martes, 8 de diciembre de 2015

Visita al CAAM


Detalle de una las pinturas de Abraham Lacalle

Estuve en el CAAM mirando las cositas de Juliao Sarmento, Abraham Lacalle y Santiago Ydañez.
Por decirlo de alguna manera, «no me gustó» los de Juliao, en cambio lo de Abraham y Santiago era «aceptable». Nada de eso que he subrayado significa nada. No sé muy bien qué quiero decir cuando digo «no me gustó», salvo que no me despertó ningún interés en volver a ver sus obras. No sé qué quiero decir con lo de «aceptable», salvo que percibí que había un trabajo de artesanía, los tíos pintan, concretamente. Me gustaron las pinturas de guerra de Abraham, esas impresiones de un paisaje, no bélico, sino sometido a la catástrofe de una guerra; edificios destrozados por balas y bombas, pintados en tonos grises, muy esquemáticos pero que causan la impresión debida. Luego tiene otros paisajes más coloridos, que me parecen muy saturados, aunque también logran la impresión de paisaje en guerra. Ahora que miro el título de esta exposición, Pintura Bélica, apunta a que es una pintura guerrera y no una pintura de la guerra, que es como lo he interpretado yo. Los grandes formatos ayudan mucho a causar impresión, yo diría que facilitan, así que hay que desconfiar del pintor de gran formato que puede utilizarlo como recurso fácil. Tiene Abraham un cuadro que recuerda a Russeau el llamado aduanero.
Apenas recuerdo lo de Santiago Ydáñez, salvo el gran perrazo que pintó en la pared de una de las salas y que está de nuevo, y exactamente, reproducido en la parte interior de la tapa de una caja que contiene menaje de cocina, concretamente cuchillos. Toda esta sala contiene cosas parecidas, cajas con cubiertos, con aspecto de muy antiguos, a los que se les ha decorado la parte interior de la caja con paisajes y o figuras. Ahora recuerdo que tuve una extraña sensación con Santiago, una sensación inquietante, por ejemplo con esas hoces, cuchillos, guadañas, decorados con ¿ojos?, o miradas. El tio tenía una vertiente discretamente amable pero otra vertiente siniestra. Los cuadros de esta sala de las cajas resultan vagamente incómodos, creo que algunos representan animales descuartizados, cuchillos hiriendo carne,... en fin, inquietante.
De Juliäo Sarmento no sé qué decir. El tío me «hablaba» y yo no era capaz de descubrir un lenguaje en los «sonidos» que emitía. Hay un par de vídeos que son agradables de ver solo porque hay chicas preciosas paseándose por ellos. En uno es como estar espiando a las vecinas del chalet de enfrente que disfrutan de su piscina. En otro, después de una larga sesión de piernas –pensé, esta tía tiene metidas unas bolas chinas y el movimiento de esas piernas es una forma refinada de revolver las bolas allí dentro (dicho sin saber realmente qué son las «bolas chinas» ni si tienen una función orgásmica). Después se levanta y camina hacia un despacho, donde, ahora sí, le vemos la cara, pues nos cuenta una historia a medida que va situando los personajes «muñequitos» en fila sobre la mesa.  También recuerdo otra chica en una playa, creo que en el mismo vídeo. Y en otro una muchacha que viste y se desviste pero proyectando las imágenes hacia atrás. Lo que es propiamente la obra pictórica-collage-etc., no tengo ni idea de cómo interpretarla. Y luego hay un par de bustos, de mujer, por supuesto, en cera, ahí en pie,una medio descabezada, y la otra con una bolsa negra sobre la cabeza. La medio descabezada me llamó la atención, se hundía los dedos en el pecho como para querer alcanzar su corazón.
Como era domingo y había feria de artesanía, fuera, en la calle, cantaba una trouppe folclórica.(y repetía mucho trouppe porque le hacia gracia aunque no sabía qué significaba)

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