lunes, 16 de mayo de 2022

Haber sido yo.

 Si yo no fuera yo, querría haber sido otro. 

Todos mis defectos, losas sepulcrales que han baldado mi existencia, son simplemente perdonables en cualquier otro.

Si yo no fuera yo me habría perdonado todos mis defectos y habría continuado a pesar de ellos. No me los habría amarrado a los pies de la voluntad, como he hecho, para mostrar una prueba de mi invalidez, de mi pertinacia en permanecer siendo fiel a mí mismo, al que tanto, a veces, odio, a pesar de todo. 

Pero son muchos los años que me llevo puesto. 

Y no me canso porque no hay cansancio en ser lo único que se puede ser, siendo incapaz de ser otra cosa. 

Quiero decir que un día se para uno y se pone las cosas en claro, "vamos a ver, dejemos claras las cosas, esto es lo que somos, asusmámoslo o a morir, pero ya está bien de vivir muriendo", o algo así. 

Y creo que establecí un acuerdo de no agresión conmigo mismo. (Lo de escribir y eso dejándome como un trapo, maldiciéndome y despreciándome por no haber ... cualquier cosa, quejándome de no ser... cualquier otra cosa... en fin, esto que he empezado a hacer ahora, porque no quería empezar a hacer otra cosa, trabajar, y porque acabo de leer un texto suyo, otro, donde yo no estoy desde hace nunca). 

Si yo no fuera yo, a lo mejor habría sido otro. Pero con los años se me va quitando hasta esa esperanza. No sé. Se ven tantas cosas admirables, pero siempre son los demás los que las emprenden y uno el que las admira. Nunca conseguí ni siquiera imaginarme en el otro lado. Admirándome, diciéndome al fin, amigo, lo has conseguido. 

Lo que más echo de menos, sin embargo, de no haber sido otro, es ese montón de personas tan interesantes que no he conocido porque yo era yo, ese montón de personas que ni me veían porque yo era yo. Ya sé que no hay simetría en estas cosas y que ver no significa ser visto ni amar tiene como imperativo ser amado, -eso lo he descubierto y experimentado muchas muchas veces, la puñetera matemática del amor, ni reflexiva ni simétrica ni mucho menos transitiva, todo lo más transitoria-, pero me gustaría haber conocido a esas personas que eran de tantas otras maneras distintas a mí y que tal vez me hubieran, sin ellas saberlo, o sabiéndolo, dado empujoncitos para ser yo el otro yo que me hubiera gustado haber sido. 

Porque uno es también lo que los demás te van ayudando, u obligando, ser. Creo que ese es uno de mis defectos. Lo percibo ahora. El que los demás me hayan condicionado para ser lo que soy. Y que yo desde siempre me haya dado cuenta de que me faltaba un ser que ser por mí mismo y no por  respuesta al deber ser que, sabiéndolo o sin saber, queriéndolo o sin querer, me sentía imponer por los demás. 

Y tal vez por eso ahora soy este que no sabe quién es, ni quién podría haber sido y que tanto echa de menos –cada vez menos, ya digo, hacerse viejo es eso, echar de menos cada vez menos y asumir cada vez más que esto es lo que ha sido– no haber sido otro. 

Si yo hubiera sido otro, no escribiría cosas como esta. Pero escribiría, o no, otras cosas igual de imbéciles, porque, tal vez he perdido toda esperanza, nunca he estado completamente satisfecho de ningún otro. Quiero decir, en momentos de lucidez me doy cuenta de que los demás tampoco son gran cosa, o de que yo en comparación con ellos tampoco he sido tan poco. 

Quiero decir que al final ser lo que hemos sido  es probablemente todo lo que podíamos haber hecho. Y cada uno lo ha hecho a su manera, que era la buena, aunque unos admiremos a otros y otros desprecien a unos terceros, y haya algunos que griten más y tengan por eso mayor presencia y haya otros que pasen casi con el disimulo de un caracol.

Al final, si yo fuera otro, pero conservando la parte de mí que piensa en querer ser otro, querría ser aún otro entre los que me incluiría a mí mismo, este de ahora. Eso espero. En alguna medida me gustaría creer que alguien, por alguna razón, que a lo mejor yo no valoro lo suficiente, querría haber sido yo.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario