viernes, 2 de septiembre de 2022

Reflexiones sugeridas por la lectura de El AGUJERO BLANCO EN EL TIEMPO de Peter Russell

Tal vez no tienen nada que ver con lo que se lee allí, pero de su lectura salen. 

-1-

Medimos el mundo con nuestras coordenadas y por lo tanto el mundo tiene nuestras dimensiones. Pero otros miden el mundo con las suyas y las dimensiones son otras. Lo cierto es que el mundo es multidimensional y cada uno de nosotros somos un sistema de referencia, y los otros, puntos en el espacio que nosotros regimos y centramos. Por eso toda afirmación que hagamos sobre el mundo será cierta en nuestro sistema de referencia pero no necesariamente en los otros sistemas. 

-2-

Todos – probablemente forma parte de la psique humana – nos sentimos la cima de la evolución, el tope superior, después del cual todo es decadencia. Y cuando admiramos a otro, lo hacemos de la misma manera que una alta montaña admira y envidia los picos nevados de otra superior. Orgullosa de su propia altura que le permite comprender la majestuosidad de la otra. Despreciando aquellas colinas más bajas, incapaces de alzar la mirada más allá de sus propias mediocridades.

-3-

Nuestra visión del mundo está tan manipulada por los libros que leímos, las películas que miramos, las noticias que recibimos – seleccionadas para despertar nuestro interés – que la gran mayoría vivimos en un mundo irreal y pensamos, opinamos y actuamos como respuesta a ese mundo irreal en el mundo real y concreto en el que vivimos. No es muy diferente de llevar permanentemente una de esas gafas de realidad virtual caminando por el mundo real. (Probablemente este es el efecto del sedentarismo, la pérdida de la realidad física, solo conocemos lo que nos rodea, lo demás lo imaginamos. Cuando caminábamos, no necesitábamos imaginar, íbamos allí)

-4-

La única solución a este problema es viajar. Ir a ver los sitios, no leerlos. Pero esto nos descubrirá que la realidad no nos interesa. (La realidad es plana, es… real)

-5-

Necesitamos el misterio – ¿o solo yo? –, necesitamos creer que hay todavía zonas blancas en los mapas de las que nada sabemos. Necesitamos creer en palabras que inventamos y que no definimos a propósito porque precisamente es su indefinición lo que nos atrae hacia ellas.

-6-

Este mismo nosotros es una invención. ¿Quiénes somos nosotros sino yo y la esperanza de no estar solo en el mundo? Y al mismo tiempo, yo soy el único digno en este mi mundo, y el resto, puntos deficientes en el espacio del cual yo soy referencia. (Pertenecer al grupo pero no como partícula indistinguible. Ser como todos pero siendo distinto. Todos tatuados pero con un tatuaje distinto… del mismo catálogo)

-7-

Si fuéramos todos iguales, si, al final, el nosotros fuéramos la gran mayoría ¿no sería terrible? Saber que todas nuestras decisiones, todos nuestros actos están previstos, están inscritos dentro de una limítadísima zona del infinito espacio multidimensional que habitamos. 

-8-

Nuestro cuerpo se limita a un espacio tetradimensional, con alguna de las dimensiones lastimosamente capadas, pero nuestra mente vive en un espacio de ¿cuántas dimensiones? Es decir, ¿cuántas coordenadas independientes localizan cada uno de nuestros pensamientos, y al final, nuestras acciones? 

-9-

Si todas esas coordenadas fueran físicas, adiós trascendencia. Somos mecanismos. No puede ser. Seres tan importantes como nosotros, como yo. La cima de la evolución. Vale. Los ateos lo aceptamos, pero entonces no puede ser que la evolución se pare aquí. Tiene que continuar. Nos vamos refinando.  La cosa no puede pararse aquí, tiene que haber una dirección y un sentido (el anti-sentido es regresar atrás, a la cueva, a los árboles, al agua).

-10-

Esta supuesta post evolución que tal vez transcurra en el ámbito de la mente, supongo, no deja de ser una nueva zona blanca que explorar





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