jueves, 6 de febrero de 2025

San Mao, Diarios de las Canarias.

Estoy a punto de terminar Los Diarios de las Canarias, de San Mao. Una escritora completamente desconocida para mí hasta que empecé a ir habitualmente a la playa de Hoya Pozuelo, al lado de Playa del Hombre donde por lo visto vivió la escritora. Se veían chinos por allí algunas veces, lo que resultaba raro, los chinos no son la habitual fauna turística. Luego habilitaron un parque  infantil con dedicación a San Mao. Y antes o después estuvo el documental de Susi Alvarado: San Mao. La vida es el viaje, que aún no he visto pero que en realidad fue el que me descubrió a la conciencia la existencia de esta escritora. 

Me gusta la escritura de viajes, y la mujer tiene fama de viajera. Un día me compré uno de sus libros, que al parecer pocos son los que están traducidos al español. Y por fin ha caído. 

No es en realidad un libro de viajes sino un libro de estancia. Habla de su estancia en Canarias, y España, en general,  de sus amistades, de su enorme don para convocar gente a su alrededor. 

Lo que más sorprende , o me sorprende a mí, es la falta de sublimidad de estos libros, una falta absoluta de épica, de misterio, en fin de esas cosas que parecen ser las preferidas del gran público y que hacen de los grandes escritores grandes escritores. Y sin embargo es una de las grandes escritoras de China, según parece. Desde luego de lo que se lee sobre ella y en lo que escribe ella misma da la impresión de que vive holgadamente de lo que escribe. 

Tampoco es la habitual escritura femenina de confesión de emociones y sentimientos, de expresión de conflictos personales y sociales, sentimentales, etc., eso que llaman autoficción, etc. No, al contrario, la mujer explora muy poco en sus propias emociones, recuerdos o sentimientos. Su escritura, al menos en estos textos, es simplemente cotidiana. Es un relatar de un día a día de una persona, eso sí, con una fuerte componente de comunicabilidad, capaz de hacer amigos sinceros, incapaz, también, por lo que cuenta, hacerse enemigos, aunque eso no la hace débil de carácter en absoluto, al contrario, en los relatos demuestra un carácter muy afianzado muy confiado en sí. 

Da una fuerte sensación de honestidad y atrae por eso, creo yo, su lectura, no por sus contenidos mismos. También una sensación de libertad, de hacer lo que desea cuando lo desea y no hacer lo que no desea hacer. No tiene ataduras emocionales, su emociones y sentimientos por los otros son sinceros, pero no son limitadores.  En algunos momentos a uno le parece hasta un poco bruta en el trato, pero eso es parte de lo maravilloso de su escritura, ella lo relata igualmente con una inocencia absolutamente falta de dobleces. Habla, en algunas ocasiones de remordimientos, de pena por los otros, por causarles algún dolor, pero sin desgarramiento sin autoflagelación. 

No es el contenido de los relatos lo que atrae en esta lectura sino la presencia y la esencia de ella-personaje en ellos, me parece a mí. Ignoro cómo son sus otros escritos, sé que tiene ensayos y ficción, y artículos en revistas, según la wikipedia, no me parece que destaque precisamente por su estilo literario – claro, es una traducción del chino, que no es precisamente un lenguaje afín al europeo y por lo tanto cuyos criterios de lo literario, lo poético, necesariamente deben diferir de los nuestros – a lo mejor sí, allá en su tierra. Aquí, o al menos en este libro, su valor es este otro, el mostrarse como una persona, realmente fascinante, sin que eso signifique un grande hombre, como decía Fernando González Ochoa (uno que yo conozco), no sé cómo explicarlo, es simplemente una persona envidiable en su simplicidad del vivir. O algo así.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario