miércoles, 26 de febrero de 2014

Conócete a ti mismo

Pero la verdad se haya conexa con los intereses del individuo, no solamente con respecto a su orientación en el mundo exterior; también su propio vigor depende en gran medida del alcance del conocimiento verdadero que posea acerca de sí mismo. Las ilusiones sobre la propia persona quizá puedan representar muletas útiles para aquellos que no están en condiciones de caminar solos; pero, sin duda alguna, aumentan la debilidad del individuo. Su máximo vigor se funda en el más alto grado de integración de la personalidad y esto significa también máximo grado de transparencia para sí mismo. El “conócete a ti mismo” constituye uno de los fundamentales mandamientos capaces de asegurar la fuerza y la felicidad de los hombres.

  (Erich From en El miedo a la libertad)

Y sin embargo, ¿conocerse a sí mismo es factible desde uno mismo? ¿Cómo saber desde mí mismo si lo que creo que soy lo soy o lo estoy simulando? ¿Cómo descubrir aspectos de mi ser, de mi comportamiento, ocultos a mi conciencia de mí por excesivamente habituales? Conocerse a sí mismo no puede completarse desde uno mismo, me parece a mí. Uno necesita una mirada externa que te explique el color y el estado de tu fachada externa que tú, desde tu ventana no eres capaz de percibir.
Pero, ¿el reflejo que nos da el otro es fiable? El reflejo que nos ofrece el otro no es especular -entendiendo por especular el reflejo "puro" que nos devuelve un espejo- es también un reflejo de nosotros en su reflejo de sí. En la mirada del otro, en lo que el otro nos dice de nosotros podemos conocer tanto y tan  poco de nosotros como como del otro. Necesitamos de un otro que conozcamos hasta el punto de poder discriminar cuando, al hablarnos de nosotros, nos está hablando de nosotros y no de él mismo.
Creo haber leído en algún texto, tal vez de René Guenón, que en los ritos  iniciáticos de cualquier confesión, debe existir un maestro. Extendámoslo al todo, en cualquier aprendizaje -incluido el de uno mismo- debe existir un maestro, que precisamente nos eleve por encima de estos meandros del pensamiento íntimo. Pero el Maestro nos llevará por su camino, y debemos confiar en él y en que, en el momento justo, nos dejará de nuestra propia mano para continuar progresando.


martes, 25 de febrero de 2014

Ridículo


Leyendo a algunos poetas catalanes me siento capaz de escribir poemas a la manera de los poetas catalanes. Pero no sé, supongo que el asunto sea que están escritos en catalán.


Vas leyendo poemas de otros
ahí, tirado en el sofá de
cualquier manera, en calzoncillos
de camino hacia la ducha
interrumpido por el hallazgo
de un libro bajo el pijama,
vas, digo, leyendo con desconsuelo,
poemas de otros y te dices
“esto no puede ser tan difícil”
y pruebas con la pluma que
te han regalado en reyes, y
en la libreta que llevas
en el bolso para cuando
te dices “esto no puede ser
tan difícil” y compruebas
con frustración que a ti te debe
faltar algo en el alma o un
poco de ceguera o una pizca
de orgullo o simplemente que
lo mismo sí que es condenadamente
difícil escribir un poema
que no te haga sentir ridículo
por imitación de las ridiculeces
de otros.


Vas llegint poemes d'altres
aquí, tirat al sofà de
qualsevol manera, en calçotets
de camí cap a la dutxa
interromput per la troballa
d'un llibre sota el pijama,
vas, dic, llegint amb desconsol,
poemes d'altres i et dius
"Això no pot ser tan difícil"
i proves amb la ploma que
t'han regalat en reis, i
a la llibreta que portes
a la bossa per quan
et dius "això no pot ser
tan difícil "i comproves
amb frustració que a tu t'ha de
faltar alguna cosa en l'ànima o
poc de ceguesa o una mica
d'orgull o simplement que
potser sí que és condemnadament
difícil escriure un poema
que no et faci sentir ridícul
per imitació de les ridiculeses
d'altres.

