martes, 9 de diciembre de 2014

La alegría de Dios

Creo Dios el universo, contemplolo y sintiose vacío.
Poblolo de planetas y soles y estrellas; contemplolo y sintiose vacío.
Entonces creó la vida. Y designó a la Tierra como el centro.
Día y noche creó; creó mar y cielo.
Aves, peces, y bestias poblaron la tierra bajo su orden.
Contemplolo todo y sintiose vacío.
Entonces creó al hombre y a la mujer y ordenoles amarse.
Pero ellos no lo hacían bien.
Esperó generaciones y generaciones, Dios, a ver qué ocurría.
Empezaba a desesperar, a retorcerse las manos y a murmurar pestes contra su creación...
hasta que un día nos encontramos.
Nos sonreímos.
Nos hablamos y todo se llenó de luz.
Y la luz hirió los ojos de Dios, que, sorprendido y agradecido por nuestro gesto audaz
decidió posponer el gran desastre por un tiempo, a ver qué ocurría.
(Dios es Dios y sabe que las cosas nunca son todo lo hermosas que parecen
pero siendo Dios sabe también que basta con que sean lo poco hermosas que son para que reine la hermosura entre tanta miseria)
Tal vez no llenemos el vacío de Dios, pero el pobre se ha alegrado
y nos señala con el dedo, orgulloso, aunque no tiene a nadie a quien mostrar su alegría.

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