miércoles, 3 de julio de 2013

Oda, o lo que sea, a Svidrigáilov


Oda a Svidrigáilov

¡Oh, tú, crápula! ¡Oh, tú, vicioso!
¡Maldito cínico, vividor!
Tú como muy pocos lo entendiste:
se vive para lo que se vive, para vivir,
y cuando ya no da para más
ahí nos está esperando América.

A ti te paró un muro llamado Dunia,
nunca creíste eso posible, que a ti te parase un muro
invisible con nombre de mujer,
quisiste reaccionar, con vileza,
pero ya era tarde, amigo, ya era tarde,
no pudiste ser vil, y comprendiste,
solo te quedaba, en fin, América.

Un último instante de salvación tuviste
el mismo diablo vino a tentarte,
aquella risa pícara, que saltó de aquel rostro inocente,
te espantó, y ese espanto te llenó de sorpresa,
ya no soy el mismo, pensarías,
me he echado a mejorar, de aquí
solo se va a América.

2 comentarios:

  1. Perdóname si esa no era tu intención, pero a mi me ha parecido muy humorístico el poema.

    A lo mejor no es culpa del poema, sino de la medicación.

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  2. No sé cual era mi intención. Svidrigáilov es un tío que me cae muy bien. El tonillo -aparte que inevitable en mi- pretende congraciarse con el propio Svidrigáilov.

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