martes, 15 de abril de 2014

Arañas

El problema de las palabras es que una vez que sabemos pronunciarlo creemos haberlo comprendido, y seguimos adelante sin haber comprendido nada en realidad, enredándonos cada vez más en una tela de araña que al principio rompemos fácilmente con cierto sentido común y aplicación de deducciones a partir del contexto, pero, a medida que avanzamos, la tela se va espesando, y como no nos hemos quitado bien los restos de las que hemos conseguido romper en nuestro avance, estas también contribuyen a retenernos, y llega un momento en que hay tal acumulación de tela de araña envolviéndonos que, aunque podemos movernos, no avanzamos ni retrocedemos, y nuestro movimiento para lo único que nos sirve es para enredarnos más y llamar la atención de la gran araña, que se aproxima pacientemente, apoya sus mandíbulas sobre nuestras cabezas y ¡CRAC!

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