, el actor, Daniel Hendler, son tan... judías. Bueno. Estamos en la época del corralito. Santamaría ha sido despedido del banco y el mismo día la mujer lo echa de casa, así que el tio aprende a buscarse la vida por la calle. Recupera carteras robadas de donde las tiran los ladrones y se las devuelve a los dueños a cambio de la voluntad. Conoce a Elsa que limpia baños por la voluntad para vivir que le permite asearse por las noches. Por otro lado está Ariel que acaba de encontrar trabajo editando vídeos. Allí conoce a Sara con la que tiene que trabajar y se enamora de ella, pero ella es homosexual y la relación es un tanto complicada. Además de Ariel está enamorada Estela, a la que conoce desde niños, y que trabaja con su padre, Simón en un restaurante judío.
Las dos historias son paralelas y se unen porque Santamaría encuentra la cartera de la madre de Ariel y lo llama para devolvérsela. Quedan un par de veces para hablar y como Ariel le cuenta a Sara, esta quiere entrevistar a Santamaría y hacer un programa con él.

El agua del fin del mundo 2011, de Paula Siero (Argentina)
Laura y Adriana son dos hermanas. Laura está enferma terminal y su deseo antes de morir es ir a Ushuaia. Adriana hace todo lo que puede por ayudar a su hermana, pero el dinero que hay es poco. Martín es un vagabundo que deambula por el barrio haciendo trabajos para conseguir algo de dinero para subsistir. También tiene un acordeón con el que saca algunas monedas. Conoce a Adriana y se hacen gracia. Adriana lo invita a su casa, y allí Martín también conoce a Laura. Con la que también se hace gracia. Martín echa una mano a las chicas para conseguir dinero, pero no es suficiente. Para colmo, el jefe de Adriana, que había prometido un adelanto, sufre un robo y no va a poder cumplir. Pero al final todo se termina arreglando porque él mismo les presta su coche para que bajen al sur.  (Los últimos minutos son de ellas bajando y al final solo vemos a Adriana)

Inmortal ad Vitam 2004, de Enki Bilal
Es una película de animación con personajes pseudo reales. Estamos en un futuro ya no tan lejano, dos mil noventa y cinco, en New York. Todo el mundo aquí es un mutante, a base de injertos que los van transformando para alargar su vida. Hay una gran compañía que se encarga de eso, y de hacer avanzar la ciencia en ese sentido a fuerza de experimentos con seres vivos de toda la galaxia.
Sobre la ciudad se ha posado una pirámide flotante. No saben qué es. Nosotros sí. El dios Horus ha sido condenado a dejar de existir, y le han dado 7 días para echar un último vistazo a la humanidad que él ayudó a crear. El tío tiene la intención de procrear y busca a una mujer en concreto, Jill, que le sirva de asiento de su semilla. También necesita un cuerpo en el que introducirse, y ese va a ser Nikopol. Jill viene de algún otro lugar, pero da la impresión de haber sido creada nuevecita, a juzgar por lo que descubre la doctora Elma Turner que la estudia, como fenómeno extraño que es.
Jill se trata con un tal John, un tipo misterioso que está en el secreto de la procedencia de Jill y su destino, convertirse en humana. Nosotros sabemos que el objeto es que de nacimiento a la nueva criatura de Horus, es decir, un dios.
En cuanto a Nikopol, es un tipo que luchó contra la introducción discriminada de las mutaciones en el ser humano. Lo detuvieron y lo encarcelaron hace treinta años. Un año antes de cumplir su condena hubo un accidente y su cápsula, donde permanecía congelado, cayó de la prisión flotante. Precisamente porque aún conserva un cuerpo límpio, de hace treinta años, es que lo usó Horus para engendrar en Jill.
Por otra parte Nikopol tiene enemigos en el gobierno, él conoce los tejemanejes del gobernador, asi que este intenta matarlo lanzando en su busca un monstruo incontrolable, que al final tiene que matar nuestro amigo Horus.
Hay una historia de unos asesinatos en serie que yo no he percibido que se resuelva. La gente de pronto estalla de dentro hacia afuera. Pero no creen que sea casual, y por eso consideran que es un asesino en serie.

20000 besos, 2013, de Sebastián de Caro
Películas de chicos y chicas. Un tipo se enamora de su compañera de trabajo, cuyo jefe les ha pedido que trabajen juntos para idear maneras de dinamizar la oficina. La chica es bastante más joven que el tio, el cual, a pesar de todo su conocimiento formalizado acerca de las mujeres, que sus c compañeros de farra respetan, se enamora de ella. Obviamente, ella no tiene nada que ver con él, es otro mundo, y la cosa no acaba cuajando.

Demolition (2015), americana, de Jean-marc Valle

Un tipo pierde a su mujer en un accidente automovilístico. Entonces empieza a hacer cosas raras. Duda de si en verdad quería a su mujer. Le da por demoler su casa. El día de la muerte de su mujer intentó sacar un producto de una máquina expendedora, esta se trabó. Decidió escribirle a la compañía una carta de reclamación que se convirtiéron en varias cartas sucesivas contándo sus circunstancias desde que había muerto su mujer. Lo que pensaba, cómo se sentía. Sus relaciones con la gente. Una mujer de la compañía se pone en contacto con él y traban una relación. Esta mujer, además tiene un hijo con el que Davis se lleva muy bien. El chico está en la adolescencia y aún no hay tomado una opción sexual.  Hacia el final de la película, después de unos hechos violentos: el novio de la mujer le pega una paliza y el chico también recibe una paliza una noche que sale de juerga, Davies parece recuperarse.
La película recuerda un poco a El club de la lucha.