 (traducció de google)

lunes, 24 de febrero de 2014

jueves, 20 de febrero de 2014

La ley de la selva

La falacia de que la ley de la selva es la ley del más fuerte solo puede ser perpetrada por el egoísmo humano que se ha desatado de la necesidad de supervivencia como vida para aferrarse a la inútil supervivencia como individuo. Inútil porque el universo es un sistema complejo de interacciones y la única supervivencia posible es gracias al equilibrio entre esas interacciones. Si un individuo se queda solo sea como especie -el ser humano tiende a destruir todo lo que le rodea- sea como individuo -las sociedades contemporáneas occidentales cada vez tienden a premiar al individuo aislado frente al individuo con responsabilidades de grupo- no tendrá nadie con quien interaccionar y simplemente sucumbirá falto de esa necesaria interacción. Esas interacciones equilibradas son las que nos procuran los alimentos, las que mantienen un clima estable, y las que  nos hacen simplemente desear seguir existiendo sea como especie sea como individuos.
En “la selva”, el león no es más fuerte que la gacela sólo porque sea el león el que se coma a la gacela. Porque el león se come a la gacela -y se la come de una manera equilibrada- hay más gacelas que leones. No hay ningún envanecimiento -como le prestamos nosotros- en el león por comerse a la gacela ni ninguna humillación en la gacela por ser comida por el león. Hay un equilibrio de fuerzas razonable. El poder de uno es su fuerza y el poder de las otras el número y la velocidad. Si el león empezase a acumular gacelas para cuando no hubiera se rompería el equilibrio, se reducirían el número de gacelas alarmantemente,  porque ya el león no tendría ningún límite para cazar gacelas – el límite del león para cazar gacelas es su propia hambre, simplemente, ¿para qué cazar gacelas si no tengo ganas de comer? - y los otros leones empezarían a preocuparse por esto y a cazar gacelas también, sin hambre, antes de que se acabaran y así se acabarían todas las gacelas. Luego se empezarían a comer unos a otros.  Al final ya no habría leones. Ni gacelas. Y sólo mencionamos los leones y las gacelas, pero estos dos elementos de la naturaleza no se sostienen aisladamente. Animales carroñeros que comen las sobras ya no tendrían esa sobras, plantas que están siendo controladas en su crecimiento por el hambre de las gacelas ya no tendrían quien las limitara en su afán de expansión y cubrirían la selva ahogando a otras plantas que sucumbirían, siendo ellas a su vez alimento de otras especies que, faltas de ella, también sucumbirían. Etc., etc., etc. Así funciona todo.
Si la ley de la selva fuera la ley del más fuerte el universo no habrían llegado a universo. Los agujeros negros ya se lo hubieran tragado al poco de nacer.

martes, 18 de febrero de 2014

Negro malo

Soy un negro malo y desagradecido. El amo bueno se enfadará conmigo y tiene razón. Tiene toda la razón sí señor. Porque no estoy cumpliendo la tarea que él me encomendó tal y como esperaba de mí. Voy a desilusionar al amo bueno que me da trabajo, que me paga incluso por ello. Gracias al amo bueno tengo pan, y tengo casa. Y tiene pan y casa mi familia. Y yo no trabajo lo suficientemente duro, duro y fuerte para que el amo esté contento. Soy un negro malo y desagradecido. Muchos negros andan perdidos por la calle, sin pan, sin trabajo. Y yo me acabaré viendo en la calle también si el amo no está contento conmigo. Debo esforzarme más para que el amo vea que soy un buen negro. Muchos negros pasan hambre y estarían más que dispuestos a ocupar mi sitio, aunque el amo no fuera tan bueno. Soy un mal negro, y desagradecido. Porque pienso que los negros no deberíamos trabajar. Porque me distraigo pensando en los otros tiempos, los tiempos de mis abuelos que vivían allá en África. Pero esos eran otros tiempos.  Me distraigo del trabajo pensando en tonterías. No me gusta trabajar, es cierto. Por eso soy un negro malo y desagradecido. Quiero ser un buen negro, un buen negrito trabajador y honrado, para que el amo esté contento.
www.bloganavazquez.com/wp-content/uploads/2008/11/esclavo_antonio.jpg

lunes, 17 de febrero de 2014

¡Muuuuu!






