jueves, 20 de febrero de 2014

La ley de la selva

La falacia de que la ley de la selva es la ley del más fuerte solo puede ser perpetrada por el egoísmo humano que se ha desatado de la necesidad de supervivencia como vida para aferrarse a la inútil supervivencia como individuo. Inútil porque el universo es un sistema complejo de interacciones y la única supervivencia posible es gracias al equilibrio entre esas interacciones. Si un individuo se queda solo sea como especie -el ser humano tiende a destruir todo lo que le rodea- sea como individuo -las sociedades contemporáneas occidentales cada vez tienden a premiar al individuo aislado frente al individuo con responsabilidades de grupo- no tendrá nadie con quien interaccionar y simplemente sucumbirá falto de esa necesaria interacción. Esas interacciones equilibradas son las que nos procuran los alimentos, las que mantienen un clima estable, y las que  nos hacen simplemente desear seguir existiendo sea como especie sea como individuos.
En “la selva”, el león no es más fuerte que la gacela sólo porque sea el león el que se coma a la gacela. Porque el león se come a la gacela -y se la come de una manera equilibrada- hay más gacelas que leones. No hay ningún envanecimiento -como le prestamos nosotros- en el león por comerse a la gacela ni ninguna humillación en la gacela por ser comida por el león. Hay un equilibrio de fuerzas razonable. El poder de uno es su fuerza y el poder de las otras el número y la velocidad. Si el león empezase a acumular gacelas para cuando no hubiera se rompería el equilibrio, se reducirían el número de gacelas alarmantemente,  porque ya el león no tendría ningún límite para cazar gacelas – el límite del león para cazar gacelas es su propia hambre, simplemente, ¿para qué cazar gacelas si no tengo ganas de comer? - y los otros leones empezarían a preocuparse por esto y a cazar gacelas también, sin hambre, antes de que se acabaran y así se acabarían todas las gacelas. Luego se empezarían a comer unos a otros.  Al final ya no habría leones. Ni gacelas. Y sólo mencionamos los leones y las gacelas, pero estos dos elementos de la naturaleza no se sostienen aisladamente. Animales carroñeros que comen las sobras ya no tendrían esa sobras, plantas que están siendo controladas en su crecimiento por el hambre de las gacelas ya no tendrían quien las limitara en su afán de expansión y cubrirían la selva ahogando a otras plantas que sucumbirían, siendo ellas a su vez alimento de otras especies que, faltas de ella, también sucumbirían. Etc., etc., etc. Así funciona todo.
Si la ley de la selva fuera la ley del más fuerte el universo no habrían llegado a universo. Los agujeros negros ya se lo hubieran tragado al poco de nacer.

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