El frasco, 2008, argentina, de Alberto Lecchi. Con Darío Grandinetti.
Juan Pérez es un conductor de autobús, tiene un cierto aire ausente, por eso le llaman El Mudo. Le gusta una maestra del pueblo. Ella le encarga que lleve un frasco a la ciudad, a un médico. Pero él rompe el frasco por el camino y lo sustituye por uno con su propia orina. Resulta que el análisis da que supuestamente ella es diabética, aunque el sabe, ahora, que el diabético es él. Ella se enfada con él. Pero él le pide perdón y todo se soluciona.
Me gusta Grandinetti y cualquier cosa que haga me parece bién.
Me gustó la canción final que es de no sé qué de rolando


Absolutamente todo, 2015, Absolutly anything, Reino Unido, de Terry Jones... vaya, uno de los Monty Python
Un tío es designado por una confederación de extraterrestres para que disponga de poderes absolutas, con el fin de, observando qué es lo que hace con ellos, decidir si destruyen la Tierra o no. El principal objetivo del tío es básicamente ligarse a la chica buenorra de la que está enamorado. Lo único que me gustó de la película, que no deja de ser entretenida, es cuando el perro habla.

1408 de un tal Hafströn, Norteamericana.
Michael es un periodista que se dedica a ir a los hoteles con fantasmas y luego escribir libros recomendandolos o rechazándolos.
Un día recibe una postal que simplemente le dice que no vaya a la habitación 1408 del hotel Dolphine, en Nueva York
Así que va al hotel y pide esa habitación. El gerente le previene del peligro, le da documentación sobre todos los casos de muerte, violenta y presuntamente natural, que han coincidido en esa habitación. Michael insiste.
Entra en la habitación y al principio no pasa nada.  Pero de pronto.


miércoles, 5 de octubre de 2016


¿No te ha pasado que cuando te has visto insistiendo e insistiendo, de repente te preguntas si el deseo de tenerlo en verdad se corresponde con tanto esfuerzo... y sospechas que no?

martes, 4 de octubre de 2016

Y si vivir...

Quiero mantener, al menos, la duda de que la vida no se detiene en este mero ejercicio de supervivencia material. Que puede haber progreso. Pero, ¿qué clase de progreso?, ¿individual?
¿Y si no fuera un progreso individual, si para seguir ese proceso yo tuviera que extinguirme como yo, me seguiría interesando?
¿Y si resultase que, en efecto, hubiera tal propósito de progreso de la vida, pero ese progreso no fuera de los individuos sino de las sociedades? ¿Y si para que ese progreso fuera factible hubiera que extinguir la individualidad en cada individuo? ¿Y si las religiones orientales tuvieran razón en su insistencia en hacer desaparecer el yo o identidad personal y fundirse con eso que llaman el todo?
¿Y si las hormigas, las abejas, los bosques y selvas, paradigmas todos ellos de sistemas organizados y equilibrados, y sobre todo desindividualizados, estuvieran, en ese hipotético progreso de la vida, mucho más avanzados que nosotros?
¿Está progresando verdaderamente nuestra sociedad humana? ¿A tener móviles y conocer cada vez más profundamente el átomo, planear poblar otros planetas, que todo el mundo tenga un automóvil, la televisión, internet, pero las guerras de religión, la destrucción de los bosques y selvas para plantar vacas o forraje para combustible ecológico, la destrucción del suelo para extraer petróleo, la contaminación multada ridículamente en comparación con los beneficios, el interés bancario, la especulación monetaria (sin inversión productiva), etc, etc, etc..., le podemos llamar progreso?
Yo percibo todo esto, simplemente, como un complicadísimo ejercicio de supervivencia. No hay nada ahí que no tenga que ver con el miedo a morir,  no a la muerte, sino a morir, a simplemente dejar de vivir, pero no a progresar en la vida. Pero no a comprender. Simplemente a soslayar el absurdo del hecho de vivir. Vivimos. Y hay que llenar el tiempo mientras eso ocurre. Y ya está.
¿Es solo eso? Como digo, me gusta mantener la duda.

lunes, 3 de octubre de 2016

Creer

Creer es lo que te impulsa a moverte. Si no crees en que puedas conseguirlo, o que conseguirlo signifique algo, para qué te vas a mover. Pero sabes que tienes que moverte, tienes que hacer; necesitas el doble de esfuerzo racional para moverte si no crees. Tienes que imponerte el movimiento por razón, porque no sientes el impulso interior que otros, los que creen, sienten. Tienes siempre la sensación de que te mueves a desgana, contra el viento.

Creer o no creer es como una glándula. Los hay que tienen un exceso de segregación y creen siempre en algo, en todo, en cualquier cosa, y más en sí mismos. Porque creer es creer en sí mismo, en que se tiene razón. Y por eso van siempre hacia adelante. No siempre el mismo adelante, porque, como seres humanos, cambian de opinión cada dos por tres, pero cada vez es absoluta, única, inalterable.

En cambio, los que tienen la glándula seca no creen, sobre todo en sí mismos, ni en nada. Sí, saben que puede que estén equivocados y esa duda permanente les obliga a imponerse la acción. Pero es una acción penosa, siempre cuesta arriba, a desgana. ¿Y por qué no caen y se dejan? No sé, tal vez intuyen que hay un mundo más allá de esa niebla en la que andan metidos y que si caminan lo suficiente, en cualquier dirección, terminarán por salir a un día luminoso. Pero a lo peor no.