martes, 30 de julio de 2024

Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sabato


Lo que yo he leído es lo siguiente. Hay cuatro secciones. Las dos primeras tratan básicamente de la relación entre Martín y Alejandra, la voz es la de un narrador que cuenta lo que piensa o dice Bruno acerca de lo que le ha contado Martín. La tercera es el Informe sobre ciegos que escribe en primera persona Fernando Vidal, padre de Alejandra, que no sale en la primera parte, aunque se le menciona. Por último hay una recapitulación que aúna las voces de Martín y Bruno, pero de una manera curiosa. En unos capítulos se sigue el  mismo procedimiento que en la primera y segunda secciones; en otros es al revés, el narrador cuenta lo que dice Martín que le ha contado Bruno. 

La cuestión entre Martín y Alejandra es que Martín está enamorado de Alejandra y ella lo marea. Perece una perturbada, lo cual se ve fuertemente corroborado por el hecho de que tiene un tío, Bebe, que no está muy en su sitio. Tuvo una tía abuela o algo así que se encerró en un cuarto con la cabeza de su padre, al que se la cortaron en una de tantas refriegas políticas. Estas refriegas hacen referencia a una época en la que dos bandos se disputaban el destino de la Argentina recién independizada. Uno de los bandos eran los unitarios, que abogaban por una Argentina unida; el otro bando eran lo federalistas, que preferían que cada uno de los departamentos se gobernara solo y que únicamente existiera un gobierno federal para las cuestiones generales por así decir, algo semejante a lo que es los EEUU. La familia de Alejandra había pertenecido a los unitarios, que en aquel momento fueron los perdedores de la refriega. El episodio de la cabeza se refiere a una banda para-militar de la parte de los federalistas que como estrategia de disuasión del enemigo tenía esa práctica, se llamaba La Mazorca y una de sus actuaciones fue cortarle la cabeza  a este hombre y lanzarla por la ventana del comedor donde la familia disfrutaba de una buena tarde. 

La relación entre Martín y Alejandra es la típica en la que uno está completamente enamorado y el otro, en este caso la otra, pasa olímpicamente. Tal vez no por maldad sino por indiferencia y un poco, también, por debilidad, por incapacidad de expulsar al otro definitivamente para que no siga sufriendo.  Alejandra pasa por episodios de afecto y episodios de completo desprecio. Martín sospecha que ella se prostituye, aunque no puede asegurarse – hasta la cuarta parte en la que se afirma –. Hay una sospecha general de que existe una relación incestuosa entre Fernando Vidal y su hija – en realidad hija natural, porque FV no estuvo nunca casado con Georgina, la madre de Alejandra –, pero lo que son pruebas escritas yo no las he visto aún. 

Georgina es, por así decir, el gran amor, de Bruno, que fue amigo de FV y de ella misma desde la época del pueblo. Georgina siente un amor por FV muy semejante al que Bruno siente por Alejandra y en algún momento, no sabemos por qué, se alejó de su hija. Razón por la cual, tal vez, Alejandra y Martín sintieron que tenían algo en común. La madre de Martín tampoco es muy afectuosa, no repara en contarle que hizo todo lo que pudo para abortarlo, pero  el puto chiquillo se le aferró dentro y la obligó finalmente a gestarlo y parirlo, y esa es toda la relación que piensa tener con él. El amor de Bruno por Georgina tampoco tiene ningún remedio y ella sí que fue capaz de expulsar a Bruno de su lado principalmente para que Bruno no sufriera, tanto por el amor imposible que sentía por ella como por la proximidad de FV.

FV es pintado como un tipo cercano a lo demoníaco. El hombre tiene sus propios intereses y no le importa nadie salvo sí mismo. Sí, es cierto que se mueve en los entornos supuestamente filantrópicos del anarquismo pero realmente se encuentra en lo opuesto de cualquier ideología salvo un por salvaje resentimiento contra la humanidad. 

Hay mucho de trastorno mental en el comportamiento de FV, eso está claro. Su fijación con los ciegos no tiene nada de racional. Cree que todos los ciegos forman una poderosa organización oculta, y que maneja todos los hilos del mundo, poco más o menos. Naturalmente cree que sus investigaciones han sido descubiertas por esta organización  y que andan tras él para asesinarle o vaya usted a saber qué peores cosas.  Su informe sobre ciegos es un delirio que empieza como una historia al estilo de La torre de los siete jorobados, pero con ciegos y termina en un maremágnum de exploraciones subterráneas que alcanzan remotos lugares donde habitan diosas primigenias de la maldad o algo por el estilo, un viaje del propio FV a mismo comienzo de la existencia… no sé algo muy loco. 

¿Todo esto qué tiene que ver con que al final de la segunda sección Alejandra haya matado de un tiro a su padre y luego haya prendido fuego a la habitación donde estaban, quedándose ella dentro y achicharrándose hasta no quedar churrasco?

Se supone que en la cuarta y última parte nos aclararan algo, pero a falta de quince páginas yo no lo tengo nada claro. Hay un paralelismo inencajable entre los últimos días de un tal Lavalle, uno de esos unitarios que sufrieron una tremenda derrota a favor de los federalistas cuyo máximo leader sería un tal Rosas, y por otro lado el deambular de Martín por la ciudad digiriendo emocionalmente el trágico e inexplicado final de Alejandra. También hay un capítulo larguísimo donde Bruno, le cuenta a Martín y este a nosotros a través del narrador, cómo conoció a Fernando y a Georgina y la vida más o menos al detalle de Fernando fuera de sus paranoias con los ciegos. 

Si en las quince últimas páginas no me aclara algo más, así me voy a quedar, sin saber por qué el libro se llama Sobre héroes y tumbas, aunque en efecto es de gran importancia la historia heróica  de la familia de Alejandra – uno de sus antepasados iba en aquella última comitiva del general Lavalle huyendo de los federales hacia Bolivia. Por cierto que el hombre no creía huir, sino que buscaba una posición donde continuar haciendo resistencia, pero sus soldados ya lo veían como a un trastornado. Murió por el camino, de poco menos que una bala perdida cuyo emisor nunca supo a quien mató, y sus oficiales trasladaron el cadáver todo el tiempo que pudieron hasta que ya decidieron enterrarlo pero sin la cabeza que preferían poner a salvo antes que los malditos feredalistas la usaran para ponerla en una picota y pasearla con mofa por las calles. 

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