jueves, 26 de mayo de 2016

Eras

He leído por ahí que al principio, cuando se estaba formando la Tierra, justo en su misma órbita se formó otro proyecto de planeta. Debe ser que no estaban sincronizados en sus movimientos que llegó un momento en que ambos chocaron y ganó la Tierra. El choque no fue sin consecuencias, la Luna podría ser un trozo desprendido de la Tierra o lo que queda de ese planeta que perdió la contienda. Pero también se podría haber derivado de ese choque la inclinación actual de nuestro eje de rotación y esos otros movimientos que tenemos que se llaman precesión y nutación.

La precesión es un bamboleo del eje de rotación cuyos extremos giran en círculos durando cada giro completo unos 26000 años. Que gire o se bambolee el eje de giro de la Tierra significa que el plano de giro de la tierra se balancea así como cuando se nos cae un plato al suelo  y empieza a dar vueltas como si danzara apoyando su borde en el suelo.

La tierra gira alrededor del sol siguiendo una trayectoria siempre en el mismo plano. A ese plano se le llama la eclíptica. Ahora colocamos el plano de giro de la tierra que avanza por la trayectoria de traslación  y podemos observar que en invierno y en verano el plano de giro de la tierra es tangente, solo toca en un punto a la eclíptica, y ese punto es su centro.

El plano de giro de la Tierra podemos llamarlo plano del ecuador terrestre y sería un plano perpendicular al eje de giro que corta a la tierra por la mitad. Un plano como el descrito que se extendiera hasta el infinito sería el ecuador celeste. El ecuador celeste es lo que vemos mirando hacia el cielo desde el ecuador. Ese paisaje va cambiando a lo largo del año pero claro, se repite cada año, aproximadamente.

Volviendo a la Tierra, podemos observar que a lo largo del año el sol se va moviendo por el horizonte; desde el hemisferio norte percibimos que en invierno el sol anda por allá abajo, por el sur, y que en verano se mueve por aquí arriba, por el norte. Hay un momento, en realidad dos, cuando está subiendo y cuando está bajando, que lo pillamos justo en el centro. En ese punto, cuando el sol está en el centro, en los equinoccios, el plano de rotación de la tierra se alinea con el sol. Es fácil de percibir, aunque hasta ahora no lo había comprendido, porque el Sol sube por la línea del ecuador de la Tierra, línea que marca el punto de corte del plano de rotación de la Tierra con la propia Tierra.

Esto ocurre exactamente en dos punto de la eclíptica a lo largo del movimiento de la Tierra por ella, en dos puntos concretos que dependen de la inclinación del plano de rotación terrestre con respecto a la eclíptica. Como este plano se está bamboleando en círculos (recuerden el plato), debido a la precesión, esos puntos van desplazándose a lo largo del tiempo.

Este es un descubrimiento que a mí personalmente me ha dejado sorprendido. Hubo un tiempo en que creía que el invierno se daba porque estábamos más alejados del sol y el verano porque estábamos más cercanos al sol. Hasta que me enteré de que en otras partes del mundo era verano cuando aquí era invierno y viceversa. Entonces supe que la condición de invierno y verano se debía al hecho de que precisamente disfrutáramos de esta anomalía de que el plano de giro estuviera inclinado con respecto al plano de traslación, lo que permitía que en unas épocas los rayos del sol llegaran más directos a una parte del planeta y alcanzaran otras partes del planeta de manera más oblicua (así me lo explicaron en su momento y no he profundizado más) y en otras épocas del año ocurriera exactamente lo contrario. Por lo tanto no depende de la distancia al sol sino de la inclinación del planeta con respecto a este el que haya más calor o más frío y por supuesto la existencia de las estaciones.

