viernes, 24 de agosto de 2012

Venid, veraneantes ociosos


Nadie sabe lo que pasa.
Todos nos decimos “nunca pasa nada”
¿Qué tiene que pasar? Nada. Pues entonces todo está bien.
No, no todo está bien. Algo tiene que pasar cuando todos estamos mirando al cielo.
¿Estamos todos mirando al cielo?
No. Hay quien mira al suelo buscando una peseta.
No hay pesetas en el suelo.
No hay suelo.
Nos caemos.
¿Hacia dónde?
Hacia abajo.
No hay abajo ni arriba. Esto se va a acabar pronto.
Más temprano que tarde sin reposo.
Allá está la canción, aquí la nada.
¿Dónde está la canción?
Aquí.
¡Vete a la mierda!
A la mierda me mandaron, a la mierda me fui, y en la mierda me dijeron que era pa ti.
Otra vez la misma canción.
Escucha el silencio.
Silencio
Hola. ¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Hay alguien ahí?
¿Ahí, dónde?
Ahí, ahí es ahí, aquí es aquí.
Aquí hay alguien. Ahí, no lo sé.
Aquí también.
Vale. Estamos en un círculo vicioso. Gracioso.
¡Viva el circo!
Los payasos. Había una vez.
Estoy perdido. ¿De qué estamos hablando ahora?
No estamos hablando. Estás solo.
Estoy solo.
Hablo conmigo.
Contigo.
¿Dónde estás?
Te encontré, te perdí. Y he vuelto a no ser nadie.
Siempre serás alguien. No te duelas tanto.
No me duelo. Confirmo. Pater noster, me confirmo en lo dicho.
Eres un redicho, un pedante, un vicioso.
No sé lo que soy, así que eso también me vale.
Vale.
¿Entras?
Entro. Es muy bonito esto.
¡Ay, señor! ¡Cuánta capacidad de fabulación!
No es capacidad de fabulación. Es capacidad de
¿De qué, dilo, confiesa?
Me confieso, pater noster.
¿Cuándo fue la última vez que te confesaste?
A ver, creo que allá por mil novecientos setenta y no me acuerdo
Bien, reza quince aves marías y doce padres nuestros.
¡Qué profundamente arraigada está la religión en nuestras mentes!
¿Tú crees?
Creo. Creo aunque sea absurdo.
No eres tan absurdo, hombre, como todos.
Ahí si voy a tener que reírme. Eres un tío ingenioso.
Soy el maestro del Hingenio, el mago del chiste fácil, el fitipaldi de la palabra rápida.
Fitipaldi, quién se acuerda de él ya.
Es que no estoy muy al día en cuestiones deportivas. Ni en nada. Me he quedado anclado en el pasado. Perdóname. Perdonadme todos.
Nos os perdonamos.
Qué bien se siente uno cuando ha alcanzado el perdón. Estoy como más ligero.
Te saldrás volando por encima de las nubes, agárrate a algo.
No hay nada a qué agarrarse. Aquí no hay nada. Y yo soy nadie. Así que poco importa.
Adiós
Adiós.

1 comentario: