domingo, 26 de julio de 2015

Ricardo III (resumen)

El artero Ricardo duque de Glóster, hermano del rey Eduardo IV, feo, cojo, segundón, no espera beneficios de la paz lograda recientemente y se dispone a organizar enredos en la corte.
Ha propagado una profecía en la que un tal J. matará a los hijos del rey. Eduardo príncipe de Gales y Ricardo duque de York. Consigue que el rey sospeche de su hermano, y hermano de Ricardo Glóster, Clarence, y lo manda encerrar en la corte. Ricardo Glóster pregona a quien le escuche que la culpable del vil encierro de su inocente hermano es la mujer de Eduardo, Isabel, que intriga para que sus familiares alcancen beneficios en perjuicio de la familia del rey.
La condesa Ana, viuda de Eduardo (Lancaster) que era hijo de Enrique VI (derrotados y muertos en la reciente guerra) acompaña al féretro del suegro cuando se le cruza Ricardo Glóster. Ella sabe que él mató a su esposo y le sospecha implicado en la muerte del suegro. Aún así Ricardo consigue ganársela a base de requiebros y se casará con ella. Cuando ella desaparece por el foro, Ricardo queda tan sorprendido de su hazaña que busca un espejo a ver si por ventura se ha vuelto hermoso sin advertirlo.
El rey, Eduardo IV, agoniza. La reina Isabel teme quedarse sola, pues su hijo Eduardo será el heredero del trono y su otro hijo Ricardo York también se hace mayor y quedará bajo la tutela, precisamente de nuestro Ricardo Glóster. Ella no se lleva bien con Ricardo Glóster que tampoco la aprecia. Sin embargo ella y los suyos hacen esfuerzos para agradar al rey mientras que Ricardo solo maquina provocaciones.
Margarita es la mujer del difunto Enrique VI y madre del también difunto Eduardo (los Lancaster). Odia a Ricardo Gloster, pero tampoco ama a Isabel, ambos son parte del enemigo que los ha derrotado. (La guerra ha permitido a Eduardo IV subir al trono derrocando a Enrique VI) En su intervención lanza maldiciones a diestro y siniestro que serán recordadas por los diversos personajes a medida que van cayendo a manos de Ricardo Glóster.
En la torre, Clarens, retenido por influencia indirecta de Ricardo espera que éste, como ha prometido, interceda por él ante el rey, hermano de ambos. En realidad Ricardo lo que se propone es hacer exactamente lo contrario. Clarens cuenta a su suegro Braquemburio que ha tenido un sueño en el que Ricardo le ahogaba en el mar. De hecho, Ricardo encarga a un sicario que lo asesinen, lo cual hacen ahogándolo en un barril de vino.
El rey convoca a los familiares de su mujer y a sus familiares con el fin de que haya reconciliación entre ellos. Del bando de la reina están Rives (su hermano), Dorset (su hijo) y otros. Del bando contrario están por ejemplo Hastines y Buckingham. Todos son partidarios de Eduardo IV, pero al pertenecer a familias distintas son enemigos entre sí.
Al fin muere el rey Eduardo IV. Ricardo es el hombre de mayor influencia. Eduardo, el heredero, está en Ludlo y se discute quién va a buscarle. Buckingham se alia con Ricardo para atentar contra los parientes de la reina, Rives (hermano) y Grey (hijo de Isabel). Cuando Isabel se entera, teme por su vida y la de su hijo (Ricardo York), por lo que se refugia en la catedral con él. Llega Eduardo y se queja de que no le vengan a saludar el resto de sus tíos, madre y hermano –solo está Ricardo Glóster, su tío–. Ricardo manda a buscar a Ricardo York a la catedral de grado o por la fuerza, para que venga a saludar a su hermano. Cuando llega hace que lleven a los dos hermanos a la Torre, presuntamente por estar allí más seguros, en espera de que se reúnan los consejos para decidir el día de la coronación.
Ricardo y Buckingham ya han pactado no permitir que Eduardo suba al trono y que Ricardo Glóster lo haga en su lugar. Buscan partidarios, como Hastines y Stanley. Estos, aunque enemigos de la reina, no acaban de confiar en Ricardo. Al día siguiente, en la reunión del consejo, Ricardo busca un pretexto tonto para acusar a Hastines de traición y le hace cortar la cabeza. Luego hace que Buckingham hable con el alcalde y los representantes del pueblo desprestigiando a Eduardo, el heredero, a su difunto padre Eduardo,  y ensalzándolo a él, Ricardo, como el verdadero heredero al trono y el más idóneo para regir los destinos de Inglaterra. La respuesta del consejo es fría. No obstante, en otra reunión cuidadosamente preparada, Ricardo aparece con un breviario, rodeado de monjes, rezando humilde, y fingiendo rechazar el ofrecimiento de subirse al trono hasta ceder por responsabilidad y por amor al pueblo, etc., etc., etc.
Isabel, la duquesa de York (madre de Ricardo, Eduardo y Clarenc, abuela de Eduardo y Ricardo York) y Ana, que fue la esposa de Eduardo Lancaster y ahora es la esposa de Ricardo Glócester,  van a la Torre a ver a Eduardo y Ricardo York que están allí en espera, creen ellos, creen ellas, de que el consejo dicte cuándo se celebrará la coronación de Eduardo. Entonces llega Stanley en busca de Ana para que acuda a la coronación de Ricardo Glócester, y es cuando se enteran de como están las cosas. Ana confiesa ser víctima de su propia maldición, pues cuando el encuentro con Ricardo ante el féretro de Enrique VI, ella le maldijo por asesinar a su esposo y a su suegro, y la maldición alcanzaba a una futura esposa de Ricardo. Isabel insta a Dorset, su hijo, que huya a Francia, donde está Ritchmon, hijo de Stanley, partidario suyo, para alejarse del peligro de Ricardo.
Por su parte, Ricardo, ante la indecisión de Buckingham, contrata a unos sicarios para que asesinen a los hijos de Isabel, legítimos herederos al trono, lo cual hacen trágicamente y con posterior remordimiento.
Mientras piensa en sus siguientes pasos, Ricardo se entera de que Ritchmon y Dorset han iniciado un alzamiento contra él, vienen de camino desde Bretaña. Hay un encuentro de Isabel y la Duquesa de York con el propio Ricardo en el que ambas lo maldicen por dentro y por fuera por las muertes de sus familiares (La cuenta es Clarence, Rives, Grey, Eduardo Ricardo, y ya se le ha sumado Ana) No obstante, Ricardo queda a solas con Isabel y consigue convencerla de que él sería un buen marido para su hija Isabel (“Frágil mujer al fin, necia y mudable”) Al casarse con Isabel hija espera frenar la guerra ya que Dorset no lucharía contra su propia hermana si se convierte en reina.
Pero la guerra no se detiene. Buckingham ha pedido los favores prometidos por Ricardo, pero Ricardo se desentiende y Buckingham se alza también contra él. Otros condados se van alzando también. Búckingham se pierde en la niebla y es capturado por lo que pasa también a la funesta cuenta de Ricardo.
La noche antes de la batalla final Ricardo sueña con todos los espíritus de sus víctimas que le pronostican deseperación y muerte para el día siguiente. Al mismo tiempo Ritchmon sueña igualmente con ellos, pero en su caso le auguran la victoria. En efecto, Ricardo, en un momento de desperación, luchando junto a su caballo muerto, reclama un caballo, por su reino. Su muerte es piadosamente oculta detrás de bambalinas.

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