Uno espera que pase algo.
Uno intenta estar atento a lo que pasa, por si eso que pasa sea lo que tiene que pasar.
Uno no sabe qué es lo que espera que pase, pero espera que cuando pase sea lo suficientemente notable como para saber que está pasando.
Uno espera que eso que va a pasar le va a dar un sentido a su existencia o por lo menos le va a señalar la dirección por donde ir a buscar ese sentido.
En realidad uno se acaba olvidando que espera que pase algo.
Uno se acaba muriendo esperando.
Muy pocos tienen la fortuna de volverse locos y creer que algo ha pasado y que sus existencias han cobrado un nuevo sentido desde entonces.
Pero pasar, no pasa nada nunca.
Y en realidad lo que pase es lo de menos.
Ni siquiera está claro que pase eso que llamamos tiempo. Así es.
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