No dejemos a nadie del todo.
Si te vas y dejas al perro solo,
métele una zapatilla en la perrera,
olerá a ti,
se creerá que estás,
se sentirá mejor.
Gloria Fuertes
Para qué nos vamos a engañar
no soy tu perro
aunque mi fidelidad sea perruna
para qué me voy a engañar
nunca gruñiré aunque me robes del plato
para qué te voy a engañar
me he acostumbrado a lamerme solo las pelotas
para qué os voy a engañar
me he perdido de vuelta a casa
para qué la voy a engañar
cuando muevo el rabo
es a ti a quien me alegraría ver
un poema tan bonito como el perrito
ResponderEliminarun comentario tan bonito como el poema y el perrito
ResponderEliminarLa pregunta qué me hago al leer un poema suele ser, primeramente, a cerca de su alcance estético/sentimental. La palabra sentimental debe interpretarse sin exageración, pero sin laxitud: ¿me pone el poema en contacto con la humanidad del poeta, con sus sentimientos? En este caso he de decir que sí. ¿Lo hace de manera estética, bella? He de contestar que también.
ResponderEliminarLlamo la atención sobre el "solo" del séptimo verso que no se sabe bien cómo interpretar: ¿se lamería otras partes de su cuerpo, o la misma parte pero en soledad?
Con respecto a los dos comentarios anteriores, he de decir que me parecen excelentes, y el perrito, muy bonito.
El tercer comentario tiene un que mal acentuado, lo que lo desvirtúa penosamente.
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