lunes, 23 de mayo de 2016

Hércules

Estrecho de Gibraltar.
Hace 5 millones de años quedó cerrado el paso de aguas desde el Atlántico hacia el Mediterráneo, provocándose la desecación de este.
En la ciudad siciliana de Mesina dicen que pueden verse todavía acumulaciones de sal que datan de aquella época, pues la desecación provocó el depósito de grandes cantidades de sal en el fondo marino.
Todo el proceso -cierre y posterior apertura- ocurrió entre 5,96 y 5,33 millones de años, es decir en un periodo de 0,63 millones de años, 630 mil años. Durante seiscientos treinta mil años estuvo medio seco el Mediterráneo hasta que algo ocurrió y volvió a entrar agua.
Las razones por las que se desecó no están claras, pero se resumen en dos hipótesis: o porque la tierra se elevó en torno a un punto que impidió la renovación del agua en la cuenca mediterránea o porque bajó el nivel del océano hasta no poder superar el obstáculo. O tal vez por ambas razones a medias cada una. El caso es que con el desecamiento progresivo se fue reduciendo peso de la zona y el efecto natural de reducir peso de un objeto que flota en un fluido es que el objeto experimente un empuje hacia arriba proporcional al peso desalojado. Lo que elevó aún más la altura de la zona dificultando la posibilidad de que pudiera entrar agua.
Por lo que dice la Wikipedia, las razones por las que pudo volver a entrar agua están entre: porque se elevó el nivel del océano Atlántico, produciéndose un rebose hacia la cuenca vacía del Mediterráneo o bien porque se hundieron las barreras que impedían el paso del agua en torno al actual estrecho de Gibraltar. Como se puede observar, razones contundentes que abarcan todas las posibilidades: o se hundió la tierra o se levantó el mar.
El proceso de llenado pudo haber ocurrido en un lapso de tiempo que se determina entre “unos pocos años y decenas de miles de años”.

Según la mitología, quien abrió la entrada de aguas del océano hacia el Mediterráneo fue el bueno de Heracles, el que trabaja para Hera. Iba de camino a robarle las vacas a Gerión, que vivía por allá por Cádiz. Gerión tenía un cuerpo con tres cabezas o tres troncos o tres cuerpos en uno, que Hércules, en la pelea, consiguió separar. También había un perro, que vigilaba las cabras de Gerión, que tenía dos cabezas, y que Hércules mató, lo mismo que al pastor, Euritión.
Hércules alzando a Anteo
En el libro de Charpentier Los Gigantes y el Misterio de los Orígenes, este dice que Hércules cruzó el estrecho, que entonces era un istmo que unía Europa con África, a pie. Que peleó con el gigante Anteo, casado con Tingis una de las hijas de Atlas, el que sostenía el mundo. Las otras hijas de Atlas eran las Hespérides, en cuyo jardín estaban las manzanas doradas que Hércules venía a buscar. La pelea fue muy complicada porque cada vez que Hércules echaba por tierra a Anteo, este recobraba sus fuerzas porque recibía su energía de Gea, su mamá. Así que para matarlo tuvo que sostenerlo en el aire y apretarlo con brío. Después bajó hasta el jardín de aquellas muchachas y robó las manzanas. Otras historias dicen que como él no podía cogerlas directamente, engañó al inocente de Atlas para que se las trajera. Fue al marcharse con las manzanas cuando separó los continentes situando a cada lado una columna para conmemorar su gesta.

Leo por ahí que se considera que los primeros indicios de vida en la Tierra tendrían lugar hace unos 2700 millones de años. Así, por asegurar, hace 200 millones de años ya teníamos un jardín del edén, aquí en la Tierra, con animales y plantas y peces en la mar. Aunque son incontables las extinciones que ocurrieron por una causa u otra. El primer señor, así con pinta de Hércules, no aparecería hasta hace unos 200 mil años, así que, que fuera él el que separó lo que la naturaleza había unido resulta bastante improbable. Hace cinco millones de años apenas había aparecido el primer protomonito. Claro, todo esto según los datos que tenemos. La verdad se basa en los datos que tenemos, aunque, como dijo Pilatos: ¿Qué es la verdad?

La verdad es que a alguien se le ocurrió inventar un día, partiendo de la simple observación, tal vez allí, in situ, sentado con los pies colgando por fuera, mirando aquellos escasos catorce kilómetros que separan un lado del otro, que un señor había podido haber abierto aquel trozo de mar a fuerza de puro brazo. Esa es la verdad. Y eso resulta sorprendente.
Yo ya estoy manchado por siglos de cultura, y me han contado miles de veces todo ese asunto del desgaste erosional, los diferentes tipos de roca que reaccionan de manera diferente al continuo lijado del viento y del agua, será por eso que nunca he imaginado a un señor modelando con sus manos el Roque Nublo. No es que cambie de tema, sino un ejemplo, mencionando lo local, que trata de poner de manifiesto que para un simple humano el mundo es y será siempre el mismo, y no creo que trate de buscar explicaciones o quién lo hizo así. Al menos yo tengo tendencia a creer que lo que es así, ha sido así siempre, sobre todo cuando se trata de piedras, montañas, continentes, aunque me dicen que cambian de un milenio para otro.