Y como ocurre que ese plano de rotación terrestre no está fijo, sino que se bambolea, pues los momentos a lo largo del recorrido de traslación sobre la eclíptica en los que para un hemisferio es invierno y para otro es verano y viceversa, van desplazándose. Es decir, que si fijamos ahora en la eclíptica el punto en el que este año estamos en pleno invierno, es decir, en el solsticio de diciembre, dentro de 13 000 años, en este mismo punto de la eclíptica estaremos en el medio del verano, es decir, también en el solsticio, pero de junio. (De esto no estoy seguro todavía)

Bien. Pues esto ya está explicado, poco más o menos. Ahora vamos a por lo del zodíaco.
Cada una de las figuras del zodíaco representa una constelación de estrellas. Es sorprendente cómo estos señores antiguos se daban cuenta de estas cosas. Primero sería darse cuenta de que cada noche se repetía en cierta medida el paisaje del cielo -y que se movía-. Después darse cuenta de que esa parte que no se repetía cada noche, sí que se repetía cada año. Luego se pondrían a asignarles formas y nombres y ya estaba todo montado. Esta minuciosa observación les permitió, a algunos, determinar ciclos realmente importantes, como es el de la precesión esta de nuestros pecados. Vamos a ver qué relación tiene con el zodíaco.

Resulta que si miramos al cielo poco antes de amanecer justo por la zona por donde prevemos que va a salir el sol, esa constelación que veríamos ahí sería una del zodíaco, la que tocara. Digamos que trazamos una flecha que va desde nuestro planeta hasta el sol y la prolongamos más allá del sol, pues esas estrellas que señalan la flecha son las que estamos mirando. Como se puede ver nuestra flecha es paralela al plano de la eclíptica y por lo tanto esa constelación estaría poco más o menos en ese plano. Como la tierra se mueve, la recta se mueve a lo largo del año y va señalando otras constelaciones, así hasta barrer toda la elipse de la eclíptica. Pues bien, desde muy antiguo identificaron doce constelaciones que se repartían a lo largo de la eclíptica y se convirtieron en el zodíaco. Es decir, a lo largo del año, esa flecha hipotética que mencionábamos va barriendo la eclíptica y señalando por turno cada constelación del zodíaco durante un periodo de tiempo de más o menos un mes, como un reloj, y por eso decimos que estamos en capricornio, acuario, piscis. Que es como decir que estamos en enero, febrero, marzo o lo que sea.

Pero ya sabemos que hay dos posiciones importantes en el recorrido de la Tierra por la eclíptica, que ocurren cuando el plano de rotación de la Tierra se alinea con el sol, en ese momento el sol parece estar exactamente en el centro de su recorrido por el horizonte a lo largo del año. Pues para los antiguos ese punto del recorrido era muy importante, mayúsculo cuando regresaba del sur, el sol, después de haber pasado el invierno. Y por eso, el signo del zodíaco que se podía ver en ese instante del recorrido del sol era relevante. Fijándose, fijándose, los tíos se dieron cuenta de que a medida que pasaba el tiempo el signo del zodíaco que se veía en esa posición del sol tan específica iba cambiando a lo largo del tiempo y que se repetía con un ciclo de 26000 años. No me preguntes cómo descubrieron esto, pero lo sabían. ¿Lo sabían?. Ahora sabemos que esto se debe a la precesión, a ese extraño movimiento de rotación bamboleante de nuestro planeta, pero ellos averiguaron todo eso solo a base de mirar y contárselo a sus hijos que siguieron mirando y contándoselo a los suyos.
Así decidieron que además de días, meses y años, también existían otros ciclos, que llamaron Eras. Cada Era estaba determinada o identificada por el signo del zodíaco que se podía ver detrás del sol justo en el equinoccio de primavera. Actualmente, dicho sea sin confirmar, como todo lo demás, creo que estamos en la era de Piscis, porque los últimos coletazos de Piscis es lo que se ve detrás del sol en estos momentos en ese día señalado, y la siguiente era sería la de Acuario. Debido al movimiento de precesión, el orden que siguen las figuras del zodíaco en las Eras es exactamente inverso al que siguen durante ciclo anual del zodíaco.


Resumiendo todo, si resulta que el ciclo de precesión dura unos 26000 años y tenemos 12 figuras zodiacales, 26000/12= 2166 años duraría cada una de las eras. Si actualmente estamos en Piscis, sea al principio sea al final, entonces (2016-2166=-150) en 150 adC estaríamos en la Era de Aries, regida por un carnero. Y (-150-2166=-2316) en 2316 adC estaríamos en la Era de Tauro. Anteriormente en la Era de Géminis en (-2316-2166=-4482) 4482 adC;y aún antes, en (-4482-2166=-6648) 6648 adC en la de Cáncer, para partir de Leo en (-6648-2166=-8814) 8814 adC.