Vivir 
con prisa por terminar, 
como un trámite ineludible, como una jornada laboral, a desgana, 
sin pasión, sin deseo, sin expectativas, 
temiendo siempre un despido fulminante que ansiamos.


Solo la inconsciencia de una vaca es capaz de soportarlo


por eso

domingo, 16 de febrero de 2014

Los días no vividos

Los días no vividos
Película de Alfonso Cortés-Cavanillas

David llega de madrugada a casa, borracho, medio dormido;  tropieza y derriba la pecera. Tiburón muere. Otro pez muerto y no es el primero. En la tele, por todos los canales, no sale más que el Obama dando un discurso. No será hasta bien entrada la mañana que se entere, gracias a una llamada de Jaime, de lo que pasa, y se explique el extraño comportamiento del dueño del bar, y de la gente por la calle. Hoy es el último día de la vida en la Tierra. Unas explosiones en el sol, cuyas ardientes ondas llegarán mañana, arrasarán con todo. No hay nada que hacer.
Esta es la historia, qué es lo que hace, qué es lo que siente, la gente corriente el último día de su vida. Pero no de su vida, de toda vida conocida. No es lo mismo. No es lo mismo saber que te vas a morir tú solo y que todos los demás van a seguir como si no hubiera pasado nada, a saber que todos, todo lo que se categoriza como “vivo” va a morir mañana. Eso es algo grande. Muy gordo. ¿Con quién querrías pasar ese momento?
Jaime lo tiene claro, con David, y con su padre. David no tiene a nadie. A Jaime le duele separarse de su novia, “el último polvo, tío, el mejor polvo de mi vida”, que quiere estar con sus padres, pero David es su amigo, su hermano. ¿Quién más? Sonia (no es su nombre real, olvidé el nombre) lo hubiera querido pasar con su marido, pero él la ha llamado para decirle que no, que hay otra y que él quiere pasarlo con ella. Sonia tiene a su madre en el asilo. Allí los ancianos están celebrando, ya digo, no es lo mismo saber que te vas a morir mañana que saber que TODOS nos vamos a morir mañana. ¿Celebrarían los ancianos así un FIN DEL MUNDO? No lo sé, no lo veo tan desencaminado. Al final Sonia solo tiene a David y a Jaime.  Luego está Silvia, que vino de Barcelona, de camino para “África”. Todo se ha parado. No hay aviones, no hay trenes, todo está detenido. Y Silvia sola en una ciudad que no conoce. Pero David andaba por ahí, paseándose. ¿Por qué no te vienes a casa y tomas una ducha?, le ha dicho. También ha invitado a un perro que andaba solo y perdido por las calles. Ya estamos todos. ¿Todos?, no, aún nos falta Raúl. Raúl es el suministrador del “material” de Jaime. De Raúl puede uno fiarse, siempre está en marcha. No te fallaría ni en el fin del mundo. Y Raúl llega con material del bueno, del que cultiva en su casa para su propio consumo. No va a dejar que se queme por la cara.
A mí me ha parecido una película muy buena. No sé si responde al patrón de una película del fin del mundo, acostumbrados como estamos al cine americano que se regodea en las miserias de la gente:  media hora de saqueos en tiendas y supermercados, media hora de violaciones y salvajes agresiones y la última media hora de lacrimosas conversaciones llenas de lugares comunes. No, no responde en absoluto al patrón del cine americano. La gente normal busca a sus amigos más próximos, a sus familiares, cenan, se tratan de dar ánimos unos a otros, echan unos polvos los que pueden. Y después… lo que sea.

