miércoles, 24 de diciembre de 2014

y todo lo demás

Dice Jodorowski que el inconsciente o el subconsciente o eso que está detrás de lo consciente es como un niño y se lo cree todo. Por eso funciona de alguna manera esa tontería de repetirse una frase de autoestímulo, y también lo contrario. Por eso los rituales y las ceremonias son importantes. No hay que creérselos para llevarlos a cabo, simplemente hay que hacerlos porque tu inconsciente o tu subconsciente o esa parte hundida del iceberg no sabe y no le importa si lo estás haciendo en serio o en burla, él se lo está creyendo, se está formando con tus actos un nuevo rol que, de pronto, un día, te encuentras asumiendo sin complejos.
Los roles yo no soy la clase de persona que; yo soy esa clase de personas; una persona como yo... Yo creo que no somos nada en concreto, así podemos ser todo, pero nos empeñamos en ser solo de la manera en que creemos ser y no ser de la otra manera que no creemos ser. Pero de pronto un día se abre una puerta y es otra sala completamente distinta y es sorprendente lo rápido que asumimos las nuevas dimensiones y lo pronto que nos cansamos de ella, o más que cansarnos nos habituamos a la nueva estancia, ayer no estaba y mañana estuvo desde siempre. Esto no es una mala traducción es que escribo así. No sé, me he levantado hoy pensado en todo lo que he dejado de ser por no ser la clase de persona que...
Una vez me asomé a lo alto del muro de la casa de una niña rica. Al  principio consideré un regalo aquella visión, después se fue volviendo poco a poco un castigo. Más tarde, quizá, se volverá una enseñanza. Lo fácil que es olvidar y lo difícil que es asumir ser olvidado. Eso también merece ser una enseñanza. También he visto muchas veces a la niña asomada al muro mirando hacia mi casa pobre. No es ahí, es aquí. Pero no tengo tiempo de ponerme a buscarlo ahora. Nunca hay tiempo porque al final es vivir lo que importa. En el fondo todo es miedo a tomar decisiones y equivocarse. Por eso los malvados, los sin escrúpulos, los falsos, los egoístas tienen tanto éxito en la vida y están tan satisfechos de sí, les importa una mierda las consecuencias de sus errores. En su favor diremos que tampoco tienen miedo de arriesgarse.

martes, 23 de diciembre de 2014

Empiezo por aquí y acabo por allí, al final nada importa demasiado pues todo tiene que ver con todo y todo lo demás...

La bondad, la honradez. ¿Somos buenos, honrados, porque tememos las consecuencias de ser malos, granujas? Probablemente la respuesta sea: muchas veces sí, pero algunas veces no. La cobardía, la inconsciencia, probablemente nos haga muchas veces obrar de una manera  preceptiva, pero no voluntaria. Pero, en algunos casos, la observación del mundo y de tanta confusión generada porque cada uno cree en su propio derecho de dictar las normas en el momento de actuar, hace que uno se de cuenta del sentido que tiene seguir unas reglas de comportamiento incluso en los momentos en que esas reglas son completamente absurdas, como pararse en un paso de peatones con semáforo en rojo a las cinco de la madrugada cuando no se ve un coche en toda la calle: crear hábitos de comportamiento que terminen por interiorizar el comportamiento regular.

Libertad es tanto poder hacer lo que te dé la gana cuando te dé la gana como decidir no hacerlo. Difícil es, creo yo, saber exactamente que las razones por las que estás obrando o dejando de obrar no están dictadas exactamente por tu voluntad sino por un imperativo externo.

Hay quien opina que en realidad el concepto de voluntad no significa nada pues todo lo que pensamos y, como consecuencia de ello, hacemos, es resultado de un estímulo o influencia externa. Desde los que pretenden estudiar nuestros caracteres y sucesos futuros en las estrellas, las líneas de la mano o los posos del café, hasta los que pretendían construir un robot que sea indistinguible de un hombre (cibernética).

En realidad tengo yo mismo esa vaga idea, pero pienso que el número de variables y relaciones entre ellas  es tan complejo –la misma razón por la cual aún somos incapaces de comprender el mismo cerebro- que sería imposible para ningún ser humano predecir con infalibilidad el comportamiento de otro ser humano por más que estudiara y controlara los acontecimientos y estímulos a que sea sometido. (Ojalá no me equivoque, porque creo que eso es un objetivo de una parte de la ciencia armamentística, y no otra cosa es el lavado y reacondicionado de cerebros del que tanto se habló en otra época, o la publicidad subliminal y todas esas historias).

Y, al final, no me parece que sea otro el campo de investigación de la publicidad que buscar la manera, por medio de estímulos convenientes, de condicionar el comportamiento humano. Para cosas bien estúpidas como comprar un determinado detergente y no otro, o creerte, como ya lo han conseguido,  que debes usar un jaboncillo diferente para lavarte la cara, las manos, los pies, el pelo, las uñas, las nalgas y los testículos,  a riesgo de perder la salud o cómo mínimo que te llamen excéntrico cuando vas por la calle.

Si hubiera un ser que fuera capaz de conocer exactamente nuestro comportamiento conociendo y controlado todos y cada uno de los estímulos a que somos sometidos, ese ser sería  Dios. Ya en las discusiones teológicas se habla de esto, y se preocupaban por ello, y fue necesario, para delimitar las cosas, introducir el concepto del Libre Albedrío, como diciendo, “Dios lo sabe todo, pero, oye, tú aún tienes responsabilidades”. No me meto en esto de las discusiones teológicas, pero me interesa ese Dios que lo sabe exactamente todo sobre todo, y para el cual el universo, en efecto, es un gran espacio detenido, puesto que el tío sabe exactamente donde está cada cosa y cómo va a evolucionar a cada instante. Lo concibo como un plano y a él flotando por encima de ese plano y abarcándolo todo con una simple mirada. Conceptos como presente, futuro o pasado  solo son para él coordenadas en ese espacio estático. Extático  y silencioso, así está el Dios observando. Lo que está, en realidad, es aburrido.

