lunes, 3 de febrero de 2014

Emociones, sentimientos, libre albedrío y determinismo

Yo tengo la impresión de que el mundo de las emociones y los sentimientos, con ser muy resbaladizo, no es tan inasible como nos hemos hecho a la idea que es, y que es posible elaborar una “matemática” (la inteligencia emocional de Góleman, etc) de las emociones y los sentimientos que nos ayude, tal vez, ojalá no, definitivamente, pero al menos a desenvolvernos mejor en la tarea de separar el grano de la paja.
Porque creo que tratándose de sentimientos y emociones no sabemos distinguir muy bien. Y tenemos ese ámbito tan compartimentado, aplicándoles nombres a grupos de elementos tan dispares, que con razón luego al razonar sobre ellos aplicándoles la lógica y el lenguaje entramos en constantes paradojas que nos llevan a una mayor confusión.
 El “ojalá no”, es porque tengo también la impresión de que los seres humanos somos reacios a alcanzar ese objetivo -alcanzar a desarrollar una “matemática” de las emociones y los sentimientos- porque creemos que si algo nos define como seres humanos es precisamente esa confusión, e inaprensibilidad de las emociones y los sentimientos, y que llegar a alcanzar un control de ellos al menos tan sofisticado como hemos llegado a alcanzar con las ciencias sería poco más o menos que deshumanizarnos.
Deshumanizarnos viene a significar llegar a pensar que nuestras vidas están completamente determinadas y que no hay verdadero lugar para la libertad, el famoso “libre albedrío”.
Pero ya desde la antigüedad se habla del libre albedrío al mismo tiempo que se habla de nuestro completo determinismo a los ojos de Dios. Traído a un ámbito más terreno podríamos decir que dada nuestra condición de seres sometidos a un conjunto de reglas de la naturaleza que ordenan todo cuanto existe en el universo, es posible que a una escala muy compleja seamos, en efecto, seres completamente determininados, es más, es posible que todo el universo sea una estructura completamente rígida en la cual cada causa ya determina cada uno de los efectos y que el tiempo solo venga a ser como la luz que revela lo que ya ha existido desde siempre.
Sin embargo, nosotros solo somos una pequeña partícula en el universo y nuestra capacidad de computar es tan reducida que ningún ser humano alcanzaría nunca la capacidad de interpretar todo ese vasto conjunto de variables para obtener una conclusión sobre su futuro más inmediato. 









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