viernes, 14 de febrero de 2014

Dragones, unicornios y un agujero en la arena


Un experto en técnicas de caza de dragones discutía con otro experto, esta vez en técnicas de caza de unicornios. Aunque el experto en cazar dragones se enorgullecía de sus conocimientos acerca de cómo evitar las quemaduras, y se burlaba del otro cuyo mayor peligro consistía, según él, en ser ensartado por un cuerno fácilmente evitable, este otro no se dejaba humillar y replicaba que no debía ser demasiado complicado atrapar a un animal tan pesado y de difícil movimiento, mientras que el escurridizo unicornio requería emplear técnica mucho más sutiles.
Andaban ambos por la playa completamente inmersos en estas profundas discusiones cuando observaron a lo lejos la figura de un niño que jugaba en la arena. Al aproximarse, comprobaron que el niño se ocupaba en acarrear, incansablemente, cubos de agua desde la orilla del mar hasta un agujero que había practicado en la arena, en cuyo seno lo vertía. Interesados en esta labor, estuvieron contemplándolo durante largo rato, sin que el niño les prestara mayor atención. Transcurrido un tiempo uno de los hombres se atrevió a preguntarle al chico cual era su propósito con aquella interminable actividad, a lo que el niño respondió que pretendía vaciar completamente el mar en aquel hoyo.
Ambos hombres se miraron intrigados. Contemplaron largamente el mar y la actividad que el muchacho, indiferente a ellos, había reanudado. No necesitaron intercambiar palabras, pues en los ojos de ambos se reflejó de inmediato la humillación que aquel niño les infligía sobre su sobrevalorado orgullo. Ambos se retiraron discretamente dejando al muchacho enfrascado en su tarea.
Instantes más tarde, ambos regresaron portando un cubo. En los ojos de cada uno se mostraba una velada admiración por el otro, que había sabido reconocer en el ejemplo de aquel inocente muchacho una magistral lección de humildad.

jueves, 13 de febrero de 2014

Dos poemas de dos poetas mexicanos recien hallados

PARA LOS QUE LLEGAN A LAS FIESTAS (Rubén Bonifaz Nuño)

Para los que llegan a las fiestas
ávidos de tiernas compañías,
y encuentran parejas impenetrables
y hermosas muchachas solas que dan miedo
—pues uno no sabe bailar, y es triste—;
los que se arrinconan con un vaso
de aguardiente oscuro y melancólico,
y odian hasta el fondo su miseria,
la envidia que sienten, los deseos;

para los que saben con amargura
que de la mujer que quieren les queda
nada más que un clavo fijo en la espalda
y algo tenue y acre, como el aroma
que guarda el revés de un guante olvidado;

para los que fueron invitados
una vez; aquéllos que se pusieron
el menos gastado de sus dos trajes
y fueron puntuales; y en una puerta
ya mucho después de entrados todos
supieron que no se cumpliría
la cita, y volvieron despreciándose;

para los que miran desde afuera,
de noche, las casas iluminadas,
y a veces quisieran estar adentro:
compartir con alguien mesa y cobijas
vivir con hijos dichosos;
y luego comprenden que es necesario
hacer otras cosas, y que vale
mucho más sufrir que ser vencido;

para los que quieren mover el mundo
con su corazón solitario,
los que por las calles se fatigan
caminando, claros de pensamientos;
para los que pisan sus fracasos y siguen;
para los que sufren a conciencia,
porque no serán consolados
los que no tendrán, los que no pueden escucharme;
para los que están armados, escribo.



LA BELLA IMPLORA AMOR ( Eduardo Lizalde)

Tengo que agradecerte, Señor
-de tal manera todopoderoso,
que has logrado construir
el más horrendo de los mundos-,
tengo que agradecerte
que me hayas hecho a mí tan bella
en especial.
Que hayas construido para mí tales tersuras,
tal rostro rutilante
y tales ojos estelares.
Que hayas dado a mis piernas
semejantes grandiosas redondeces,
y este vuelo delgado a mis caderas,
y esta dulzura al talle,
y estos mármoles túrgidos al pecho.