Quiero decir que, lo extraordinario es esa historia que explica accidentes geográficos, u otras semejantes que narran hechos de imposible cumplimiento  en épocas razonables, como pasar caminando desde la isla de Gran Bretaña a la isla de Irlanda, mojándose solo hasta la altura del pecho, como se cuenta en el Mabinogion. Eso es lo extraordinario. Uno se pregunta si es natural que estos señores hayan explicado el estado material de su mundo por medio de estas historias o estas historias explican otras cosas, como hay algunos que suponen, por ejemplo ese Charpentier, y antes de él un tal Evémero, con un, supongo, sinnúmero de fulanos en medio, que piensa que las gestas de Heracles, y el resto de narraciones míticas,  podrían estar explicando hechos históricos.
Volviendo a Heracles, este representaría una posible tribu que llegara a la península Ibérica a robar ganado que otra tribu hubiera amaestrado (como innovación tecnológica de vanguardia en la época) y que al hacerlo hubiera provocado la disgregación de aquella tribu en tres ramas -no sé dónde meter al perro de dos cabezas en todo esto. Que hubiera cruzado el estrecho y se hubiera enfrentado a otra tribu, a la que hubiera derrotado tres veces, pero tres veces se recuperaba, tal vez porque recibía refuerzos del interior del país, hasta que por fin les cortó la vía de afluencia -los alejó de la tierra- y los derrotó. El robo de las manzanas tiene que ver con el robo de conocimientos, la manzana se asocia en muchos escritos míticos o esotéricos a la sabiduría, por eso siempre se ha considerado una manzana la fruta que comieron Adán y Eva, pese a que en el original no se menciona la fruta concreta.
Hércules es un, llamado, dios solar, que se caracterizan por ser unos tipos que, aparte de relacionar hechos de su biografía con el periplo del sol por el cielo (diurno y nocturno -al amanecer-) en el curso de un año, son también unos tipos que llaman civilizadores, porque aportan conocimientos y tecnologías a sus lugares de origen. En toda mitología hay señores que se arriesgan por traer el fuego, la escritura, el arado, o el perejil, según el grado de importancia que cada tribu le de a sus productos. Si consideramos sus hechos representaciones transformadas de la Historia, estaríamos hablando de incursiones en otros territorios para robarles algo de utilidad que hasta entonces no conocían, sea ganado domesticado, sea cualquier otro tipo de conocimiento.
Hay quien ha utilizado estas hipótesis para encontrar localizaciones arqueológicas, como el señor este (Schliemann) que encontró el lugar donde aún quedaba algún resto de la mítica Troya, que hasta entonces nadie se había preocupado de buscar porque pensaban que todo eso de la Ilíada eran sermones de cura para luego pasar el cepillo, cuentos para niños alrededor del fuego en las excursiones, o narraciones entre soldados para incentivar el valor.
Y, claro, aquí empieza ya la exageración; o no. Si decidimos que los mitos cuentan hechos históricos tenemos que preguntarnos si también contarán de alguna manera sucesos geográficos. Quiero decir que, lo mismo a esa tribu que representaba Heracles le dio por ponerse a escarbar y abrir el canal de Gibraltar aprovechando que era un estrecho, solo porque a algún rey por allá por Grecia le apetecía tener un puerto de mar frente a su casa. “entre unos pocos años y decenas de miles de años” es un margen muy largo para esperar que se llene. “Unos pocos años”, es factible; mientras, vamos construyendo la infraestructura y para cuando llegue el agua ya lo tenemos todo montado. Pero miles de años, eso es tener perspectiva de futuro. Ahora ya no comprendemos esto, en estos tiempos en que el negocio inmobiliario cambia de un día para otro.
Volviendo a la Wikipedia, en la breve descripción de la historia del mundo he contado 7 veces las palabras extinción masiva. En torno al 488Ma (millones de años) la primera señalada, después en 440Ma, más tarde en 365Ma y otra vez en 250Ma, después en 200Ma. En 65Ma ocurrió aquel meteorito que dicen que finiquitó a los dinosaurios.
En este mundillo del esoterismo hay un grupito que está convencido de que hace 12000 años pasó algo gordo que acabó con una magnífica civilización que sería el origen de esas leyendas, mitos y símbolos que circulan hoy y han circulado desde siempre por todas partes del planeta. Aquel Louis Charpentier, mencionado antes es uno de ellos. Jose Luis Espejo es otro, que trata de exponer sus ideas en Los hijos del Edén. También hay un americano, al que le tocará un día de estos una relectura, Grahan Hanckoc, Las huellas de los dioses, que le gusta meterse en esos rollos. A mí también me gusta, solo como espectador, modestamente.

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