¿Les he contado alguna vez la historia del hombre que hizo
mortadela con su propia polla?
Estaba en un momento muy bajo de su vida y se enteró de que
la mortadela se hacía con carne de cerdo, así que…
Pues todo empezó porque conoció a una chica… Más bien todo
empezó porque la chica decidió dejar de conocerle a él. ¿No empiezan y acaban
todas las historias así? Pues esta también. Lean, lean cualquier historia de
amor contrariado y me ahorrarán papel.
…
¿Ya han leído? Pues eso que nos hemos ahorrado. Recogemos al
tipo con una pala en medio de la calle. Borracho, sucio, medio loco, aullando
por las noches subido a lo alto de la azotea gritando el nombre de la chica. Pero,
obviamente, la chica no le respondía. Tenía que oírle porque vivía en su misma
ciudad, en alguna parte de la noche vivía la chica. Ya era todo noche para el
tipo que por el día no hacía más que morir, y solo al esconderse el sol
mostraba él su cara a los gatos, a los otros borrachos, a las viejas que se
asoman por la mirilla para verle rodar escaleras abajo en busca de un bar, un
veinticuatro horas u otro borracho dormido que hubiera dejado su tetrabric de
vino a medio terminar en algún callejón. Aullaba como perro herido y maullaba
como gato maula por las calles dormidas y mal iluminadas de esa parte de la
ciudad a la que había ido a parar huyendo de todos sus conocidos y de todos los
desconocidos que lo vieron alguna vez andando orgulloso con el rostro
resplandeciente como una amapola del brazo de ella. Huía de la luz para que la
luz no le devolviera ni su sombra. Un tipo lastimoso en verdad. Un tipo
miserable que se paró un día delante de una chacinería o charcutería. Una
chacinería elegante que ilustraba al pueblo acerca de lo que comía. La palabra
le gustó: chacina, y como en otros
tiempos, cuando andaba con ella, solía ser un tipo ilustrado, supo lo que
significaba esa palabra –no como el autor de este embutido de palabras que ha
tenido que buscarla en el diccionario– y por si los vapores del alcohol barato
y lleno de babas que sorbía del tetrabrick con la boquilla chupada por decenas
de bocas desdentadas hubieran maleado sus neuronas y éstas no le hicieran el
favor de recordar, un primoroso cartel le informaba de que una chacinería era
un local donde se dispensaban embutidos confeccionados en su mayor parte con
carne de cerdo: “anda, como yo”, se dijo el tipo. Y casi podríamos decir que
encontró un sentido a su vida. Madrugó esa madrugada y rebuscando por todo el
chiquero encontró algunos billetes y monedas que crecían como hongos
rancios, tal vez, y fue a sentarse delante de la puerta de un bazar chino en
cuyo escaparate figuraba, resplandeciente como un trofeo, un curioso aparatito
que lucía como un sagrado cáliz mortecino (mortecino ha sido incluido aquí por
el ritmo de la frase no porque sepamos muy bien qué significa)
Y bien. Ahí se estuvo mirándolo arrobado a medida que la
salida del sol iba iluminando el escaparate y los gentiles rayos de la aurora
iban arrancándole tornasoles a su cromada cobertura. Hasta que por fin, a
primera hora oficial, apareció una asustada chinita que le pidió por favol no
tocal escapalate, ensucial dedos sucios, pol favol. Y nuestro hombre, ansioso, extrajo de los bolsillos un montoncito de billetes sucios y arrugados
entremezclados con monedas, y balbuceando con su lengua hinchada y
desacostumbrada al trato con seres humanos –solo perros y gatos, golletes y
picos babosos de tetrabricks– le señaló el preciado tesoro que deseaba
adquirir. La chinita lo miró con desconfianza, y luego le miró las manos con avaricia
remilgosa, espele aquí, le dijo y entró en la tienda cerrando a sus espaldas.
Nuestro personaje quedó aguardando ante la puerta y observando cómo la chinita
se adentraba en la tienda, y se hacía la luz dentro de ella, y luego surgía
detrás de la picadora manual de carne y con gesto descuidado la cogía por el
precioso mango blanco, echaba a andar con ella como quien arrastra a un niño
desobediente a la escuela, todo el rato observada por los ojos ansiosos del
extraño individuo que aguardaba ante la puerta, ansioso, muy ansioso. Se
produjo el trueque de una manera muy poco profesional, y en cuanto la china se
vio con el montoncito de billetes y monedas cerró violentamente la puerta del
local y se puso a contar, pero ya nuestro hombre le había dado la espalda y se
volvía a casa con su preciado objeto asido con ambas manos casi hasta la altura
de sus ojos.
Y hasta aquí puedo contar porque el resto permanece bajo
secreto de sumario. Lo que halló la policía en aquel cuchitril que el individuo
habitaba es perfectamente describible para cualquiera que tenga ojos, pero no
estómago. El cadáver tardó en descubrirse una semana; menos por el olor que
salía de aquella pocilga, que para todos los vecinos era un olor más o menos
habitual, tal vez ligeramente más dulzón en los últimos días, que por las
prisas de la casera por cobrar la semana porque no se fiaba un pelo de la
solvencia de este inquilino y había quince africanos que estaban muy
interesados en alquilarle un huequito en cuanto se le quedara libre algo
decente.
Esta es la historia. Sé que todos esperaban una receta más
elaborada, unos detalles más preciso acerca del proceso de fabricación y no
pienso desilusionarles, así que aquí van:
Ingredientes para Mortadela Casera:
500 g de carne magra cerdo “Excesivo, pretencioso, pensó el
tipo, yo apenas tengo veinticinco gramos”
250 g de tocino fresco: “tocino sí que tengo, de eso no me
va a faltar”
350 g de tocino salado (panceta) “tengo tocino de sobra y
tampoco me falta sal. Resuelto”
250 g de carne vacuna “Un juego de palabras fácil sería que
aún tengo la marca de la vacuna, pero no da para doscientos sin cuenta “
1 cucharadita de salitre “salitre, si se refiere al moho que
crece en las paredes por la humedad, vale”
1 cda de condimento especial para mortadela “impreciso. Algo
así como lo definido dentro de la definición”
1 cda de sal “Salgo”
1 cda de fécula de maíz “esto me suena a pedo de maíz”
2 cdas de harina de mandioca “Si mandioca es uno de esos
africanos valerosos …”
1 taza de agua “agua, esto puede echar a perder el producto,
mejor vino”
bolsas plásticas especial para embutidos “ en alguna parte
debo tener condones”
Cómo hacer Mortadela Casera paso a paso:
Picar la carne de cerdo “Procedamos…”
Me gustaba, la mortadela.
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