miércoles, 24 de agosto de 2022

¿Música?

 Estaba escuchando a John McLaughlings, Al di Meola y Paco de Lucía, y me dio por pensar si esos grandes compositores del pasado, no sé, Bach, Beethoven; ellos o la gente de su tiempo, escuchando esto que hoy consideramos «buena» música, pensarían, siquiera, que esto fuera música. 

No cabe duda la habilidad de sus dedos al moverse por los trastes y las cuerdas de la guitarra. Es decir, sí que apreciarían la prestidigitación, la vertiente cirsense de unos tipos que son capaces de sacarle a la guitarra tales sonidos, pero, ¿lo llamarían música?

Había un violinista en esos viejos tiempos, Paganini, que pasaba por ser el tipo más habilidoso tocando el violín, tanto que decían que había llegado a algún acuerdo con el diablo. He escuchado sus composiciones y parecen música al mismo tiempo que – yo no entiendo de eso – parecen complicadas de interpretar por la velocidad de la digitación que requieren. También he escuchado composiciones de guitarra y siempre me han parecido bastante simples – siempre desde mi ignorancia – muy lentas, muy melodiosas, sin abusar de los acordes como se hace hoy. Imaginar a Paco de Lucía haciendo esas florituras en el siglo diecisiete, dieciocho o diecinueve hubiera dejado a Paganini con su violín en ridículo… en cuanto a habilidad, el pacto con el demonio sería poco, pero ¿en cuanto a música?

Aparecen de vez en cuando en FB entradas de esas que dicen algo así como este tío, no sé, David Bowie, o cualquiera de los Rolling Stones, los Beatles mismos, son unos genios, han revolucionado la música, en fin, esas boberías que suelen decir los fanes incondicionales. ¿Llamarían música a eso que canta Bowie, o los Beatles, los Stones, nuestros antepasados, ya no del siglo XV, los de principios del siglo XX? 

Luego vendrían los vanguardistas, tipo Schonberg que se inventa nuevas  formas de organizar los sonidos que luego se van a utilizar para componer. Vendrían los compositores aleatorios, la música electrónica, el ruido de los futuristas. Pero ya en el siglo diecinueve tenían las miras más abiertas y escuchaban músicas orientales, y trataban de comprenderlas, eran muy abiertos los chicos del S XIX. Pero ¿cómo reaccionarían ante Maluma (lo menciono de oídas, no sé ni cómo suena este tío, voy a oírlo por coherencia con este texto, esperen un momento y sigo – ¡coño!, si hasta se le entiende lo que dice, lo cual no me parece precisamente un piropo – )? Supongamos una delegación del siglo veinte, no sé, Schonberg, Stockhausen, Steve Reich, John Thorn, Los Beatles, Led Zeppelin, Sinatra, Sinead O’Connor… elegidos aleatoriamente, y hacen una tourné por los siglos pasados de atrás adelante, XIX, XVIII, XVII, XVI… si consiguen sobrevivir al siglo diecinueve, en el dieciocho los ajustician a todos por entes demoníacos, y eso que es el siglo de la ilustración. 

Como en los computadores, las familias tecnológicas, las versiones de los sistemas operativos y de los procesadores no son compatibles hacia atrás, pero sí hacia adelante. Es decir, la idea de las familias era que aunque se hubieran modificado los procesadores, los programas desarrollados para los procesadores antiguos, aún siguieran pudiendo ejecutarse en lo procesadores nuevos, sin embargo, programas desarrollados para los procesadores nuevos y sus nuevas características no podrían ejecutarse en máquinas antiguas. La idea es que las innovaciones no obligaran a tener que desarrollar de nuevo todo el entramado de programas que ya estaban funcionando, porque si no el mercado se iba a hacer gárgaras. 

Es decir, las innovaciones culturales no son compatibles hacia atrás. A medida que las sociedades evolucionan van dejando un rastro de baba de caracol de elementos comúnmente aceptados al tiempo que se van integrando elementos nuevos que en el pasado no habrían sido aceptables. De algún modo esto inhabilita al arte como un concepto inmanente o absoluto. De algún modo se va construyendo y se va quedando (aunque siempre haya algunos que consideren que Beethoven les suena a pedo) no sé si en los genes pero sí en una especie de arquetipo junguiano. 

Una vez iba en coche escuchando la radio, música, como siempre, y de pronto me di cuenta de que aquello era rarísimo, un señor gritando acompañado de un ruido. ¿Por qué lo hacía?, él creía, sabía, que eso que estaba haciendo agradaba a quienes lo escuchaban, pero ¿por qué les, nos, agradaba escucharlo? De pronto me vi extrañado de que me gustase eso que llamamos música, desconocí el sentido de que un señor cantara, y que lo hicieran en público, unas letras bastante absurdas, generalmente, cuando se entienden, aunque no importaba demasiado. Le pregunté a mi hija que tendría siete, ocho años, ¿por qué nos gusta escuchar esto, porqué les gusta a ellos hacerlo? Mi hija tampoco supo responderme. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario