miércoles, 7 de septiembre de 2022

Tren sin sentido (cívico) tren desbocado.

 "Me vienen a la cabeza las últimas páginas de la novela de Emile zola, La bestia en el hombre. Un tren, lleno de soldados de camino al frente, rueda cuesta abajo a toda velocidad; mientras tanto, el maquinista y el fogonero se pelean. El fogonero insiste en avivar el fuego del motor y el maquinista intenta detenerle. En pleno forcejeo, uno de ellos agarra al otro por el cuello y los dos caen de la locomotora... dejando que el tren, lleno de soldados que cantan y beben y no se enteran de lo que ocurre, se precipite colina abajo. ¡Y así acaba el libro!

Parece que nos encontramos en una situación similar. Nos precipitamos hacia el desastre a un ritmo cada vez más acelerado y no hay nadie en el asiento del conductor. La única diferencia significactiva es que conocemos el peligro que nos aguarda. Es como si el maquinista estuviese recorriendo todos los vagones para advertirnos que el tren está fuera de control, y nosotros seguimos tranquilamente sentados jugando a las cartas. Oímos la advertencia, pero por alguna razón -- quizaś porque estamos ya curados de espantos, nos sentimos impotentes o estamos demasiado preocupados con nuestros propios problemas -- continuamos como si todo fuese a salir bien. 

Lo que parece faltarnos es la voluntad de levantarnos de nuestros asientos e intentar evitar el desastre colaborando todos juntos. Nos falta valor para afrontar la verdad. La mayoría parecemos estar más preocupados en defendernos de los demás pasajeros o en asegurarnos de ganar nuestra partida". (de Un agujero blanco en el tiempo, de Peter Russell, GAIA, 1994)


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El martes pusieron "Solo ante el peligro"(Fred Zinneman, 1952). El peligro es Frank Miller, un malvado que tenía la ciudad sumida en el caos hasta que el chérif consiguió encarcelarlo por asesinato. El tío estaba condenado a muerte pero le conmutaron la pena por cadena perpetua. Y más tarde le indultaron y salió de la cárcel. Va a regresar a la ciudad para, primero, asesinar al chérif que lo encarceló y luego volver a tomar posesión de la ciudad. 

El chérif pide ayuda a todos los ciudadanos. Hasta hace un momento todos se mostraban agradecidos con él, lo felicitaban por su reciente boda, le agradecían lo que había hecho por la ciudad. Pero desde que se enteraron de que Miller volvía a la ciudad su actitud ha cambiado. Unos consideran que no es asunto suyo parar a Miller, que eso es cosa del chérif, que para eso le pagan. Otros se desvían del tema acusando a los politicastros de Washington de incompetencia, bla, bla, bla. Otros consideran que no se estaba tan mal en la época de Miller, se ganaba dinero y había mucho ambiente en la ciudad. Otros declaran explícitamente su miedo. Algunos, absurdamente, creen que el chérif debería irse de la ciudad para que los tiros ocurran en otra parte y no perjudiquen la buena reputación de ciudad tranquila. Absurdamente porque, si gana Miller, todos están seguros de que regresará a "tomar posesión" de "su" ciudad. Al final todos están dispuestos a dejar que la ciudad retroceda hasta el caos primigenio con tal de no ser ellos los que se tengan que sacrificar intentando conservar lo que todos consideran que es una buena situación, la actual.

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A mí me parece que en ambos ejemplos, de lo que se está hablando es de falta de un sentido cívico, un sentido de autorresponsabilidad (es decir, responsabilidad que se impone uno a sí mismo) por el todo, por lo público, el lugar en el que vive y comparte con los demás, lo que no le pertenece propiamente a uno, sí perteneciéndole porque nos pertenece a todos. Y como nos pertenece a todos todos debemos estar implicados en su mantenimiento en la mejor situación, y no solo aquellos de nosotros que tengamos como labor concreta ese mantenimiento puntual. 

Me aclaro. La confianza de todos los soldados es que el asunto de conducir el tren es del maquinista y ellos no tienen que hacer nada más que disfrutar del viaje; si el tren va desbocado, ese es un problema que tiene que resolver únicamente el maquinista, no ellos.  A pesar de que si el maquinista no lo resuelve todos acaban muertos. La idea es que todos deberían contribuir, siguiendo naturalmente las indicaciones del experto, pero no dándole la espalda a sus peticiones de ayuda y exigiéndole que él solo se encargue del asunto puesto que ya le pagan para eso, como le sucede al pobre Kane ante la llegada del malvado Miller y sus secuaces. 

Sentido cívico es ese compromiso común que debemos -- exigencia -- tener todos por conservar lo nuestro. Y no, nunca, apropiándonoslo, porque que sea nuestro no implica que sea mío. Ese nuestro debe estar tan asumido como ese mío y con su sentido propio. 

Si esto ocurriera así no veríamos los entornos de los contenedores de basura de la ciudad -- al menos por mi barrio -- siempre saturados de los más variopintos objetos (libros, muebles, vacijas de retrete, colchones) que la gente que los tira allí no se molesta en llevar a los lugares apropiados -- los puntos limpios, ¡coño! -- simplemente porque confían en que otros lo harán por ellos. Muchos creyendo que tienen el derecho ciudadano de que los llamados Servidores Públicos estén al quite de sus menores caprichos. Por no hablar de los c...nes que aprovechan cualquier rincón para abandonar bolsas de escombros. 

Lo mismo que digo de los contenedores de basura, lo digo de las cagadas de los perros, el mantenimiento de los jardines y mobiliario urbano, la generación de ruidos y humos, el uso indiscriminado de los automóviles, la deforestación de las ciudades y por extensión la del planeta, la extinción asesina de especies animales y vegetales, el cambio climático, el respeto por la diferencia, el apoyo a los más desvalidos que nosotros, aunque vengan en barca... votar en conciencia, pagar impuestos honestamente, yo qué sé la cantidad de cosas que encierra esto de tener Sentido cívico. 

Pero todo se resume en tener un poco de voluntad de convivencia. Resulta tan fácil decirlo y la idea es tan simple. 

Postdata. Hay un programa de radio en el que tienen como eslogan: "No estás sola". Pues el eslógan del Sentido cívico es la misma frase pero en sentido admonitorio: ¡No está usted solo, coño!

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