miércoles, 22 de mayo de 2013

Una aventura sexual

Cuando venía de desayunar, pasé fumando por delante de una señora, unos setenta años o más, que se asomaba a la puerta de su casa, a pié de acera. La señora me llama, me detengo y retrocedo hasta ella. Me pide un cigarrillo. Saco la caja del bolsillo y extraigo uno que le ofrezco. Ella se lo lleva inmediatamente a los labios lo que me impele a buscar en el otro bolsillo el mechero. Se lo enciendo. Ella me mira fijamente. Yo sonrío con condescendencia, una cierta suficiencia jactanciosa desde mi juventud de casi cincuenta años frente a su ancianidad veinte años mayor. Pero su mirada es intimidatoria y bajo la vista. No dejo de percibir la turgencia de sus pechos que atribuí a alguna suerte de ingenio cosmético. Ella exhala una larga bocanada tras retirarse el cigarrillo de los labios y, sin apartar la mirada: –Gracias. ¿No querrías echar un polvo con una pobre vieja?. La propuesta me deja helado por un momento. Luego me recupero, y en un tono falsamente desenvuelto respondo: –Se lo agradezco, pero no estoy seguro de que mi cuerpo supiera responder adecuadamente. Y no crea que son prejuicios –miento, en realidad los tengo–, ya hace tiempo que se manifiestan los síntomas. Esta respuesta me situaba, creía yo, fuera de peligro, por lo que arriesgué en afinar más la explicación para dejar a salvo la dignidad de la mujer: –Como no sea que pueda usted proporcionarme una pastillita mágica, no podría cumplir... No me dejó terminar, se le iluminó el semblante que cambió a una expresión sorprendentemente infantil, creo que así puedo describirla: –¡Tengo!, mi marido, al morir, dejó toda una caja sin usar. No creo que hayan caducado en dos años. No supe qué decir, pero de pronto su rostro me pareció atractivo y la dureza de su mirada se había ablandado hasta un tono muy cercano a la súplica. Alguien en mí apartó al pusilánime hacia un lado y tomó a la señora por la cintura casi arrastrándola hacia la casa: –¡Pues vamos adentro!

2 comentarios:

  1. ¡Tengo que presentarte a mi abuela!

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  2. "No deja de sorprenderme la gente que dice que va a hacer algo, y lo hace"

    Muy bueno, lo hizo, sin duda alguna.

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