martes, 16 de diciembre de 2014

Mahabharata


El Mahabharata es uno de los libros sagrados del hinduismo. En él se habla de dos tipos de libros, los que se consideran revelados (sruti) y los que se consideran oídos (smriti) o transmitidos por la tradición. El Mahabharata se encuentra entre estos últimos.
Es un relato épico que cuenta la batalla entre dos clanes de una misma familia, los Kurus y los Pandavas. Algunos lo sitúan en un origen tan largo como 3000 años antes de Cristo. Estaríamos hablando de la civilización del valle del Indo, de la cual muy poco se sabe salvo los relativamente recientes descubrimientos de las ciudades de Mohenjo Daro y Harappa. Otros los consideran una obra de procedencia Aria. Se cree que los arios llegaron a esa zona del valle del Indo en torno al 1500 antes de Cristo y que su llegada significó el final de la civilización que construyó aquellas ciudades mencionadas (otros dicen que esa civilización ya había entrado en decadencia un siglo antes). No obstante se le atribuye su autoría a un tal Vyasa. Aunque este hombre muy bien podría haber sido el que fijara en escritura un texto que se habría transmitido por tradición oral. (Lo que resulta increíble es que pueda transmitirse por tradición oral una historia que tiene las dimensiones de nada menos que siete veces el número de versos de la Ilíada y la Odisea juntos)
La historia comienza con un tal Hastinapura que tenía dos hijos. El mayor se llamaba Dhritarashta y el menor Pandu. La corona le correspondía al hijo mayor, Dhritarashta, pero este era ciego y no quedaría bien que dirigiera el reino un monarca ciego que fue su hermano menor, Pandu, el que asumió el cargo. Pandu tenía cinco hijos: Yudhistriya, Arjuna, Bhima, Makula y Sahadeva. Junto con ellos, y a causa de una ofensa, tuvo que retirarse al bosque durante doce años. Mientras, su hermano, el ciego, asumió la corona. Este hombre tenía un hijo con bastante ambición Duryodhana que estaba ansioso por heredar la corona y que se puso muy nervioso cuando los cinco hermanos regresaron -supongo que Pandu murió en el exilio- y Dhritarashta los acogió como a sus propios hijos. Por recomendación de un tío suyo, Bhishma, decidió que concedería la mitad del reino a los hijos de Pandu, pero Duryodhana, su propio hijo, no estaba conforme con ello y decidió engañar a Yudhistriya, el mayor de los hijos de Pandu y por lo tanto el heredero de esa mitad del reino, jugándose con él a los dados la herencia. Lo consiguió, aunque sin el consentimiento de Dhritarashta, y ya no recuerdo por qué, para limar asperezas, supongo, los cinco hermanos se marcharon otra vez al exilio por otros doce años. Durante ese tiempo se casaron, todos a una, con una tal Draupadi. Al volver reclamaron su parte del reino a Duryodhana, pero este se negó ni siquiera a concederles una ciudad a cada hermano por lo que se montó una guerra.
Antes de enfrentarse piden su colaboración a Khrisna, un dios, el cual les da a elegir a cada uno: unos recibirán el apoyo de sus tropas, los Vrishnis, y los otros se verán asistidos por su sola presencia. Duryodhana, opta por lo material, las tropas, mientras que los Pandava, se quedan con el propio dios.
En el mismo momento de la batalla, Arjuna, que es el héroe central de esta historia, siente desfallecer. No le hace ninguna gracia tener que guerrear contra los miembros de su propia familia. Entonces Khrishna le suelta un discursito. Este discurso es otros de los libros sagrados de la India, porque contiene los fundamentos de la religión, se llama el Baghavad-Gita, en él se expone todo este asunto de la intrascendencia de lo material, y de la necesidad de unirse con la Realidad Última. Empieza diciéndole cosas como el hombre sabio no debe sentir compasión por los vivos, ni tampoco por los muertos porque la vida y la muerte no son diferentes. Total que lo convence de que no hace nada malo combatiendo pues cumple con su deber. Tiene lugar la batalla y ganan. Tras la victoria, Arjuna y sus hermanos se retiran al Himalaya buscando alcanzar el paraíso.

Y en eso estamos ahora. De esta narración hay una película que hizo Peter Brook, el mismo que filmó Encuentros con hombres notables, la célebre autobiografía de Gurdjieff.


jueves, 11 de diciembre de 2014

Señalados por los dioses

La gloria vacía de estar solo haciéndome el triste, haciéndome el lobo. (de la canción ¿Qué hago ahora contigo?, de Silvio Rodríguez)

Me gusta esa comprensión de cómo idealizamos nuestra desdicha. Tal vez es la demostración de que esa desdicha es más racional que emocional. Nos enorgullecemos de esa tristeza, de esa sensación de aislamiento de los otros, de Lobo Estepario; nos sentimos distinguidos por ello. Sí, nosotros, los tristes, los lobos. Esa gloria vacía. Estamos haciendo una representación para nosotros. Nosotros solo, y apartados del común de los otros, de la masa homogénea al otro lado. ¡Oh, sí! Señalados por los dioses aunque sea para la desdicha.

martes, 9 de diciembre de 2014

La alegría de Dios

Creo Dios el universo, contemplolo y sintiose vacío.
Poblolo de planetas y soles y estrellas; contemplolo y sintiose vacío.
Entonces creó la vida. Y designó a la Tierra como el centro.
Día y noche creó; creó mar y cielo.
Aves, peces, y bestias poblaron la tierra bajo su orden.
Contemplolo todo y sintiose vacío.
Entonces creó al hombre y a la mujer y ordenoles amarse.
Pero ellos no lo hacían bien.
Esperó generaciones y generaciones, Dios, a ver qué ocurría.
Empezaba a desesperar, a retorcerse las manos y a murmurar pestes contra su creación...
hasta que un día nos encontramos.
Nos sonreímos.
Nos hablamos y todo se llenó de luz.
Y la luz hirió los ojos de Dios, que, sorprendido y agradecido por nuestro gesto audaz
decidió posponer el gran desastre por un tiempo, a ver qué ocurría.
(Dios es Dios y sabe que las cosas nunca son todo lo hermosas que parecen
pero siendo Dios sabe también que basta con que sean lo poco hermosas que son para que reine la hermosura entre tanta miseria)
Tal vez no llenemos el vacío de Dios, pero el pobre se ha alegrado
y nos señala con el dedo, orgulloso, aunque no tiene a nadie a quien mostrar su alegría.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Náufrago en la luna (2009) Hey-Jun Lee (Corea)

