lunes, 18 de mayo de 2015

Contribución a la polémica

Resulta que, a decir de Peter Russell, de la Teoría de la Relatividad se deduce que, aunque para un fotón, desde un observador en la Tierra, le tome ocho minutos hacer el recorrido –hombre, no estaremos hablando de un tipo con un cronómetro midiendo, sino un cálculo matemático aplicando leyes derivadas de la observación– para el fotón propiamente dicho, que viaja a la velocidad de la luz, la duración de su viaje es: nada. De la misma manera, el espacio que recorre el fotón, que medido desde la Tierra andaría por unos 150 millones de kilómetros, sería: cero. Y damos gracias a que el fotón no tiene masa, porque si la tuviera ya no estaríamos aquí desde el minuto cero, porque el primer fotón que nos llegaría tendría masa infinita, así que más que llegar nos absorbería en su instantáneo crecimiento desmesurado.
Y yo me pregunto: ¿cómo pueden tragarse eso los científicos y luego ir por ahí diciendo que Iker Jiménez no dice más que boberías en su programa? ¿Cómo pueden rebatirle al Santo Padre la existencia de su Representado mientras llevan los bolsillos llenos de fotones? ¡Ah!, dicen, es que la ciencia lo ha demostrado. Y ponen esa carita de perdonavidas que ponen los escépticos –¿escépticos?, ¿con los bolsillos llenos de fotones?, ¡machangos es lo que son!– irritadamente burletera.Y esgrimen el opúsculo de Einstein como una maza contra La BibliaEl Corán, El Libro Tibetano de los Muertos, El Baghavad Gita, Las Enseñanzas Secretas de todos los tiempos, El Retorno de los Brujos, La vida es real solo cuando yo soy,...– que sostienen los otros.
A mí me escama mucho que todo en el Universo sea relativo ¡excepto! la velocidad de la luz. Pero me escama más aún que los amigos de la ciencia se empeñen en destruir los falsos ídolos de la superstición para situar en su lugar a la ignominiosa Velocidad de la Luz y a su único y verdadero profeta, El Fotón. ¡Un poco de seriedad, señores, dejen a cada uno soñar su sueño!

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