Hoy es lunes. Otra vez.
No tengo nada contra los lunes.
Si la semana empezara en martes
o miércoles los odiaría igual.
Es su función la que detesto.
La de recordarme que no tengo valor
para quedarme en la cama.
Dejar la razón bien planchadita
sobre la silla y quedarme en la cama
abrazado a mi inconsciencia
gritándole al miedo que golpea la puerta
"me importa un huevo, gilipollas"
y bufiarnos de risa bajo la sábana.
No tengo nada contra los lunes.
Si la semana empezara en martes
o miércoles los odiaría igual.
Es su función la que detesto.
La de recordarme que no tengo valor
para quedarme en la cama.
Dejar la razón bien planchadita
sobre la silla y quedarme en la cama
abrazado a mi inconsciencia
gritándole al miedo que golpea la puerta
"me importa un huevo, gilipollas"
y bufiarnos de risa bajo la sábana.
"Su jornada partió con la invariabilidad tranquila que hacen de un día lunes algo doloroso, pero también algo muy irrelevante", leí por ahí.
ResponderEliminarMe gusta esa reflexión poética ambivalente: el valiente que ataca su destino rebelándose contra la rutina y el niño que se esconde del mundo bajo la sábana.
ResponderEliminarNo sé si el comentario este es un poco gilipollas y se ve que no he entendido nada.
Digamos que es un cobarde que solo se revela mentalmente mientras sigue dando vueltas a la noria a la que permanece -poco menos que voluntariamente- subyugado.
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