Me encantan estos dos diálogos:
-Qué es la democracia, padre
-No creas que yo la entiendo muy bien. Como cualquier otra clase de gobierno. Creo que tiene que ver con que los jóvenes se maten unos a otros, me parece.
-Y por qué no se matan los viejos.
-Porque los viejos tienen que mantener el fuego en sus hogares.
-¿Y eso no lo pueden hacer los jóvenes?
-Los jóvenes no tienen hogares, por eso van a matarse unos a otros.
-Cuando me toque el turno a mí, ¿querrás que me vaya?
-Por la democracia todo hombre debe entregar a su único hijo.
-Yo no lo entregaría.
-Yo no estaré aquí para impedirlo, Joe. Rodéame con tus brazos, necesito su calor para alejar el frío de la muerte.
-No puedo.
-Por favor.
-No...
-Al final siempre pasa igual, todo hombre debe afrontar la muerte por sí mismo, solo.
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Ha sido un sueño. Ha tenido que ser un sueño. ¿Cómo distinguir lo que es un sueño y lo que es realidad si no puedo apreciar si estoy dormido o estoy despierto? Es posible que la rata sea real y esta enfermera sea un sueño. Dios mío, ¿cómo puedo saberlo?
-Lo que hay que hacer es gritar. A veces a mí también me pasa. Sueño que alguien me busca y quieren matarme. Y que mi padre y mi madre huyen conmigo a Egipto. Oigo el ruido de los soldados persiguiéndonos. Y entonces grito. Grito con fuerza. Y el grito me despierta. Entonces sé que ha sido un sueño. Así que lo que tienes que hacer es gritar.
-Pero es que no puedo gritar. Ni siquiera puedo susurrar.
-Susurrar no te serviría de nada. Otra solución es decirte a ti mismo: "espera un momento, esto es una pesadilla y tengo que despertar para que termine". Haces un esfuerzo para abrir los ojos y el sueño se desvanece.
-No puedo abrirlos porque no tengo ojos.
-Bueno. Eso complica las cosas. En ese caso te conviene autodisciplinarte antes de quedarte dormido. Decirte a ti mismo: "me voy a dormir y no voy a tener pesadillas". Se puede hacer, sabes, con práctica. Te vas sintiendo adormecer...
-No me siento adormecer. No tengo nada para sentirme adormecer.
-¿Nada?... Bien, hay que enfocar el asunto de otra forma distinta. Empezaremos dando por hecho que todo es un sueño, lo cual es cierto porque cuando estamos despiertos tenemos un tipo de sueños y cuando estamos dormidos tenemos otros. La diferencia está en que los del día los controlamos y los de la noche nos dominan. No tienen control. Piensalo bien. Cuando soñaste lo de la rata ¿controlaste el sueño o te dominó el sueño a ti?
-El sueño a mí.
-Sí, exacto. Si hubiera existido la rata la habrías espantado, ¿no?
-¡Desde luego!
-El hecho de que no la espantaras demuestra que todo fue un sueño.
-¡Sí! Sí...la...No me sirve. Aunque hubiera sido real no la hubiera podido espantar porque no tengo brazos...
-No tienes brazos...
-No tengo nada. No soy más que un pedazo de carne con vida.
-No eres más que ... Esto es una pesadilla peor que tus sueños. Sería cruel fingir que alguien puede ayudarte. ...Tú lo que necesitas es un milagro.
-No, un milagro no; dime que la rata era real y lo que me pasa es un sueño.
-Me parece que sería mejor que te fueras, eres un hombre con muy mala suerte y no tengo palabras.
-Sí, sí, pero antes dime solo una cosa, ¿tu y yo estamos aquí en realidad o es también un sueño?
-Es un sueño.
-¿Cómo lo sabes?
-Por que yo también soy un sueño.
-No te creo.
-Nadie me cree. por eso soy tan irreal como todos los demás sueños que no se han realizado.
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Johnny cogió su fusil. (1971, Dalton Trumbo)
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