lunes, 2 de abril de 2018

Animales de compañía

Yo no nací para ser un hombre de provecho, como el cerdo. Tampoco es que presuma de ser libre y salvaje y que las jaulas me consuman, como el tigre. Soy más bien una mascota. Un despegado animal de compañía que no entretiene, no divierte, pero del que siempre se puede estar seguro de que anda por ahí.
Por ahí, por la casa, silencioso la mayor parte del tiempo. A veces siniestro. Recorriendo a oscuras las habitaciones, sentado en el tejado, o durmiendo junto al fuego. Otras veces extrañamente dicharachero y juguetón, pero se le pasa enseguida.
Así somos los animales de compañía, no esperes más de nosotros. Un día desaparecemos. No se nos ve más. Se nos olvida pronto de los hábitos cotidianos. Pero nuestra memoria siempre queda flotando vagamente por los rincones de la casa. Una vez tuve un Riforfo..., decimos mirando el cojín donde dormía que acabamos de tirar en el contenedor.

3 comentarios:

  1. Me gusta. Y la primera frase, más aún.

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  2. Todo es una excusa para poder colar uno de mis dibujos.

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  3. Partiendo un libro de Hoellebecq aparece la siguiente línea: "Tengo 40 años, y ya he visto algunos cadáveres; ahora prefiero evitarlo. Por eso nunca he comprado un animal doméstico".

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