viernes, 16 de noviembre de 2018

Su lucha

Dice, o vengo a entenderlo yo, Karl Ove, que el propósito de su escritura es recrear el allí, así lo dice él, el allí. Yo interpreto: el momento y el lugar de un pasado en sus detalles, que no tienen por qué ser los más relevantes o los más llenos de sentido para lo que venga después, sino simplemente los que uno recuerda, que muchas veces nunca sabe uno por qué recuerda unos detalles y otros no. También cuenta que un amigo le recrimina que en sus textos no hay una historia. En efecto no percibo un motivo o  más bien una dirección hacia la que apunte lo que va contando. No hay una conclusión de la historia y suculun suculorun, no hay una moraleja, una anécdota que recrear, hay solo un fluir del texto y de la vida que el texto intenta reflejar. Y digo del texto porque está escrito, pero la palabra tampoco tiene relevancia, quiero decir, es solo un medio y no parece estar presente en la mente del autor ninguna intención de juguetear con sonidos, sentidos reflejos, metáforas, etc. salvo las estrictamente necesarias para reflejar lo que quiere contar. En lo del flujo debo tener razón porque ya va por seis libracos y si la referencia a En busca del tiempo perdido del primer capítulo tiene algún sentido, lo mismo le falta un séptimo. Esta sería la única relación porque me parece que el propósito de la obra de Proust era otro, mucho más relacionado con la melancolía de unos tiempos ya perdidos, con unas atmósferas, con una emociones, retorcidísimas, por cierto, y contadas al milímetro en los últimos libros. En fin, no los creo comparables salvo numéricamente, si es que este hombre, que todavía es un chiquillo, como quien dice, se para en el séptimo.

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