La gloria vacía de estar solo haciéndome el triste, haciéndome el lobo. (de la canción ¿Qué hago ahora contigo?, de Silvio Rodríguez)
Me gusta esa comprensión de cómo idealizamos nuestra desdicha. Tal vez es la demostración de que esa desdicha es más racional que emocional. Nos enorgullecemos de esa tristeza, de esa sensación de aislamiento de los otros, de Lobo Estepario; nos sentimos distinguidos por ello. Sí, nosotros, los tristes, los lobos. Esa gloria vacía. Estamos haciendo una representación para nosotros. Nosotros solo, y apartados del común de los otros, de la masa homogénea al otro lado. ¡Oh, sí! Señalados por los dioses aunque sea para la desdicha.
La total indiferencia ante la propia desdicha es bastante dificil de conseguir. La autoflagelación ante la misma la veo poco productiva, y muy posiblemente un camino hacia la autodestrucción. Tal vez esa representación en la que nos autoglorificamos sólo sea un consuelo para que la desdicha no se agrave.
ResponderEliminarPero, al mismo tiempo, es un reforzamiento para la permanencia de esa desdicha.
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