Pero tengo que odiarte por esta perfección.
Tengo que odiarte
por esa pericia torpe de tu excelso cuidado:
          me has construido a tu imagen inhumana,
          perfecta y repelente para los imperfectos
          y me has dado
          la cruel inteligencia para percibirlo.
Pero Dios,
por encima de todo,
sangro de furia por los ojos
al odiarte
cuando veo de qué modo primitivo
te cebaste al construirme
en mis perfectas carnes inocentes,
pues no me diste sólo muñecas de cristal,
manos preciosas -rosa repetida-
o cuello de paloma sin paloma
y cabellera de aureolada girándula
y mente iluminada por la luz
de la locura favorable:
          hiciste de mi cuerpo un instrumento de tortura,
          lo convertiste en concentrado beso,
          en carnicera sustancia de codicia,
          en cepo delicioso,
          en lanzadera que no teje el regreso,
          en temerosa bestia perseguida,
          en llave sólo para cerrar por dentro.
¿Cómo decirte claro lo que has hecho, Dios,
con este cuerpo?
¿Cómo hacer que al decirlas,
al hablar de este cuerpo y de sus joyas
se amen a sí mismas las palabras
y que se vuelvan locas y que estallen
y se rompan de amor
por este cuerpo
que ni siquiera anunciar al sonar?
¿Por qué no haberme creado, limpiamente,
de vidrio o terracota?

Cuánto mejor yo fuera si tú mismo
no hubieras sido lúbrico al formarme
-eterno y sucio esposo-
y al fundir mi bronce en tus divinas palmas
no me hubieras deseado
en tan salvaje estilo.
Mejor hubiera sido,
de una buena vez,
haberme dejado en piedra,
en cosa.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Palabra Creadora

En el edificio de Arquitectura están celebrando un congreso. Con ese motivo han llenado el espacio de “cosas”, “objetos”: marcas en el suelo, trazadas con cintas adhesivas, sillas colocadas de alguna manera simbólica, unos churretones que sugieren manchas en el suelo, aunque también son pegotes, y hasta algo de basura tirada que he dudado si pertenece al “conjunto arquitectónico artístico” descrito o es consecuencia de una huelga en el servicio de limpieza que estamos disfrutando últimamente.
Naturalmente yo he pensado que todo aquello era un absurdo aleatorio, incapaz de darle un sentido, un orden, una explicación. Y ya iniciaba mi secuencia de pensamiento cínico despreciando la arbitrariedad artística de “estos arquitectos locos” cuando me he dado cuenta de que probablemente ellos tienen una explicación para todo esto. Una “explicación”, es decir, ellos podrían contarme una historia que relacionaría todos estos elementos, que es a lo que probablemente llamamos significado. Y de pronto me he dado cuenta de que la literatura es eso, una historia que relaciona elementos dispersos del mundo para darles un sentido. Ese sentido probablemente, como decían aquellos viejos ilustrados ingleses de los que alguna vez me he burlado, no existe previamente a mi historia. Y cualquier historia que pueda ser contada relacionándolos de otra matera sería otra igualmente buena explicación del mundo. Y entonces, Oh, Señor, estoy salvado, he llegado al concepto de Palabra Creadora. La palabra es creadora en ese sentido de explicar el mundo, que antes de la palabra no es más que un montón objetos aleatorios dispersos en él . La palabra -y “palabra” no se limita probablemente a ese limitado concepto que estoy usando yo aquí, sino algo más “ideal” a la manera que le he oído contar a mi némesis de estas últimas semanas, Walter Bénjamin-, es creadora del mundo en nuestra mente, en nuestra imaginación. La palabra ordena en nuestra mente el mundo de una determinada manera, y por lo tanto lo crea para nosotros, pues a partir de ese momento, vemos el mundo de esa manera, seleccionando de él aquello que está acorde con nuestra explicación e ignorando todo cuanto no es relevante para ella. Es decir, y creo que uno de aquellos ingleses ya lo decía, el mundo es según la explicación que yo le de a lo que percibo.

martes, 11 de febrero de 2014

El error de los pajarillos

Se dice que los pájaros y las aves en general viven en el error científico de creer que la noche es una enorme tela vieja cubriendo la inmensa jaula que es la Tierra. Creen nuestros más avezados investigadores que este error lo han heredado desde los primeros pájaros cautivos que consiguieron huir de sus amos, que, con el prestigio de haber tomado contacto con otras civilizaciones, gozaban de mucho predicamento cualquiera que fuera la estrafalaria opinión que emitieran.

