martes, 20 de noviembre de 2018

Lo que va de la indiferencia a la soberbia

Lo que va de la indiferencia al desatino, usándolo también como sustantivo, esa es la medida del ser al que ninguno estamos ajenos, salvo los que nunca han sido, que no tienen acceso, y los que no serán, que serán expulsados. Midámonos como nos midamos, con hombres o con mujeres, seamos cosas o razones, nunca damos la altura, por eso acudimos a los grados, y nos degradamos unos a otros, unos ante otros, yo ante ti, que no lo merezco, ni tú lo merecías, que te debía entero o ninguno, y tú, sola tu, y no toda, que te crecía como inmensa nube a la que se entra y nunca se está –y hace frío y tiemblas por su presencia pero nunca la ves–; y tú saludando hola con la manita y la carita sonriente soy una persona qué vas a ser tú menos que TODO sin alternativa; y me quedé sin nada, sin ti. Me lo merecía. Y sé que es pura soberbia.

1 comentario:

  1. Me ha pasado como cuando leo a Hannah Arendt o a Heisemberg, no me entero de mucho pero algo me dice que estoy leyendo en las alturas

    ResponderEliminar