jueves, 24 de enero de 2013

Las tentaciones de San Riforfo



San Riforfo vive atormentado. Quiere ser bueno a sus ojos, pero no sabe cómo. “¿Cómo he de ser bueno?, Señora”, pregunta día y noche a su Señora Diosa. Y ella no responde. San Riforfo no escucha este silencio, porque sus súplicas esconden el ansia orgullosa de que su Señora se dirija a él y lo distinga de entre todos los hombres con su palabra. Y cada día, incansable, ora y ora sin parar, pidiendo, suplicando una señal que le enseñe a ser bueno.

 ¡Oh san Riforfo, pecado de orgullo y soberbia cometes al no advertir que en el silencio de tu Señora está la respuesta que te niegas a oír!:

¡CÁLLATE!

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