Velada Poética: Sonetos de Shakespeare

Asistí ayer, en el Museo Domingo Rivero, a un recital de poesía. Se leían los Sonetos de Shakespeare, no todos, claro. Y se leían también algunas cartas intercambiadas entre don William y el misterioso W.H. amigo/amado del autor.
Todo lo que se sabe con certeza de este personaje es básicamente lo que don William expone en sus sonetos: que se trata de un preciosísimo joven, profusamente celebrado en los sonetos iniciales como un prodigio de belleza, con un solo defecto que le ha puesto la naturaleza en cierta parte de su cuerpo, que impediría al maestro dar rienda suelta a la faceta menos metafísica de ese descontrolado amor que experimenta por él. Se trata, pues, de un amor completamente platónico, que no duda en comunicarle por medio de un extraordinario intercambio de misivas, donde nuestro WH se deja agasajar y amonestar, sin éxito, por su persistencia en no engendrar un vástago que reciba esos dones profusamente cedidos por la Santa Madre.
Detectan, al parecer, un cambio de tono en los sonetos a partir del 18, en los que se adentra un poco más en esa segunda faceta que menciono del amor, lamentándose siempre de que nuestro bello mozo “no haya sido mujer”; a la vez que se introduce una preocupación por el tiempo que, inevitablemente, terminará corroyendo esa magnificencia; y, por último, se alude al poder de la poesía que asumirá la heroica labor de preservarla “mientras los hombres vean y puedan leer”
Hacia el final de esta segunda tanda de sonetos, WH manifiesta haber percibido cierto tono de desaliento en los poemas, lo que le lleva a preguntar si tal vez el poeta comienza a flaquear en su admiración y a ser pasto del fuego de la frustración. Y es entonces cuando, sonetos 127 en adelante, comienza una tercera tanda de poemas en los que surge La Dama Oscura, negro pelo, negros ojos. Y, tal vez, negras intenciones, pues se nota una cierta congoja en las cartas, en donde se manifiestan que ambos parecen haber caído presos de los encantos de esta oscura dama. Surge una rivalidad que creo percibir en el tono de las cartas de WH manifestando celos, y enfáticos acentos de protesta quejumbrosa de don Willian. Nobleza por parte del maestro que está dispuesto a apartarse para que la felicidad alcance sin tropiezos a su amado; inestable tibieza, aunque definitivamente también  poseído por aquellos encantos, del bello joven.
Los poemas fueron leídos, en inglés y español, por don José Caballero Millares, de grato recuerdo para mí -si no ando confundido- como mi primer profesor de tal materia allá por el año setenta y siete o setenta y ocho, recién ingresado yo en la etapa del bachillerato, y por Manuel Wood Wood. Su intervención fue precedida e intercalada por la introducción y aclaraciones de don Perdo Schlueter.
Me pareció muy acertada esa combinación de lecturas de cartas y poemas, así como la introducción y aclaraciones que, pese a ser muy exigua la cuenta de poemas leídos, en relación con el número total de ellos perpetrados por el grandísimo autor, me dio una meridiana idea -tal vez equivocada, pero igualmente gozosa por cuanto tenía de narración- de esa relación maravillosamente ambigua, compleja y apasionada entre estos tres misteriosos personajes, pues hasta del mismo William Shakespeare se duda de su identidad exacta. Ese terceto amoroso, ilustrado por los poema y las cartas, resulta absolutamente fascinante, intrigante, y, hasta ahora, completamente desconocido por mí. Bendita ignorancia que me ha concedido estos gratos momentos de un lunes que prometía, como casi todos los lunes, limitarse a una hoja más del calendario lanzada al cesto de la basura.