Náufrago en la luna o la isla de Kim  (2009) Hey-Jun Lee
Un tipo se intenta suicidar tirándose de un puente, pero el agua lo arrastra hasta una isla desierta que hay en medio del río. El tío no sabe nadar. Y aunque enfrente está la ciudad, es como si estuviera en medio del océano.  Aún así se decide a echarse al agua para alcanzar el otro lado, pero es muy torpe y se hunde. Regresa a la isla desanimado e intenta ahorcarse, en ese momento le entra una diarrea por el agua sucia que ha tragado mientras intentaba nadar y al final decide posponer su muerte.
Sobrevive a base de plantas y setas. Intenta pescar pero no lo consigue y también intenta cazar pájaros, pero le cagan en la cabeza y no consigue nada. Precisamente lavándose la cabeza con un detergente que encuentra –a la isla llega mucha basura de la que trae el río –empiezan a flotar peces muertos, envenenados por lo que quiera que se está echando en el pelo. Por fin come algo sustancioso, pescado asado. Esa misma noche las aves que hay alrededor se acercan a picotear los restos de pescado mientras él duerme y a la mañana siguiente encuentra un ave muerta, tal vez envenenada con lo que envenenó al pescado. Así que al siguiente día come pollo asado.
Después de un tiempo ya está habituado a comer pescado y aves, y echa de menos otras cosas. Un día encuentra una bolsa de comida preparada, vacía, claro. Es de fideos con judías. Le entra una fuerte melancolía recordando las comidas de antes.  Intenta prepararse una masa con la que hacer fideos, machacando semillas que encuentra, pero nada. Y decide cultivar los ingredientes para prepararse un plato de fideos con judías y salsa picante. ¿De dónde sacará las semillas?, ah, sí,  de las cacas de los pájaros.

