jueves, 14 de febrero de 2019

Confianza

Todo lo que puede salir mal es tanto en comparación con lo que tiene que ser para que salga bien que simplemente es milagroso que algo salga bien.
Que estas letras aparezcan en la pantalla implican una infinidad de ¿casualidades?, desde la simple necesidad de que haya corriente eléctrica, hasta el más sofisticado hecho de que yo tenga dedos y cerebro y mente para poder perpetrarlo y realizarlo. Que las neuronas adecuadas se exciten adecuadamente para excitar a las otras neuronas que son necesarias para culminar todo el proceso (las que relacionan mi intención de pulsar la letra e  con las que están relacionadas con mover el dedo corazón de la mano izquierda, por ejemplo) . Que yo siga teniendo el deseo de escribirlo, que no me interrumpan mientras lo hago. En fin, infinitas posibilidades de las cuales un limitadísimo número de ellas tienen que suceder para que pulse este punto y aparte. Y aparezca en la pantalla.
La vida es un milagro cada día, cada segundo, cada instante mínimo. Y esto a mí me agobia. No puedo vivir con esta incertidumbre de si las circunstancias oportunas se van a aliar o no adecuadamente para que yo pueda realizar mis propósitos futuros. Tengo siempe la sensación de que en cualquier momento algo puede salir mal, y que eso es más probable estadísticamente que que ese algo mismo salga tal y como a mí me conviene.
Tal vez es falso pensar, como yo estoy pensando, en un plano infinito de posibilidades por el que serpentea – ¿azarosamente? – la línea de lo correcto.
Tal vez haya una cierta inevitabilidad, una inercia de sucesos. En física se dice que todo tiende a seguir como está a no ser que una fuerza le lleve la contraria. Los objetos que están en movimiento seguirán moviéndose a no ser que algo los frene. Y los objetos que están en reposo, lo seguirán estando a no ser que algo los ponga en movimiento.
Tengo una teoría personal, que no me he preocupado de averiguar si en las altas instancias  comparten o no, y es que esta inercia se aplica también a todo lo vivo e incluso a todo lo metafísico, pienso en la mente. Me explico: cuando uno se siente angustiado, tiene tendencia a seguir angustiado hasta que algo lo alegra o lo libera de esas opresiones. Cuando uno está alegre tiene tendencia a seguir alegre hasta que algo frena esa alegría. Por eso es que es tan difícil crearse un nuevo hábito o costumbre , eso es lo que intentamos hacer cuando nos entrenamos, sea en lo que sea, en cualquier deporte, en hacer test psicopedagógicos o en aprender un idioma, y por eso es tan difícil deshacerse de un hábito o costumbre, hay que dar con la «fuerza» adecuada para frenarlo.
Pues bien, tal vez esa inercia nos da una cierta seguridad, al menos en un entorno espacio-temporal próximo, de que las cosas va a seguir tal y como se han presentado hasta ahora, y de ahí nuestra confianza en avanzar el siguiente paso sin el temor de que se hunda la tierra, por ejemplo.
Pero cuando nuestros propósitos son futuros hay que tener mucha fe para establecer un plan, porque hay que confiar en que toda esa infinidad de posibilidades se alíen en nuestro favor.


2 comentarios:

  1. A propósito de tu texto, no seré yo quien discuta la ley de inercia que, por otra parte, parece tan intuitiva que sorprende que hubiese que esperar a que Galileo se jugase su masculinidad en defenderla después de tantos siglos de aristotélismo recalcitrante para que acabáramos de creérnosla, pero....
    ...pero si hay que esperar a que aparezca una fuerza para que las cosas cambien (aunque sólo sea en su cantidad de movimiento): ¿de dónde sale esa fuerza si todo lo demás está igual de perezoso? No es que yo sea experto en física pero fuerza y energía tendrán algo que ver y eso de la conservación de la energía vuelve a dejarlo todo como muy parado ¿no? Total, que ¿de dónde coño viene el cambio? Es una pregunta que me suena que es vieja.

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  2. Probablemente la pregunta es :¿de dónde provino el cambio inicial que puso todo en movimiento? Eso significa que en algún momento -y tal vez constantemente, si ocurrió una vez no veo por qué no va a repetirse- tuvo que existir un suceso sin causa.

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