jueves, 6 de febrero de 2014

Prejuicios

Sí, tengo prejuicios. Creo que las cosas, las personas, son como creo que son la primera vez que las veo. Y esa primera impresión me lleva a aproximarme a ellas o alejarme de ellas según que esa primera impresión sea buena o mala. Y así me pierdo conocer posibles infinitos que se ocultan detrás de las cosas que considero banales y me tropiezo con banalidades que aumentan mi desilusión al descubrir que no eran como me las había querido imaginar. Pocas veces acierta mi intuición; y cuando lo hace, la proximidad de ese infinito -¡existe, oh sí, existe ese infinito!- me provoca tal vértigo que ya no olvido nunca la impresión.  No sé, no reacciono como debiera, como ese yo que querría ser para merecer ese infinito, y un día, se cierra la puerta, la puerta mágica que no sabes cómo se ha abierto ni por qué se cierra, y me quedo fuera, sentado en el suelo al lado de un muro sin puerta, en una calle cualquiera, sentado en el bordillo de la acera, jugando con un palito y tratando de no olvidar que no ha sido un sueño.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Prevaricación


Expulsaron a Garzón por prevaricación durante su investigación del Caso Gurtel, que desde entonces sigue creciendo y creciendo, pero aún, ¿cuánto van, cinco años?, no han procesado a nadie. Expulsaron a Gómez de Liaño, que procesó a Polanco del Grupo PRISA, y el hombre salió del proceso inmaculado de culpa. Acaban de acusar de prevaricación al juez Silva, por meter en la cárcel “injustamente” al banquero Blesa, acusado de engañar a sus clientes vendiéndoles basura, y que especuló arriesgadamente y perdió, hundiendo a su banco, de cuyos costes se hizo cargo el estado.

Puede que todo esto sean ejemplos de lo objetiva que es la justicia. Puede ser.

¿Qué está pasando?

Recuerdo vagamente, que en los años ochenta, cuando proliferaban las mafias de la droga, la policía lo tenía muy complicado para su persecución, físicamente, sobre todo en el mar, porque las mafias disponían de lanchas super rápidas, es decir, disponían de mucha más sofisticada tecnología que la que utilizaban los policías para perseguirlas.

Creo que eso es lo que está pasando. Nuestro sistema judicial se está quedando atrás en estrategias y técnicas judiciales para luchar contra estas ENORMES MAFIAS que pueblan nuestras alturas económicas y políticas.

El problema es que la presunta independencia de la justicia no lo es tanto como para darse cuenta de esto y disponer de los medios suficientemente contundentes para atajar el problema. Yo creo que estamos ya entrando en la necesidad en la que se vieron los americanos en los años veinte para luchar contra las mafias que traficaban con alcohol -esto lo aprendí de las películas- es decir, viene haciendo ya falta un GRUPO DE JUECES INTOCABLES con el suficiente poder e independencia para luchar, con todos los medios de que puedan disponer, contra este enorme MONSTRUOS DE PODREDUMBRE.


Todo esto es porque persisto en creer que el poder judicial no está corrupto. Por muy mal que me caigan esos señores de los tribunales superiores y demás, todavía creo que "obran conforme a justicia"


martes, 4 de febrero de 2014

Anuncio del Waldorf Astoria (Langston Hughes)


¿Quiere vivir... a la carta?
¡Venga al Waldorf Astoria!

¡ESCUCHAD, HAMBRIENTOS!
¡Mirad lo que el Vanity Fair dice acerca del nuevo Waldorf Astoria!

“Todo el lujo de un hogar privado...”
Digo, ¿no es encantador cuando tu última chabola se ha venido abajo este invierno?