Por otro lado hay una chica observándole desde unos edificios que están en la ciudad. La chica está encerrada en su habitación. Su único contacto con el mundo es el ordenador y una cámara con gran objetivo en la ventana. Su madre le pregunta qué necesita y ella le responde por el móvil y con un mensaje escrito. La chica descubre al robinsón, por un mensaje que él había escrito en la arena. Al principio escribió HELP cuando aún quería que lo rescataran, pero luego lo cambió por HELLO. Ella decide contestarle y escribe un mensaje que mete dentro de una botella y por primera vez en muchos años sale a la calle para tirar la botella a la isla. El mensaje dice ¿CÓMO ESTÁS? (en inglés)
Después de tres meses él encuentra la botella con el mensaje y le responde escribiendo en la arena  FINE, THANK YOU? Así transcurre esta conversación. El sabe que lo espían. Y eso y su expectativa de hacerse los fideos con judía le mantienen la esperanza. Cuando ella descubre qué es lo que está intentando conseguir, le envía a un recadero de una casa de comidas que le lleve precisamente unos platos de fideos con judía –para llegar allí el chico tiene que alquilar precisamente un patito como el que él usa de vivienda, y que es una barca a pedales. El náufrago rechaza dignamente la comida y cuando ella le pregunta  por qué –mensaje, botella, salir a la calle a tirar la botella al río –él le responde que ese plato de fideos con judía es  sus esperanza. Ella siguiendo un poco los pasos de él decide ponerse a cultivar millo en su casa y para ello, de nuevo por primera vez en años, le habla a la madre para pedirle semillas y tierra, etc. La madre no puede creer que haya pasado.
Por fin el tío cultiva su primera piña de millo. Y luego el resto de cosas. Seca las piñas, tritura el grano, lo amasa –la sal la consigue de su propio sudor, es graciosos verlo freír un huevo y echar sobre él unas gotitas de su sudor que conserva en un tarrito de perfume –y se hace su plato de fideos que se come llorando de la emoción.  Tras eso se queda sin proyectos. Entonces vuelve a pensar en su misterioso observador y le pregunta WHO ARE YOU? Pregunta que hace entrar en crisis a la chica lo que la retira de la observación durante un tiempo. Pero llega una tormenta y ella preocupada por el tipo vuelve a observarlo. El tipo pierde todo lo que tenía, incluyendo la barca en forma de pato que le servía de vivienda.  Para colmo aparece gente en su isla. Gente del ayuntamiento que viene a limpiar la isla tras la tormenta. La isla es una zona protegida y restringida a las personas así que lo detienen y se lo llevan de allí. La chica lo observa todo por su cámara y decide salir a buscarle. Las otras veces que ha salido lo ha hecho completamente oculta a las miradas: de noche, cubierto todo el cuerpo, incluyendo guantes, y con un casco de motorista. Cuando se acerca alguien se oculta detrás de un paraguas. Pues esta vez sale en el camisón que usa mientras está en el cuarto y con los botines que se pone allí.
A él lo han dejado en un parque, y decide regresar a casa. Toma un autobús y se sorprende que todavía le funcione su bono.  Ella corre detrás del autobús pero este se escapa.
Al principio, cuando conocemos a la chica, ella nos explica que la cámara de fotos la tiene porque dos veces al año, en los equinoccios  o en los solsticios, no sé bien, se dispara una alarma en la ciudad y se realiza un ejercicio de seguridad. Todo en la ciudad se detiene, nadie puede circular por las calles. Eso dura unos minutos y ella aprovecha esos minutos de tranquilidad de la ciudad para tomar fotos de las calles vacías, sin gente, sin coches circulando, sin movimiento. Pues cuando ella ya se estaba rindiendo, suena la alarma. Sabe que el autobús se detendrá. Por fin se encuentran. Ella llega al autobús  y lo saluda –ante la mirada asombrada de todos que ya estaban bastante asombrados con la estrafalaria presencia de él –presentándose en inglés, HELLO, MY NAMES IS…  y luego la última frase que él escribió en la arena  WHO ARE YOU? (en realidad la última frase fue FUCK YOU porque ella no le había respondido a la pregunta y él se sintió frustrado). El autobús arranca y ella cae hacia él,  él la toma de la mano para ayudarla a no caer.

Se llama náufrago en la luna porque ella al principio lo asemeja a un extraterrestre o a un astronauta en la luna. Porque otra de las cosas que hace es fotografiar la luna en sus diferentes fases.

Allí está la isla. Bamseom o Isla Bam en medio del río Han en Corea del sur.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Magia, fe y razón

