lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Tú eres feliz?

...y entonces me preguntas – así, sin venir a cuento –: “¿tú eres feliz?”. Y yo interrumpo lo que estoy haciendo, que no tendrá nada que ver con la felicidad, ni con nada, seguramente, de provecho, y pensaré por un momento y tendré el impulso de responder: “Sí”; pero un escrúpulo me lo impedirá, trayéndome imágenes del mundo, y de los malos momentos, y del aburrimiento del trabajo y la monotonía de muchos de nuestros días, y titubearé; entonces estaré tentado de responder: “No”, pero otro escrúpulo de sentido contrario me traerá a la cabeza imágenes de nuestros viajes y nuestros paseos por ciudades y lugares ajenos, de nuestras mañanas de los sábados, de las siestas, larguísimas, que acostumbro a echar, de mis libros, de esta casa de la que nunca nos apetece salir, de toda la música y el cine y los libros por descubrir todavía, de lo que algún día escribiré, y tantas cosas, y volveré a titubear, y me quedaré indeciso, temeroso de responder “no sé” por miedo a que tu siguiente pregunta sea: “¿por qué?”.  Y no diré nada mientras me pongo cada vez más nervioso bajo tu mirada atenta, inquisitiva, sincera e inocentemente curiosa de saber qué se esconde debajo de esta hierática mirada mía, de mis silencios que te lastiman tanto. Me falta la soltura de escabullirme devolviéndote la pregunta o elaborando una compleja reflexión acerca de qué es lo que pasa por la cabeza de una persona que, de pronto, sin venir a cuento, arroja una pregunta como esa en el agua tranquila de un ánimo distraído.

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