 Además
“Está más allá de cuanto se haya logrado en hoteles en todo el mundo...”
 Cuesta veintiocho millones de dólares. El famoso Oscar Tschiky es el encargado de los banquetes.
 Alexandre Gastaud es chef. Será una distinción  para la sociedad.
Así que cuando no tengáis un lugar adonde ir, hambrientos y menesterosos, escoged el Waldorf como lo más distinguido para vuestros harapos
(¿O todavía consideráis adecuado el metro después de media  noche?)

INQUILINOS
 Tomad una habitación en el nuevo Waldorf, vosotros, los sin techo, los que dormís de caridad donde Dios quiera que os den alojamiento, y vosotros los que tenéis que rezar para tener una cama.

Mirad el menú, hacedlo:

SOPA CRIOLLA
CANGREJO A LA CAZUELA
SOLOMILLO HERVIDO
CEBOLLETAS A LA CREMA
ENSALADA DE BERROS
MELOCOTON EN ALMIBAR SOBRE BASE DE HELADO

¿Queréis almorzar esto cada tarde, desempleados?
¿Por qué no?
Cenar con algunos de los hombres y mujeres que se harán ricos con vuestro trabajo, que toman sus copas con limpios y blanquitos dedos porque tus manos cavan para sacar carbón, pican piedra, recogen basura, vierten acero para que otra gente obtenga dividendos y viva cómoda y fácilmente.
(¿O ya has tenido suficiente con la sopa de caridad y el mendrugo de ración?)

Ve a la avenida Peacock  esta noche, antes de cenar, y entra un poco en calor, de todas maneras. No tienes otra cosa más interesante que hacer.

Langston Hughes

lunes, 3 de febrero de 2014

Emociones, sentimientos, libre albedrío y determinismo

Yo tengo la impresión de que el mundo de las emociones y los sentimientos, con ser muy resbaladizo, no es tan inasible como nos hemos hecho a la idea que es, y que es posible elaborar una “matemática” (la inteligencia emocional de Góleman, etc) de las emociones y los sentimientos que nos ayude, tal vez, ojalá no, definitivamente, pero al menos a desenvolvernos mejor en la tarea de separar el grano de la paja.
Porque creo que tratándose de sentimientos y emociones no sabemos distinguir muy bien. Y tenemos ese ámbito tan compartimentado, aplicándoles nombres a grupos de elementos tan dispares, que con razón luego al razonar sobre ellos aplicándoles la lógica y el lenguaje entramos en constantes paradojas que nos llevan a una mayor confusión.
 El “ojalá no”, es porque tengo también la impresión de que los seres humanos somos reacios a alcanzar ese objetivo -alcanzar a desarrollar una “matemática” de las emociones y los sentimientos- porque creemos que si algo nos define como seres humanos es precisamente esa confusión, e inaprensibilidad de las emociones y los sentimientos, y que llegar a alcanzar un control de ellos al menos tan sofisticado como hemos llegado a alcanzar con las ciencias sería poco más o menos que deshumanizarnos.
Deshumanizarnos viene a significar llegar a pensar que nuestras vidas están completamente determinadas y que no hay verdadero lugar para la libertad, el famoso “libre albedrío”.
Pero ya desde la antigüedad se habla del libre albedrío al mismo tiempo que se habla de nuestro completo determinismo a los ojos de Dios. Traído a un ámbito más terreno podríamos decir que dada nuestra condición de seres sometidos a un conjunto de reglas de la naturaleza que ordenan todo cuanto existe en el universo, es posible que a una escala muy compleja seamos, en efecto, seres completamente determininados, es más, es posible que todo el universo sea una estructura completamente rígida en la cual cada causa ya determina cada uno de los efectos y que el tiempo solo venga a ser como la luz que revela lo que ya ha existido desde siempre.
Sin embargo, nosotros solo somos una pequeña partícula en el universo y nuestra capacidad de computar es tan reducida que ningún ser humano alcanzaría nunca la capacidad de interpretar todo ese vasto conjunto de variables para obtener una conclusión sobre su futuro más inmediato.