Cada vez que veo un espectáculo de prestidigitación, habitualmente por la tele, me quedo preocupado. Sé que no es magia, es prestidigitación, es decir, habilidad. Pero lo sé por razonamiento. Y sin embargo soy incapaz de descubrir los trucos. Cuando desvelan algún truco me quedo desilusionado, principalmente conmigo mismo por no haber sabido descubrirlo, por ser sujeto de engaño, pero también con la realidad, por ser tan evidente, tan simple, tan sin misterio.
La realidad es una construcción interna hecha con los materiales que nos proporciona la percepción.  También está hecha con materiales que nos proporciona la razón, pero no somos tan razonables como queremos; cuando la percepción contradice a la razón, dudamos, y si no somos fuertes cedemos a la percepción, a pesar de saber que es falible, más que la razón. Acabo de ver a un tipo saludando al vacío, había una columna por medio y mi razón me decía que detrás de la columna había una persona, pero como a medida que yo avanzaba la persona lo hacía igualmente en sentido contrario y quedaba siempre oculta por la columna, nunca llegué a verla -decidí no darme la vuelta-, por lo que mi percepción me decía que ese tipo había saludado a un fantasma, al menos a alguien que yo no podía ver.
Pienso en los tiempos en los que la razón no tenía un armazón tan estructurado. Los tiempos de la magia, cuando sí que había misterio en el mundo. En esos tiempos yo estaría convencido de que ese tío había saludado a un fantasma. Y porque los tiempos son los que son, me parecería bien.  Pienso también en los tiempos de la fe, impuesta por la iglesia, cuando se imponían unos criterios que contradecían claramente a la percepción -en realidad sólo pienso en el asunto aquel de los experimentos de Galileo- y si uno les llevaba la contraria lo ajusticiaban. Porque la razón de Dios no se discutía. Ahí la Iglesia me habría dictado que si yo no podía ver a la otra persona es porque Dios, por alguna razón, la habría ocultado a mis ojos, y mi única duda debería ser en qué habría ofendido a Dios para que me hiciera eso. Pienso en estos tiempos actuales en los que la razón se ha impuesto a la fe. Para muchos de nosotros nada ha cambiado. Quiero decir que, antes era la fe la que nos imponía una visión de la realidad, se contradecía con la percepción, pero a veces me pasa que veo cosas donde no las hay y lo contrario, no veo lo que tengo delante, por qué voy a creer más en mi percepción que en lo que dicen los Padres de la Iglesia. Con la razón me pasa igual, muchas veces no soy capaz de explicarme racionalmente algún asunto, pero sé que otros lo han hecho, otros que son más razonables que yo, por lo tanto les creo, dejando de creer en mi propia percepción tan falible. Al final es el mismo asunto que el de la fe.
Con respecto a esto de la razón me gusta mucho una frase que aparece en Sherlock Holmes que me parece todo un método de investigación: cuando hemos eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, es la verdad. Sin embargo, aún este contundente método, tiene un fallo. Lo imposible va referido a la razón, cuando habla de lo imposible quiere decir imposible racionalmente. Es imposible que un tipo corte en dos a una señorita y luego vuelva a unirla y que la señorita salga tan campante. Sin embargo mi percepción me ha dicho que la cabeza de la señorita estaba a un lado y las piernas al otro de donde cortó la sierra. Puesto que es imposible que el tipo haya cortado a la señorita, necesariamente las piernas y la cabeza no pertenecían al mismo cuerpo de señorita. Por improbable que parezca, en aquel huequecito tan pequeñito había otra señorita escondida. En el tiempo de la fe, este hombre simplemente habría obrado un milagro, porque no eran imposibles los milagros, y en el de la magia, pues simplemente magia, porque nada era imposible si yo lo estaba viendo. Cómo iba a dudar yo de eso, si es lo que acababa de ver.
Cuando uno lo piensa, no es tan evidente que el mundo de la razón sea radicalmente distinto al mundo de la fe, o al mundo de la magia. Importa solo una cosa, que sea lo suficientemente consistente como para que podamos movernos por él, encontrar alimentos, relacionarnos. Estamos aquí porque todos ellos sobrevivieron y evolucionaron, los de la magia, los de la fe y ahora los de la razón (estos últimos todavía no tenemos tan claro que vayan a sobrevivir, la razón no es tanta que les impida autodestruirse, aunque eso sí, metódicamente, sofisticadamente, y sin tabúes ni restricciones). Para mí es evidente que si conseguimos sobrevivir a nosotros mismos la cosa seguirá hacia adelante. Nos falta mucho todavía por afinar este nuevo órgano que recién hemos estrenado. Aún tiene que imponerse sobre muchos rejos atávicos, animalidades que nos tiran hacia abajo, de las que estamos tan orgullosos, cuando nos proporcionan placer y que deploramos tanto cuando nos proporcionan congoja, siendo, en muchas ocasiones, las misma emociones las que resultan en una u otra consecuencia. Creen algunos que la siguiente fase será más espiritual. Yo diría que más bien será más fantasiosa, viviremos más en nuestras mentes, como lo estamos haciendo ya comunicándonos y fluyendo por los mundos de internet y los móviles más que interactuando físicamente en el mundo real. Pero, ¿quién sabe nada de lo que pasará? Solo somos capaces de tomar lo que nos rodea y estirarlo hacia el futuro para hacer alguna prospectiva, pero cada futuro trae su propio afán y solo nos queda esperar a ver qué pasa.