Me planto ahí porque quiero volver al libro de Louis Charpentier, Los gigantes y el misterio de los orígenes. Ahí, en un memorable capítulo que sigue al que cuenta las gestas de Hércules, al que me he referido en una entrada anterior, se pregunta si estas historias míticas no tendrán un significado más preciso que servir como entretenimiento o aleccionamiento moral o heroico. Si no contendrán un relato histórico con su datación más o menos implícita. Y entonces realiza una magistral interpretación señalándonos que las gestas de Hércules comienzan con el estrangulamiento de un león, y terminan con la instalación de las dos columnas a ambos lados del estrecho recién abierto. Y la adivinanza es: ¿En qué Era transcurrieron las gestas de Hércules?: entre la muerte del león y el nacimiento de las columnas gemelas.
 Nos dice que tal vez las eras rigen la figura totémica que es representativa de los ritos sagrados en cada momento, y que, tal vez, que se adore al toro en determinadas historias nos esté hablando de que lo que se cuenta alrededor de eso transcurrió durante la Era de Tauro, como ocurría en la civilización Minoica. Y tal vez que Roma fuera fundada por dos gemelos nos esté apuntando a una época más remota de la que pensábamos para la fundación de ese noble pueblo. (O que tal vez robaran esa imagen a los Etruscos que estaban antes que ellos y poco se sabe de dónde venían, a no ser que fueran los Ligures que dicen que poblaban toda la zona costera europea, o tal vez los vascos que están convencidos de que son los primeros que despertaron a la conciencia, o incluso los bereberes que llegaron a Europa, y las Canarias, huyendo de no se sabe qué cataclismos  - el rellenado del mar Mediterráneo, seguramente, tras el hercúleo esfuerzo, que con el ímpetu de las aguas provocó serias inundaciones en zonas que hasta entonces eran tierra firme-, y aún más atrás de los atlantes, que a causa de ese cataclismo u otro, poblaron los Andes, el monte Atlas, Andalucía, etc) Y tal vez las columnas que presidían el Templo de Salomón no lo fueran exactamente. Y la piel de carnero que fueron a buscar los argonautas a no sé dónde no fuera más que una simple historia de depredación que ocurrió entre 2356 y 150 adC. Tal vez, que los cristianos adoptasen un pez como símbolo de su religión no fuera simplemente porque sus acólitos iniciales eran pescadores. Tal vez, como creen algunos, la esfinge de Guiza sea algo tan simple como un número de calendario.

Sea como fuere, esto, estudiar e interpretar los mitos bajo otras luces distintas que la que dan las piedras, me parece muchísimo más divertido.

3 comentarios:

  1. Especular sobre el transfondo de un mito es gratuito y como tú bien dices divertido, es un campo seguro para el desarrollo de la fabulación.
    La comparación de las repeticiones de determinados temas comunes e historias en las distintas mitologías me parece bastante interesante, pero es muy posible que como mucho sólo se puedan establecer modelos de como unos mitos han influido en otros; hay autores que sacan consecuencias más profundas de estas comparaciones, pero desde mi punto de vista esceptico no dejan de ser elucubraciones.

    Un último apunte, en los últimos tiempos la fechas de poblamiento de Canarias se mueve según las hipótesis entre los siglos X a.c. y V a.c., bastante posterior al hecho geológico de la reinundación y reformación del Mar Mediterraneo. También es objeto de especulaciones ¿quiénes? ¿cuándo? y sobre todo ¿por qué? todo lo que tiene que ver con el establecimiento de los primero pobladores de Canarias. Casi parece otro hecho mitológico.

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  2. ¡Antonio!, un saludo. Sin duda es otro hecho mitológico en tanto que, por lo que se ve, aún nada se puede asegurar con certeza de su origen. Parece que están bastante seguros de una herencia bereber. Y parece que hay alguna migración bereber por ahí, Pero reconozco que no me he vuelto a meter en los asuntos canarios desde hace algún, largo tiempo.

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  3. Si, parece que se supone un origen bereber a los primeros canarios, pero los bereberes de esa época parece que también estaban muy relacionados con los iberos y el resto de poblaciones del Magreb, y sobre todo aún no se había producido la arabización del norte de África, por lo que la relación no es directa con los bereberes actuales.

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