viernes, 22 de febrero de 2019

Pequeña reflexión (¡já!, reflexión, espejos, vampiros) sobre los vampiros

¿A quién se le ocurrió eso de que los vampiros no se reflejasen en los espejos? Parece que ya desde Bram Stoker se menciona tal curiosidad. (Lo acabo de leer en una cita en internet, no quiero que parezca que he vuelto a leer el libro, aunque no es mala idea. No sé, me parece mal pasar por erudito cuando no lo soy. Por eso esta inoportuna aclaración que probablemente tirará al suelo el castillo de naipes de esta reflexión, en gran parte sustentada en la credibilidad que consiga instalar en el lector, con independencia de que lo que escriba sea rigurosa verdad o no, confiando en gran medida en la ignorancia y la pereza del que nos lee. En cierto modo para eso se ha de trabajar el estilo, para que al lector le resulte más gozosa la simple lectura que la verificación de la información que se le está transmitiendo).
Me parece muy sutil la idea de un cuerpo físico que no se refleja en el espejo, pero que sin embargo es perfectamente visible a la luz de... la noche – recuérdese la incompatibilidad de los vampiros con el día y la grave afrenta que significa para ellos la luz directa del sol.
Un campo de estudio para los científicos ese cuerpo físico con tan peculiares características. No sería un cuerpo que no reflejase la luz, porque es visible, y condición necesaria para ser visto es que la luz rebote en aquello que se desea ver. Al menos parte de la luz. Tal vez la parte de la luz que rebota y nos devuelve el espejo es precisamente la parte de la luz que atraviesa estos cuerpos como si no existieran. Pero hay una gama de frecuencias que sí son rechazadas por estos cuerpos ectoplasmáticos y que nuestro ojo es capaz de captar, pero que los espejos absorben, y por lo tanto son incapaces de reflejar. Ahí habría que centrar nuestras investigaciones.
Sería muy interesante, por supuesto, poder experimentar con un sujeto para poder someterlo a una serie de radiaciones y comprobar efectivamene cómo reacciona su cuerpo ante ellas, pero lastimosamente sigue rodeándoles un misterio tan impenetrable que incluso para la ciencia hay serias dudas de su existencia. Me temo que a este respecto la única certeza la tienen ellos y sus víctimas. Algo, por cierto, muy parecido a la muerte o, más bien, a la confirmación de una vida postmortem (una contradicción, esa de vida post mortem, en la que incurrimos necesariamente al tener un lenguaje tan limitado – o tal vez lo limitado sea mi capacidad de memoria verbal – al no haber una palabra más adecuada a vida para designar una prolongación de la existencia consciente una vez que el cuerpo ha agotado todas sus reservas)
Por otra parte, esa necesidad de alimentarse, sea de sangre o de galletas (pienso en el monstruo de las galletas) ¿no implica una forma de vida? Hasta donde conocemos uno de los signos inequívocos de que algo está vivo es que necesita alimentarse – ¿o también sufro una penosa carencia en esto? – Así que tendríamos a unos seres vivos, o vivientes – el matiz es sutil, aunque es inimaginable un ser vivo que no sea viviente, ni un ser viviente que no sea vivo, a no ser que definamos viviente por ejemplo como aquello que aparenta estar vivo estándolo o no –. Ahora que lo pienso, el monstruo de la galleta sería un ser viviente, en realidad no está vivo, porque es de trapo y en realidad no come galleta, porque aunque se la echa a la boca no la traga, todos vemos claramente que se le cae por fuera. Esto me lleva a pensar, ¿simularán los vampiros que se alimentan simplemente para parecer a nuestra consideración y a la suya propia que están vivos, aunque en realidad no lo necesitan porque no lo están?
Otro campo de estudio es la economía de los vampiros. ¿De dónde obtienen sus ingresos? Suelen ser grandes hacendados, por lo visto. Ingresarán, supongo, por el alquiler de sus tierras. Eso era antes. Hoy los modernos vampiros ya habrían tenido que vender sus terrenos para obtener ingresos, y luego especular con ellos para conservar una renta. Y debe irles muy bien porque viven en mansiones lujosas. En películas más recientes hemos visto vampiros más modestos, más de andar por casa, pero esos ya casi rozan realidad, van al instituto, se pelean por chicas y cosas así. Prácticamente los plantean como una raza diferente y no como ectoplasmas. Andarían, entonces, practicamente todos metidos en la especulación. ¿O dirigiendo desde la sombra algún clan mafioso? Tampoco es difícil percibirlos en ese contexto. El siniestro jefe que nadie ha visto nunca y del que se cuentan historias absolutamente aterradoras. Pero generoso con el empleado leal.  Etc.

Al final uno tiene que preguntarse: ¿por qué demonios quieren seguir vivos los vampiros? Quiero decir, está eso de la vida eterna y tal, pero ¿a costa de qué? Tienen que seguir procurandose el sustento, me refiero a comida – ¡o simular hacerlo lo que sería una locura!  –, tienen que buscarse un curro o un medio económico, no por lo de la comida, sino por los accesorio, la vivienda, los lujos y todo eso. No pueden relacionarse más que con los de su grupo. Y a cambio simplemente siguen vivos. Sí disfrutan de poder, sobre todo superpoderes: vuelan, tienen una fuerza descomunal, pero no pueden lucirlo por ahí, salir en la televisión... (¿Podrían salir los vampiros por televisión? Lo digo porque si no se reflejan en los espejos... lo mismo tampoco lo captan las cámaras de televisión. Eso demostraría que lo de las películas sería completamente falso. Y sería muy sugerente, lanzo la propuesta a las personas con iniciativa, una película de vampiros en la que los vampiros no salieran porque no son captables por las cámaras) Ni siquiera se muestran muy interesados en cultivar el espíritu, quiero decir la mente – pareciera que es ofensivo hablar del espíritu de un vampiro, pero lo decía en sentido figurado –. Sí, a veces se muestran vampiros muy cultos, pero es más porque llevan siglos viviendo y quieras que no algo se les pega que porque hayan leído todos esos libros de la biblioteca.
Como se ve es un tema muy interesante, con muchas ramificaciones. Tal vez algún día escriba algo sobre ello. Algo serio, con entidad. Algo científico incluso.

2 comentarios:

  1. El texto se me ha hecho corto, porque como muy bien dices, el tema da para mucho. Nunca me había planteado esas preguntas sobre vampiros y da la impresión de que serías capaz de reflexionar con provecho sobre muchos aspectos de la vampirez.

    Siempre he reuído esos tomacos de novelas vampirezcas para adolescentes pero tú logras dar empaque e interés a este tema.
    Te animo a que te explayes sobre el asunto. Contarás, al menos, con un fiel lector.
    Por otro lado, agradezco que hayas puesto también el foco de tu lucidez sobre El monstruo de las galletas, personaje este, que seguramente debido a que lo empezamos a conocer cuando somos niños, escapa gratuitamente a la mirada crítica.

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  2. Me hace gracia eso de opinar con pretensión de objetividad científica sobre asuntos tan ajenos a la ciencia como los vampiros o los osos de trapo. No creo que sea una actividad banal, estas cosas son las que ayudan a mirar la realidad con otra perspectiva. Más de algún gran invento habrá surgido de necedades como esta.

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