martes, 30 de julio de 2024

La mirada de Ulises, de Theo Angelopoulos


Pues ayer, contento por el tirón que le había dado a Sobre Héroes y Tumbas, de Sabato, me senté un rato delante del ordenador y puse youtube y ahí, en primera línea, me salió La mirada de Ulises, de Theo Angelopoulos

Hace unos días había estado buscándola, pero no di con ella. Había leído que formaba una trilogía junto con Paisaje en la niebla y Viaje a Cytera. Será verdad o no, que fue una lectura voladiza que uno hace. Simplemente, pensé que hacía tiempo que no veía una película de este hombre, al que no he trabajado mucho, pero cuyas películas siempre me dejan con una sensación de gusto. (En realidad solo recuerdo haber visto Paisaje en la niebla, y hace mucho tiempo. Pero también recuerdo, ahora mirando la lista de sus películas, La eternidad y un día y, vagamente, Viaje a Cytera, y busqué alguna película suya, pero no me salió nada concreto. Hoy, sin buscar nada, el algoritmo ya me tenía una reservada. A veces el algoritmo funciona para bien. 

Aquí tenemos a Harvey Keytel, haciendo de director de cine en una etapa de crisis personal, que viaja desde Grecia hasta la Yugoslavia en plena guerra, atravesando Albania, Bulgaria y/o Rumanía, persiguiendo el rastro de tres rollos de película, que por lo visto se conservan en alguna parte, de los hermanos Manaki, que son los primeros que, a principios del siglo veinte, introdujeron el cine en Grecia. Esos tres rollos, que están sin revelar, fueron su primera película y serían, por lo tanto, la película más antigua sobre el mundo griego, la primera mirada que se conservaría. Con los avatares de las diferentes guerras y otras vicisitudes, las películas fueron saltando de un país a otro. Acabaron en Sarajevo, en la antigua Yugoeslavia, porque había un experto por allí que podría intentar revelar las películas, que al parecer requerían de una composición química desconocida. 

Durante el camino el director evoca escenas de las vidas de los hermanos Manaki, que en algún momento se separaron y uno de ellos fue fusilado, probablemente por los turcos, por considerarlo colaborador en actividades terroristas. TRecuerda etapas de su propia vida y la de su familia, que vivieron en uno de esos países de la órbita rusa y que tras la guerra (la que acabó en el 45) decidieron abandonar para alejarse del régimen soviético que se imponía. También tiene encuentros con tres mujeres. Unas escenas que no me acaban de encajar por lo rápido que se desarrolla todo. Luego ya he visto que es posible una explicación dentro de la concepción de la película. Pero lo que piensa uno es ¡joder!, este tío tiene un magnetismo envidiable, las tías se quedan prendadas de él  sin que el tipo haga ningún movimiento. Y eso que él de lo único que habla es de sus tres rollos sin revelar. Pero ellas se quedan loquitas. Para mi estas relaciones estaban metidas con calzador, malamañadas para darles el toque viril que es necesario darle a cualquier caracterización de Harvey Keitel, supongo que para compensar que también llora de vez en cuando – ¡qué mal llora Keitel! –. 

Por lo leído en Wikipedia, la explicación tiene más nivel que eso, la película está concebida como el viaje de Ulises –no se me había ocurrido, yo me había explicado el título un poco enrevesadamente diciéndome que, al ser esas películas las más antiguas, serían la visión más antigua de Grecia que estaría representada por lo que podría haber visto Ulises, en plan figurativo o metafórico o metonímico o lo que sea –. Así que estas tres mujeres representarían a Circe, Calipso y Nausicaa, que se toparon con Ulises durante su viaje. 

El viaje no acaba en Itaca, sino en Sarajevo y la película acaba mal y bien. Bien porque a pesar de las bombas  y todo el trajín de la superviviencia, Keitel consigue convencer al viejo de que se ponga a revelar las películas, propósito que el viejo ya había dado por imposible, y el viejo consigue hacerlo. Mal porque el cabronazo ese de don Theo decide que estamos en la guerra de Balcanes y hay que reflejar lo terrible que fue todo eso, y hace que maten a viejo y a toda su familia. 

Es una de esas películas tal vez algo pretenciosas, en el sentido de que hay escenas que me parecen sobre actuadas, algo engoladas con recitados poéticos, o las escenas de amor demasiado apasionadas; pero que gustan uno nunca sabe por qué razón – ¡claro que sabes!, tienen imágenes bellísimas, que gusta disfrutar, hay ritmo, lento, apacible, hay música, hay evocaciones emocionales, que tienes la sensación de sentir tú desde la película y no que se te imponen desde la película, etc, hay reflexión sobre el mundo y lo que sucede –. 

Yo sí tengo muy claro que el cine convencional, que es como llamamos al cine comercial americano, se repite tanto y tan igual a sí mismo, y nos da todo tan masticado y tan conducido emocional y racionalmente, que le acaban haciendo pensar y creer a uno lo que quieran, así estamos todos atontados, que cualquier cosa por rara que sea que me saque de esa tontunez me gusta. A lo mejor, algún día, hasta consigo desintoxicarme y hasta llevar una vida intelectual sana, pero soy débil y la estupidez tira mucho, es tan cómoda. 


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