miércoles, 9 de diciembre de 2015

El temor

El temor
de vernos reflejados en esa cara de zangolotino
que nos mira desde el espejo del baño.
El temor
de que esa calva sea la nuestra,
esa nariz desproporcionada,
ese balón ahuevado en el vientre,
más obsceno por feo que el fláccido,
minúsculo pene,
y las asimétricas bolsas escrotales, sean las nuestras.
Ese temor,
que se desvanece
en cuanto nos duchamos y nos tomamos el café,
ya vestidos,
y comprobamos que no,
que seguimos teniendo el rostro equilibrado y resplandeciente,
el vientre contenido y armonioso,
el pene alerta, siempre dispuesto a saltar
y los testículos fabricando esperma sano y fuerte
en cantidad suficiente
para poblar
cien veces
la Tierra. 

2 comentarios:

  1. Oiga, por suerte uno envejece gradualmente. Aún así aterra.

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  2. Texto aterrador, sí. ¿ese café tenía lsd?

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