Solo hay una opción: vivir. Pero vivir
entendido no como ser vivido por la vida, sino vivir a propósito.
Hacer vida. No vale echar días para atrás hasta alcanzar la
jubilación y entonces ya veremos. No vale comportarse acorde a la
edad que tenemos que ya vamos siendo mayorcitos y deberíamos
dejarnos de tonterías. No vale asentir porque la alternativa es
peor, el sueldo más bajo, la soledad más terrible. Vivir, digo, que
requiere mucho valor para tomar decisiones que rompan la inercia que
lleva al desaliento, a la desesperación, a la filosofía o a la
religión. Vivir. …
Vale, ya lo he escrito, qué orgulloso estoy de
mi texto. Ahora a trabajar, que se hacen las dos y hay que volver a
casa a calentar la comida y sacar al perro. Que esta noche ponen un
reportaje buenísimo en la tele y luego acostarse prontito que hay
que madrugar.
Me gusta la segunda parte del texto.
ResponderEliminarA mí me gustaba la primera, pero por coherencia no podía dejarla así.
ResponderEliminarLa primera parte del texto es, por decirlo de alguna manera, hermana de la literatura de autoayuda.
ResponderEliminarLa segunda es casi realismo sucio. :D
A mi me gusta la de en medio
ResponderEliminarPues yo he preferido leer entre líneas.
ResponderEliminar¡Un saludo!