domingo, 18 de mayo de 2014

La vida es fácil con los ojos cerrados de David Trueba


Es de una canción de John Lenon, Strawberry fields. En la película, Lennon se la canta al personaje de Javier Cámara, el profesor de inglés –siempre olvido los nombres–,  cuando por fin tiene una entrevista con él. Nosotros no lo vemos, nos quedamos con los chicos, esperando en el coche.
El profesor de inglés consigue su propósito, que Lennon le complete las letras de sus canciones y la promesa de que en los discos van a incluirlas (y ha prometido que irá a verme a Albacete). Los chicos cumplen su propósito, huir. La vida es fácil si cierras los ojos, es decir si no andas tan preocupado por lo que pueda pasar, por si es posible o no es posible lograr lo que aspiras a lograr, simplemente te lanzas a la carretera con la plena confianza –los ojos cerrados– de que algo pasará. El profesor de inglés parece un tipo bastante cuerdo, no se va a volver loco si no hubiera ocurrido. Pero ocurrió, no se puede vivir con miedo, les dice. Y se despidió a lo grande del tipo aquel que rapó al chico. No, tampoco se había hecho ilusiones con la chica, pero acarició la posibilidad, por qué no, jugaba a cerrar los ojos, y bueno, yo creo que los abría de vez en cuando para no perderse.
El cantinero, el lugar perdido que es aquella playa de Almería, y su hijo, siempre esperando. Antes lo contaba con lágrimas en los ojos, pero ya no, y aún sigue esperando a la italiana, ya no llora, es el sarcoma. Mientras, cultiva fresas: strawberry fields, la arena es para conservar la humedad, la fresa se alimenta del calor.

Vivir es fácil con los ojos cerrados, como no se puede vivir es siempre con los ojos abiertos, como el padre, como todos los padres, con los ojos abiertos y fijos en el futuro, en el futuro de los hijos, en el futuro del país, del mundo. Nada es real y nada hay de qué preocuparse. Volvemos a casa, a las clases de inglés, a una vida nueva en Madrid, a la vida que nos espera.
Me ha gustado, claro. Un tono melancólico, me parece a mi. Esa melancolía de un tiempo pasado, un tiempo asqueroso, por cierto, pero que ya se puede contemplar con melancolía, con la melancolía que provoca la rabia de observar,por ejemplo, esos paisajes hoy. La esperanza de ayer siempre parece mejor que las consecuencias del hoy. Vi esa película (Cómo gané la guerra, 1967) de John Lennon,por cierto; no recordaba saber que había sido rodada en Almería. Ese tono melancólico pero con cierta amargura de D. Trueba me recuerda al de Garci. El acento de la chica es muy natural, nada forzado, Malagueña tenía que ser. El rostro del pibe es fascinante. Y Cámara está fantástico, pero esto ya es repetirse. La dirección de D Trueba me parece perfectamente sobria, sin ciertos excesos o más bien contrastes mal contrastados que percibí en la anterior (Madrid 1987) Tal vez la mezcla de Sacristán y María Valverde no fue bien allí, me pareció forzado ese antagonismo generacional. Aquí, nada me incomodó. Hasta se me humedecieron los ojos, será el sarcoma. O que yo nunca me escapé de casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario