viernes, 16 de enero de 2015

Tolerancia vs Verdades Inapelables o te mato

A los musulmanes no les hace gracia que los ateos dibujen a un señor con turbante insinuando que es Mahoma, les enfada muchísimo, y, por respeto y por miedo a que algunos exaltados nos maten, los ateos no deberíamos dibujarlo ni hacer chiste sobre él, por muy ridículos que nos parezcan sus seguidores y muy repugnantes que nos parezcan algunas de sus prácticas y por muy alejadas que nos parezcan estas prácticas de lo que sospechamos que en verdad se predica en sus libros sagrados.
A los católicos nos les gusta que las mujeres, sean cristianas o no, aborten, ni que los homosexuales se casen entre ellos y adopten niños, ni que exhiban su homosexualidad por la televisión, y por respeto a sus creencias, y porque tienen gran influencia en la política, los ateos deberíamos de abstenernos de realizar esas prácticas, que a nosotros nos parecen perfectamente acordes con nuestras creencias y nuestras libertades, y que además nos parecen más adecuadas para una correcta práctica sanitaria y reguladora de las sociedades y de su bienestar.
A los evangélicos estadounidenses y sudamericanos y también de por aquí, que el otro día lo gritaban con altoparlantes y fanfarria en el parque cerca de mi casa, les parece mal que en las escuelas se enseñe la teoría de la evolución de las especies y otros descubrimientos de la ciencia porque al parecer es una grave ofensa para sus creencias, pues contradice lo que está escrito en un único libro que ellos consideran fuente de todo conocimiento y de toda verdad, así que los ateos, que consideramos esos conocimientos suficientemente contrastados como para servirnos para desenvolvernos con más comodidad y conocimientos en este mundo que habitamos, deberíamos, por respeto a sus creencias, dejar de impartirlos en nuestras escuelas y dejar que ellos divulguen sus  absurdas, a nuestros ojos, teorías de la creación.
Como los ateos no tenemos vergüenza, no debe importarnos que en las televisiones públicas de estados laicos se exhiban impúdicamente espectáculos religiosos ridículos que celebran el martirio de personajes pseudohistóricos con expresiones que incitan al canibalismo.
Como los ateos no tenemos fe, debemos ignorar la exhibición pública del sometimiento de la mujer y la limitación de sus libertades que practican los musulmanes en nuestros países que supuestamente tienen leyes que prohíben estas prácticas.
Como los ateos no tenemos una opinión validada por un libro presuntamente revelado por un ser divino, debemos hacer oídos sordos a que se tergiverse la ciencia y la historia a partir de unos libros que relatan hechos de imposible suceso con una finalidad claramente simbólica, para nuestra opinión.
Mira que yo me considero un tipo tolerante -en realidad bastante pasota-, pero de tolerancia en tolerancia va uno siendo desplazado cada vez más hacia fuera en el banco y por momentos ya nos vamos encontrando con media nalga fuera y a punto de dejar en el aire la otra media.
Lo que quiero decir es que estos señores de la fe parecen creer que solo ellos tienen razones para sentirse ofendidos y no parecen tener ninguna comprensión para quienes no comparten ninguno de sus preceptos, para quienes ninguna de sus sagradas cosas tiene por qué ser sagrada ni respetable, sino que más bien por el contrario nos parecen estúpidas, y en muchos casos contrarias a la convivencia y a la libertad de los individuos. Y lo peor de todo es que con su superior coreografía poco a poco nos van convenciendo, usando argumentos nuestros que ellos no se aplican, como el de la tolerancia, que tienen razón y que cuando no te gustan sus actuaciones debes callar respetuosamente, y debes actuar respetuosamente como ellos consideran que debes actuar a pesar de que esté en contra de tus propias creencias. Y así acallan la opinión libre, porque al parecer les falta al respeto ejercer la libertad de decir en voz alta lo que se piensa, porque de lo contrario está justificadísimo por sus sagradas escrituras, que se levanten contra nosotros con amenazas, influencia política descarada y, no precisamente en última instancia por parte de algunos, violencia directa.
Me asusta el miedo, porque el miedo cambia creencias o por lo menos las anula por conveniencia de supervivencia. Y me rebela que sea el miedo el que me aparte a mí del camino que considero justo y que no sea la vergüenza la que los aparte a ellos del suyo, pues muchas de sus actuaciones terminan en el martirio y el sufrimiento de personas, sean asesinados por improbables mandatos divinos, sean  obligados por la fuerza a convertirse a una fe que les importa poco, menos que la vida, sea mujeres que se ven obligadas a tener hijos sin ninguna mínima seguridad de que vayan a poder criarlos, o simplemente sin ningún interés en tenerlos, y que no pueden salir a la calle sino bajo toneladas de ropa porque los hombres se sienten tentados ante su contemplación,  sea de niños que aprenden conceptos absolutamente erróneos e inútiles para contribuir a la construcción de un mundo mejor, entendiendo por mejor el que nos despertemos un día sin la amenaza del principal y más persistente miedo que asola a toda la humanidad: el miedo al semejante.

3 comentarios:

  1. Magnifica entrada en el blog. Coincido contigo en tus reflexiones sobre la tolerancia y respeto que nos exigen los creyentes a los ateos.

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  2. Pero entonces ¿cuál sería la solución para con los musulmanes? Perdón por comentar una pregutna pero estoy demasiado borracho aunque creo que recordaré esto para la príxima vez que tenga internet.
    S-

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  3. No tiene nada que ver con Musulmanes. No tiene nada que ver con fes. Todo esos son disfraces. Son solo seres humanos sedientos de sentirse algo más que lo miserables que se sienten siendo conscientes de vivir, y acuden a lo más fácil, dominar, matar al que no se deja para sentirse poderosos.

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